miércoles, 11 de junio de 2014

Carboneros de la frontera





JIMANÍ. "¿Qué
quieren? ¡No dominicanos, pa tra, pa tra!" exclama enfática la mujer de
tez oscura, unos seis pie de estatura y contextura fuerte que parece
dirigir a un grupo de haitianos que transporta sacos de carbón de
contrabando a través del lago Azuei.


Mientras vocifera, se
aproxima súbita al vehículo de los visitantes (equipo de prensa) en
aquella humilde comunidad ubicada entre Tierra Nueva y Las Lajas,
quienes le manifiestan que están ahí para ver el lago. 


"¡Pa tra, pa tra!",
insiste, consiguiendo que los viajeros se dieran la vuelta. El resto de
haitianos se mantiene atento: unos ríen, otros observan y algunos afilan
machetes, mientras decenas de sacos de carbón -que consiguen con la
depredación de los bosques de la parte sur dominicana-, reposan a la
espera de ser montados en los pequeños barcos que utilizan para
cruzarlos hacia Haití. 


La tensión sólo permitió que el fotógrafo captara una imagen durante el minuto que estuvieron allí.



Según estadísticas del
Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, desde 2011 a la
fecha, se han incautado 17, 897 sacos de carbón ilegal; se ha apresado y
sancionado a 240 personas, respectivamente, y sometido a 97 en las
provincias Independencia, Bahoruco, Azua y Barahona. 


Los hermanos dominicanos
Julio César y Martín Báez Santana son señalados en Tierra Nueva, Jimaní
como unos de los principales autores de este negocio ilícito, que según
investigaciones del Grupo Jaragua, desarrollan con el apoyo de altos
militares.


"En ocasiones se han
pronunciado en público, diciendo que mientras el general Campusano esté
ahí, nadie puede tocarlos", resalta el Grupo Jaragua en una denuncia
depositada en 2011, ante la Procuraduría para la Defensa del Medio
Ambiente y los Recursos Naturales. 


"Lo que está pasando con el
carbón es una destrucción terrible, sobre todo en áreas protegidas de
República Dominicana. Nosotros hicimos una denuncia sobre este caso con
nombres y fotos de lugares de trasiego de carbón y a la fecha no tenemos
respuesta, pero tampoco vemos que se estén aplicando medidas para
corregir la situación y lo preocupante es que cada vez vemos más áreas
deforestadas, porque todo el carbón que demanda Haití está saliendo de
aquí y lo que nos preguntamos es: ¿Qué pasará con los bosques
dominicanos?", precisa Yolanda León, del Grupo Jaragua. 


Desidia de las autoridades


El caso de los hermanos
Báez que menciona León, es conocido hasta por el director provincial de
Medio Ambiente en la provincia Independencia, Julio Román, quien además
asegura que ellos no son los únicos contrabandistas.


"Esos no hacen tráfico de
carbón aquí arriba en la Sierra; ellos están en la zona allá abajo por
el área del Lago Enriquillo, por donde dicen Arroyo Blanco, y desde ahí
hasta Neyba, los bateyes, batey 8, batey 9, Tavila, Galván, Tamarindo y
esas zonas", especificó Román.


P. ¿Por qué si se sabe de ellos, no se les impide que continúen desforestando?


R. "Cómo
le digo... aparte de los hermanos Báez, por ahí debe haber alrededor de
diecisiete a veinte personas que realizan esa práctica y lo último que
ellos están haciendo es que los choferes de los camiones son nacionales
haitianos, para que los que siempre se atrapen sean haitianos". 


P. ¿Qué conexión fuerte tienen estos hermanos que se conoce de ellos y se les permite que continúen trabajando?


R. "Bueno,
yo lo que le digo es que el carbón no lo cargan ni en helicóptero, ni
en avión, y hay alrededor de 13 a 15 puestos de control del Cesfront y
del Ejército Nacional en la zona. Medio Ambiente tiene debilidad de
personal, sólo cuenta con dos efectivos en la provincia y mayormente
esos casos cuando atrapan un camión, son ellos que nos los pasan a
nosotros", enfatiza.


Diario Libre se trasladó a
la casa de los hermanos Báez para conocer sobre su implicación en el
negocio y la razón por la que se dedican a éste. 


"En Tierra Nueva no hay
otra cosa de que vivir y a veces uno halla 50 sacos de carbón y tiene
que cargarlos obligao, pero ahora con el Cesfront no puede uno, porque
en lo que te mandan a buscar el carbón es lo mismo que ellos te piden.
Ahora tenemos mucho tiempo que no vendemos, porque el Cesfront no nos
deja", explicó Julio Cesar Báez, uno de los hermanos señalados como
contrabandistas.
 
 
 
Entrevistado en el patio de
una de las casas que tienen en la zona-una de aspecto lujoso al igual
que la jeepeta- y donde DL pudo ver varios sacos de carbón, Báez aseguró
que llevan más de un año sin vender el material y manifestó que los
sacos de su casa los utilizan para cocinar.


