sábado, 15 de febrero de 2014

MARTI EN LA PRENSA



MARTI EN LA PRENSA
PAGINAS DEL PRESIDENTE DE LA ACADEMIA DOMINICANA DE LA HISTORIA. FEDERICO ENRIQUEZ Y CARVAJAL, 16 de julio de 1929, aparecido en la Revista CLIO,  julio a octubre de 1943, año XI Núm. 60
El Apóstol. José Martí, figura en el escaso número de los raros. Raro y Genio son sinónimos cuando se trata de próceres eximios en una  o en varias  de las nobles actividades del espíritu. – Raro como los montes”—dijose él, con efusiva, frase fraterna, en su admirable carta testamento, y  digo de  él con frase admirativa: Raro como un monte épico: como  el Rubí, como el Pichincha, como Capotillo.
Desde el alba, aún en la adolescencia, enaltecida por el salvaje fusilamiento de los estudiantes cuando apenas salían  del abril florido, vibró en  sus labios el temblor sagrado de la viril protesta, fue revolucionario por encima  de cualesquiera  otras actividades  de su vida.  En tres o cuatro lustros no desvió la vista,  la de los  ojos  del alma, del gran  libro de la Naturaleza, sino para fijarlos con amor, con dolor, pensando en Cuba en el gran  libro de la Historia.
Luego, cuando hubo  llegado su hora, recogió la bandera de Yara, la tremoló en su turno como maestro guía de los pinos nuevos, de los viejos libertadores. Cumplía el evangelio de su apostolado nacionalista. Como  apóstol y poeta, lo mismo en la tribuna que en la  lira, lo mismo en el periódico que en el libro, había vibrado y continuaría vibrando su alto y radioso espíritu de edificaciones cívicas, éticas, estéticas.
Su obra litería de orador, ensayista, poeta y periodista. Épica o lirica, académica o tribúnica, es variada y armoniosa como su vida. Como  un rosal de encendidas rosas,  émulas de llama, son sus poemas. Como  un rosario de estrellas, émulas de sirio, son sus  ensayos y sus discursos. Su vida, su obra se identifican MARTI pensó, hablo y actuó siempre. Vale decir. “vivió sólo por su ideal cubano y antillano, sólo por Cuba redimida y absolutamente  libre, para todo y con todo como factor de la civilización del mundo”.
“Todo por Cuba”, fue su lema, todo por la Patria,  fue su credo; aunque para él la Patria, nunca seria triunfo, sino deber, agonía. Su muerte, inmolación, fue un digno  epílogo  de su magna obra, lo que es igual, de su vida óptima.
El Periodista. Esas ideas y impresiones, a  menudo renovadas en mí monólogo interior, tal como las dejo escritas, hémelas revivido ahora la lectura  de  un extenso estudio, documentado, acerca de la labor realizada por José Martí como periodista. LOS PERIODICOS DE MARTI, se intitula ese estudio histórico de 118 páginas del  BOLETIN DEL ARCHIBO NACIONAL, de Cuba, en la adicción correspondiente al año  XXVII, o sea  el 1928.
HERALDO DE LA REVOLUCION. Es  un trabajo  completo. Se  le debe a la dedicación acuciosa, benedictina, del director del BOLETIN y jefe de archivo. Es digno de loa. Forma legión el número de  los periódicos de diversa índole en los cuales escribió el cubano insigne, como director o colaborador, en un lapso de un cuarto de centuria.
La nómina comprenden diarios y revistas de España, México, Guatemala, Venezuela, Colombia, Uruguay, Argentina,  Los Estados Unidos de América, en esos heraldos de la Prensa escribió Martí casi todo lo que  se conserva  de su verbo y su pluma en distintas series de libros. Son incontables el número de páginas suyas  insertadas en  otros periódicos de esos países y de otros del continente y de las Antillas. Algunos fueron reproducidos en periódicos dominicanos
Patria Libre, semanario habanero, ofrece dos facsímiles. En el uno se  reproduce la primera  plana del único número  publicado  de ese hebdomadario. En el otro se  copia, en dos planas vecinas, la edición príncipe del poema Abdala, de José Martí, que es una bella leyenda dramática. Ese  único número vio a la luz el 23 de  enero de 1869. Cinco días después cumplía el poeta, aun  imberbe, sus 16 años.
Otros dos facsímiles  corresponden a sendas ediciones  de un quincenario, Revista Venezolana, que sólo alcanzo a vivir  una quincena. El 1ro al 15 de julio de 1881, respectivamente circularon  sus dos números en Caracas. Martí fue director de esa efímera revista. En la segunda edición dió a conocer  el errante periodista su magnífico estudio sobre la obra y vida del  prócer prestantisimo  que fue Cecilio Acosta. Ese  ensayo lo reinserta integro el BOLETIN DEL ARCHIVO. Emerson y Cecilio Acosta, ambos de su  áureo  estilo, son dos estudios biográficos insuperables
