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Alí Rodríguez Araque: “Sudamérica es una potencia, pero falta criterio común para defender las riquezas”by Raúl Dellatorre |
Alí
Rodríguez Araque, secretario general de la Unasur, propone un debate
regional para lograr “un criterio común de defensa de nuestros recursos,
el control de su soberanía y su propiedad”. Un acuerdo posible y
necesario, asegura.
“¿Por
qué nos buscan las potencias y nos quieren dominar? No porque seamos
una potencia industrial, militar o nuclear: es por nuestros recursos
naturales.”
Alí
Rodríguez Araque, secretario general de la Unasur, encabezó este último
miércoles en Chile la reunión de cancilleres de la región y viajó
inmediatamente hacia Argentina, donde mantuvo varios encuentros
vinculados con un próximo encuentro, a realizarse en este país este
mismo año, sobre “soberanía y defensa de los recursos naturales”. “La
mayor fortaleza de la región está en sus recursos naturales. Tenemos el
27 por ciento de las reservas de agua dulce del mundo, somos una
potencia energética y no sólo en hidrocarburos, porque aquí se
encuentran todas las fuentes primarias de energía. ¿Por qué nos buscan
las potencias y nos quieren dominar? No porque seamos una potencia
industrial, militar o nuclear: es por el acervo en recursos naturales.
¿Qué nos falta para convertir ese acervo en una fuente de de-sarrollo e
integración? Visión. Este es un eje estratégico para Unasur, lograr que
tengamos un criterio común en la defensa de la soberanía de nuestros
recursos, y sobre la propiedad de nuestros recursos”, manifestó Alí
Rodríguez, en un diálogo que compartió ayer con un reducido grupo de
periodistas en un hotel de Buenos Aires.
El
actual titular de Unasur es venezolano. Fue presidente de la petrolera
estatal Pdvsa en los primeros años del gobierno de Hugo Chávez. Fue
ministro de Energía y en ese rol llegó al cargo de secretario general de
la OPEP (organización de países exportadores de petróleo) y también
canciller. Todos, puestos relevantes y estratégicos en los que fue
designado por el jefe político de la República Bolivariana fallecido
hace un año. Fue quien lo propuso, también, para ocupar su actual cargo
en la Unasur. Alí Rodríguez no descuida lo que sucede en su país, ni
desvincula el actual ataque que recibe la democracia venezolana de lo
que él considera el eje principal de su trabajo actual al frente del
organismo regional: los recursos naturales.
“El
petróleo fue un factor clave en la determinación de muchas acciones
violentas en la historia reciente, de muchas matanzas. ¿Qué explicación
se le da, si no, a la devastación producida en Libia, en Siria, y varios
años antes en Irak? En el caso de Venezuela, se trata de un país con
una reserva de 300 mil millones de barriles de petróleo, la más
importante del mundo, y sólo en una franja, la faja del (río) Orinoco.
Eso explica la posición que adopta, frente a nuestro país, una potencia
que con una población del cinco por ciento de todo el mundo, consume más
del 25 por ciento de la energía demandada por todo el planeta”,
observa. “El acceso a los recursos naturales, no importa en qué lugar
del mundo se encuentren, es para Estados Unidos un problema de seguridad
nacional. Así lo expresan diversos documentos oficiales. Si es así, a
cualquier país que establezca decisiones soberanas para sus recursos
naturales, como hizo el gobierno de Hugo Chávez al transformar la
política petrolera, lo consideran una amenaza a su seguridad nacional.
No están muy lejos de decirlo abiertamente...”, ironizó.
La
defensa de la soberanía sobre los recursos naturales de la región es,
según la visión de la Secretaría General de la Unasur, la oportunidad de
contar con “un eje dinámico en la estrategia de integración y unidad”
y, a la vez, una barrera contra los ataques a los procesos democráticos
que se consolidaron entre fines del siglo XX y lo que va del actual. “Al
mismo tiempo que nuestras tierras alojan una riqueza de enormes
proporciones, sobre ellas todavía habitan 137 millones de seres humanos
que padecen la pobreza”, puntualizó, vinculando esa paradoja con la
existencia en la región de “gigantescos consorcios internacionales”, que
hacen pesar su poder para lograr el otorgamiento de derechos para la
explotación de los recursos naturales.
Alí
Rodríguez planteó, como objetivo para la región, alcanzar “un criterio
común para la defensa de la soberanía sobre los recursos naturales, un
criterio común sobre la propiedad de esos recursos”, para así poder
asegurar el acceso a su uso por la población. “Sudamérica es una
potencia energética, no sólo en petróleo y gas sino que aquí se
encuentran todas las fuentes primarias de energía. El ejemplo es
Venezuela, que con una enorme riqueza petrolera, el 72 por ciento de su
energía eléctrica es de origen hidráulico.
Sudamérica
posee las reservas de agua dulce más importantes del planeta: el
acuífero Guaraní, el Amazonas. Es inconcebible que la región siga siendo
la más desigual del mundo, que haya población que pase hambre, o que no
tenga acceso a la electricidad. Es un problema esencialmente de visión
estratégica: encaramos visiones y políticas de dimensión mundial, con
visiones y políticas locales. El resultado no puede ser otro que la
pérdida de fuerza en la relación con los gigantes mundiales”, sostiene
Alí, reiterando lo ya señalado en los documentos que elevó como
propuestas a los jefes de Estado de la Unasur.
Para
quien fuera el máximo representante de Hugo Chávez en política
internacional, las divergencias políticas entre gobiernos de la región,
así como el dispar nivel de relaciones con Estados Unidos, no son un
obstáculo insalvable para alcanzar consensos en materia de soberanía
sobre los recursos naturales. “La mejor experiencia que puedo ofrecer,
el mejor ejemplo, es el de la OPEP (que reúne a los once principales
países exportadores), de la que fui secretario general. ¿Alguien puede
imaginarse un organismo con identidades más diversas? Ahí están desde
Arabia Saudita a Venezuela, y países árabes peleados entre sí. Incluso
en los tiempos en que Irak e Irán estaban en guerra, sus representantes
llegaban a las reuniones a discutir las cuestiones del petróleo, se
arribaba a acuerdos y todos los respetaban. Unasur, en cambio, es una
región de paz. No hay conflictos armados entre sus miembros desde hace
por lo menos un siglo. Hemos aprendido a trabajar y demostrar unidad en
la diversidad, como en la reciente manifestación sobre los
acontecimientos en Venezuela, condenando la violencia, declarando la
irrestricta defensa de la democracia, y del gobierno de la República
Bolivariana elegido democráticamente por su pueblo. Además, no
estaríamos más que reclamando que se cumpla la resolución 1803 de las
Naciones Unidas (del 14 de diciembre de 1962), en donde se consagra que
el derecho de los pueblos y de las naciones a la soberanía permanente
sobre sus riquezas y recursos naturales ‘debe ejercerse en interés del
desarrollo nacional y del bienestar del pueblo del respectivo Estado’.
La propia Casa Blanca (sede del gobierno estadounidense) debería
entender que relacionarse con respeto hacia la región sería beneficioso
para ambas partes, porque aumentaría las posibilidades de producción de
materias primas que ellos demandan.”
(Tomado de Página 12)
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