Sin embargo, esta
declaración se contradice con una retención que les hizo el Cesfront de
dos camiones cargados de carbón el 20 de noviembre de 2013, y un recurso
de amparo interpuesto por ellos (los hermanos Báez) en contra de la
autoridad fronteriza, con el que buscaban la devolución de sus
camiones. 


El fallo se hizo a favor de
los hermanos Báez, pues la magistrada Leucadia Fortunata Méndez, del
juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de Independencia,
dijo que el Cesfront no cumplió las reglas judiciales.


"Cuando apresan a una
persona o la sorprenden en una infracción penal, su deber es ir a las
autoridades competentes, en este caso el Ministerio Público de Medio
Ambiente, no quedarse y detener ellos", precisa la magistrada, quien en
principio había asegurado que en los siete años que llevaba en el
puesto, sólo había llegado un caso de carbón en 2009. El caso de los
hermanos Báez lo reveló luego de que DL le hiciera la mención.


Durante el proceso judicial
estuvo presente como testigo el procurador adjunto de Medio Ambiente,
Bolívar De Oleo Montero, quien calificó el recurso de amparo como
correcto.


"Medio Ambiente tiene
servicio de seguridad, no es a ellos (al Cesfront) a quienes  les toca
guardar, qué hace el Ministerio, le pone una multa administrativa, si
paga se le devuelve", destaca De Oleo en el recurso de amparo.


La historia concluye con la
entrega inmediata de los camiones a los hermanos Báez, pues así lo
ordenó la magistrada en su fallo, en el que además otorgó un plazo de 48
horas al Cesfront para la ejecución de la decisión, de lo contrario
debían pagar RD$500 diario por cada día de retardo. 


Cortes centenarios: el bosque, desaparece


Este contrabando "se está
comiendo pedazos por pedazos el bosque dominicano, y lo está
convirtiendo en áreas desnudas, pero poco a poco", manifiesta el
estadounidense Jake Kheel, quien lleva más de cuatro años estudiando el
tema para su documental "Muertes por mil cortes".


"Es un proceso que cada vez
que vamos a la montaña a filmar se ve que va desapareciendo, vemos una
loma nueva que ya está cortada o hay otra zona que está pelada no estaba
hace unos meses, entonces, es la forma lenta en que va pasando esa
situación que casi se hace imperceptible para las personas que no están
al tanto", explica Kheel.
 

 
Una muerte lenta que durará
años en reponerse, y así lo parafrasea Kate Wallace, de unos 80 años,
quien tiene una villa en Sierra de Bahoruco y dice que lamenta lo que
está sucediendo con el bosque.


"Están destruyendo árboles
centenarios y la verdad que es una pena, son árboles que llevaran años
en reponerse y la verdad es que no tenemos tanto tiempo para verlos
crecer", comenta afligida esta amante de las aves quien además teme que
con esta práctica se queden fuera de su hábitat natural. 









(Mapa con las zonas y árboles afectados en el país)
 
Hidrología y fauna afectadas


La desforestación está
llevando a que en muchas zonas de la frontera, el clima se torne más
árido y los ríos pierdan su caudal, según relata Jake Kheel.


"Una experiencia que tuve
fue cuando visité el rio Bahoruco y una persona local me dijo ese río
que ves ahora, antes era un río impresionante que se oía de lejos y ya
es algo pequeño, pregunté: ¿y qué ha pasado?, me dijo: Bueno, hay una
desforestación que se viene haciendo de par de años y eso está
afectando". 


Mientras a Jerbin Vólquez, del Grupo Jaragua le preocupa la fauna.


"Las personas vienen aquí
en busca de carbón y cavan en los agujeros donde se encuentran las
iguanas (Ricordi), las capturan, se las llevan al pueblo, la venden o se
la comen, por eso nosotros estamos pidiendo que no devasten, que no
tumben todos los árboles", precisó Vólquez.
 
 


Mártires del contrabando


Pero el contrabando de
carbón no sólo está afectando la flora y la fauna de la frontera
dominicana. Esta práctica también mantiene intimidados a muchos y
comienza a destruir la vida de otros.


Evril Joseph, de 28 años y
de nacionalidad haitiana, es una víctima del contrabando de carbón.
Cuenta que su esposo Melaneo, un guardaparque dominicano, fue asesinado
supuestamente por un haitiano tras encontrarlo fabricando carbón en
Sierra de Bahoruco.



"Yo a ese negro ni siquiera
lo conoco. Me duele y a vece hablo por mí misma porque soy haitiana,
los haitianos no son fácil, hay alguno que son bueno, pero la mayoría
son degraciao", relata la joven, madre de seis niños, tres de ellos del
guarda parque con quien residía en Puerto Escondido.


Tenía cinco meses de
embarazo cuando lo mataron, ahora la niña cumplirá dos años y para
mantenerla junto al resto de sus hijos, debe recoger ají picante, con lo
que logra conseguir máximo RD$250 por día. A veces dura meses sin
trabajar.