Siguen los facsímiles  de La Edad de Oro. Es la revista mensual que, en el año 1889, publico Martí en New York  como una ofrenda de amor a los niños. Cada edición  era un ramo de flores, deshojado por el padre sobre las cabezas infantiles, era como un regalo de los dioses.
Patria, con sendos facsímiles  de su primero y de su último número cierra con  una información cabal el estudio referente a José Martí como periodista. Con  ese semanario sabatino, en  su primer, ciérrese el ciclo del apostolado  revolucionario  del patriota ilustre  en la prensa periódica. Martí  lo fundó en marzo del  1892, y  lo tuvo bajo su dirección hasta diciembre de 1894. Para él fué cátedra  y tribuna cívica. Su espíritu, a plena luz de patriotismo en vela, vibra en sus páginas como la voz del derecho armado, en  ese trienio, y luego perdura,  cuando se convierte en bisemanario, como el eco fiel de la lucha armada, desde febrero  del 1895 hasta el 31 de  diciembre de 1898. Ya Cuba libre
Patria, permaneció en el estadio de la prensa siete años, desde  el 14 de  marzo de 1892 hasta el 31 de diciembre del 1898. Fueron 522  sus ediciones. Sus directores  sucesivos, fueron: José Martí, Enrique José Varona y Eduardo Yero. En su redacción figuraron: Tomás Estrada Palma, Manuel Sanguily, Benjamín  J. Guerra, Gonzalo de Quezada, Manuel de la Cruz,  Sotero Figueroa, Manuel             More, Nicolás Heredia y Francisco de Pauda Coronado.
Tuvo una legión nutridísima de colaboradores. La nomina de los mismos ocupas 18 columnas en nueve páginas  del BOLETIN  DEL  ARCHIVO. Seis de ellos dominicanos nativos: Máximo Gómez y su hija Clemencia Gómez, Nicolás Heredia, Rafael  Abreu Licairac, Leonor María Feliz y Federico Henríquez y Carvajal. Tres dominico-portorriqueños: Lola Rodríguez de Tió,  Eugenia María de Hostos y Ramón Emeterio  Betánces.
Periódicos Dominico-Cubanos: Cinco semanarios que  no tuvieron  una larga vida, fueron  aquí  voceros de la causa Cubana.  En la ciudad de Santo Domingo hubo tres: EL LABORANTE, en 1869, a  poco tiempo del grito de la Damajagua,  redactado por Domingo del Monte, matancero, periodista, literato, autor de una novela vernácula intitulada LA BOCA DEL CANIMAR.
EL UNIVERSAL, en 1869-1870, redactado por  Federico Giraudi, santiaguero,  que durante treinta años tuvo aquí su hogar dominico-cubano,  y  tuvo una escuela  con el nombre El Salvador, en memoria del célebre colegio del insigne prócer José de la Cruz y Caballero. EL DOMINICANO, en 1871, redactado por Francisco Socarraz Wilson, camagüeyano, quien salió de la zona de guerra, poco antes,  como secretario del General Manuel de Quezada. En este periódico colaboró la juventud capitalina.  En Puerto Plata,  hubo dos en 1875: LAS DOS ANTILLAS  y LAS TRES ANTILLAS, en ambas escribieron M. Fernández, Arcila M., Ramón Silva, Francisco R. de Argilagos,  Diego Loynaz, Cubanos; Eugenio María de Hostos, portorriqueño, Gregorio Luperón, Juan Garrido, Rodolfo Limardo, José Joaquín Pérez y otros más dominicanos
Este trabajo sobre el excelso y perilustre José Martí,  que escribiera la primera carta a nuestro benemérito Federico Henríquez y Carbajal, desde  la ciudad de Barahona, antes de dejar la patria de Duarte,  en sus dos párrafos finales el apóstol cubano dice; “el hombre tiene dos patrias, y en la nueva, a nadie reúne la virtud ejemplar a la devoción americana, y la causa americana al vehemente talento”
Continuando “Esta es América, la tierra d los rebeldes y de los creadores; y  aquí se siente íntegro, sangrando de lo que  ella sangra y amando sus amores, quien nunca abusa de las palabras solemnes y al abrazar en usted a tanto mérito sobresaliente se firma su hermano.
Federico Henríquez y Carbajal, termina  así;  Después….. Su apostolado, su agonía,  su heroísmo, ciñeroles la cimera testa de los óptimos ideales y de los raros prodigios. al caer de cara al sol en el campo Bélico de Boca de  Dos Ríos, con la corona en llamas del martirio y el lauro luminoso de la gloria- ( 16 de julio de 1929, Federico Henríquez y Carbajal)

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