"¡Eso no e fácil, con 200 peso uno cocina lo que puede cocina, arro blanco vacío, eso no da pa na, ya no aguanto ma!". 


Cómo se hace el carbón 


La realización del carbón conlleva varios pasos: 


1- Talar los árboles y cortarlos en pedazos


2- Formar el horno: Colocar
un pedazo de madera pequeño en el centro, luego los palos cortados se
van colocando en círculo en forma de choza.


3- El horno se cubre con grama y luego con tierra


4- Por último, se incinera y se espera unos tres días para que se convierta en carbón.
 
El proceso completo dura entre ocho días a dos semanas, dependiendo de la cantidad de árboles talados.









Quiénes lo hacen 


Los que talan son personas
de escasos recursos que por lo regular son contratadas por los
contrabandistas o realizan el trabajo de manera particular para
venderles el saco. Son haitianos y dominicanos que se dedican a esta
práctica como única vía para garantizar el sustento de su familia.


"Lo hacen porque no hay
otra alternativa en esa zona, de hecho, casi todos los productores nos
han dicho: Mira si yo tuviera otra cosa de donde ganar dinero, no lo
haría", resalta Jake.


Un trabajo difícil donde
pasan horas e invierten un gran esfuerzo físico, siempre acompañado del
riesgo y el miedo de que las autoridades los encuentren y les desbaraten
el horno. 


Diario Libre intentó hablar
con un grupo de obreros que encontró en una de las zonas, pero estos
encendieron el camión donde llevaban árboles talados y emprendieron la
huida. (Foto del camión)


Transporte, venta y ganancia


Cuando obtienen el carbón
vegetal, lo empacan en sacos por lo regular de color blanco y lo
transportan en mulos los de la Sierra y desde allí lo llevan hacia
Haití. Los de Duvergé y zonas aledañas, son transportados en camión y
llevados hasta el lago Azuei, desde donde lo trasladan a Haití en
pequeños barcos.


La venta dependerá de la
calidad del carbón y de la madera que utilicen, así como de su tamaño.
Los obreros que desarrollan el negocio de manera particular, venden el
saco a los contrabandistas en unos RD$120. Luego los contrabandistas
ponen su precio.


En el caso de los hermanos
Báez, dicen que vendían el saco de carbón en "60 dóllar haitiano, 260
pesos dominicanos". Sus ganancias: RD$9 y 10 mil por viaje. 



(Mapa con las rutas que los traficantes utilizan para exportar el carbón hacia Haití)


Comercio en Haití 


Cuando el carbón llega a
Haití, los vendedores vacían los sacos y reorganizan el material para
ofrecerlos a sus ciudadanos en el mercado de Croixs de Bouquets, a las
afueras de Puerto Príncipe.


"La venta en el mercado de
Haití, no es simplemente te vendo un saco, muchas veces viene una señora
y compra una latica, otra medio saco, hay toda una logística y
movimiento", refiere Kheel.


En Haití, según cuenta todavía se hace carbón a pesar de la poca cantidad de árboles que queda en ese país.


"Pero según nos dijeron la
calidad del carbón en Haití es mucho menor que la del carbón dominicano,
porque el tamaño de sus árboles es inferior". 


Labor de las autoridades


Escasos guardabosques 


Las autoridades de Medio
Ambiente apuestan a combatir la depredación de los bosques con la
vigilancia que ofrecen los guardaparques y guardabosques, los cuales
admiten no son suficientes para la cantidad de terreno que deben
cuidar.


"No puedo decir ahora cuál
sería el número de guardabosques ideal o el mínimo deseable, porque ya
eso es un trabajo que quizás deberíamos pensar en un ejercicio de
planificación que en esos términos no lo hemos hecho, pero no hay duda
de que si tuviéramos más personas se podría hacer un mejor trabajo",
manifestó Manuel Serrano, viceministro de Medio Ambiente.


Para proteger los bosques
de las cuatro provincias afectadas por el contrabando de carbón, Medio
Ambiente cuenta con un personal de 27 guarda bosques: 15 en
Independencia; 6 en Barahona; 4 Azua y 2 en Bahoruco.
 
Sin vehículos, arma de
fuego, ni equipos de seguridad, los guardabosques se pierden en el
bosque por un salario por debajo de los RD$8 mil.


Chequeos esporádicos


A pesar de que en las
referidas provincias existen diferentes puntos de chequeo, muchas veces
los militares no lo realizan. Diario Libre viajó en una camioneta sin
rotulación y sólo en uno de los puntos detuvieron el vehículo para ser
supervisado.


Según informes del
Ministerio de Medio Ambiente, en la provincia Independencia existen 14
puestos de chequeo, tanto del Ejército como del Cuerpo Especializado de
Seguridad Fronteriza (CESFRON); en Bahoruco, dos: La Fortaleza Cambronal
y en el Salado; en Azua, dos y en Barahona, cuatro.

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