lunes, 6 de enero de 2014

Ramón del Orbe y del Orbe (1902-1972)



Ramón del Orbe y del Orbe (1902-1972)
En su residencia de la Ciudad de La Concepción de La Vega, donde habitaba  por cincuenta y tres años, pasó a mejor  vida el 8 de octubre de 1972, el distinguido  profesor Ramón del Orbe y del Orbe, uno  de los más  idóneos  maestros normalistas con que  contaba la familia escolar dominicana.
Formado al calor de las aulas en donde enseñaban discípulos directos del Maestro Hostos, profesó fervorosa admiración a la vida y a las ideas del precursor  de la educación racional en Santo Domingo, y tras  largas vigilias escribió una obra  biográfica en la cual analiza la fecunda obra del insigne  antillano, que lamentablemente no ha sido impresa aún.
Nació el Señor Del Orbe en la villa de Pimentel, provincia Duarte, el 31 de agosto de  1902, hijo  del matrimonio de  don Felipe del Obre y Castro y doña Petronila del Orbe y Batista, pertenecientes  a  antiguas familia de la región  del Cibao. Hizo  sus estudios primarios en San Francisco  de Macorís, ciudad cabecera de la Provincias, y en  1919 se traslado a La Vega en donde hizo  los  superiores, recibiendo el título  de Bachiller en Letras y Ciencias en la Escuela Normal de Santiago de los Caballeros en 1922.
Este  mismo año entró como profesor en la Escuela Normal  de La Vega, permaneciendo  en ella hasta el término de sus días. Después de servir la Secretaria de dicha Escuela, que ahora se llama Liceo Don Pepe Álvarez, paso a la dirección, promovido a ella con motivo del fallecimiento  del inolvidable profesor don Mario Concepción Batista.
Fuera  de la Normal, pero sin descuidar sus tareas en ésta, sirvió como  profesor en horas de las tarde en el Colegio Juan Pablo Duarte, que  idóneamente dirigía el profesor don Manuel Acevedo Serrano, portorriqueño, de Arecibo, quien hizo  estimable labor educacional en San Pedro de Macorís, en Santiago, y en La Vega. El señor Serrano había sido en Puerto Rico director  técnico del Instituto Universitario José  del Diego.
Su devoción al ideal y apostolado del Padre de la Patria lo indujeron a consagrarle  la ofenda de una bella “Semblanza de Juan Pablo Duarte”, que alcanzó el ´Primer Premio del Tema V del Certamen Nacional patrocinado por el Ateneo Amante  de la Luz, de Santiago  de los Caballeros, celebrado en 1938 con motivo del  centenario de la Sociedad Patriótica  La Trinitaria, genitora de la República, trabajo publicando en el volumen tercero de los que  recogen los galardones en dicho certamen, y publicado además en un folleto.
Este trabajo  le abrió las puertas de la Academia  Dominicana de la Historia. Que   anotó su nombre entre los  de sus  Miembros Nacionales Correspondientes. Perteneció al Centro de Historia de La Vega; y al crearse el Instituto Duartiano, por medio del Decreto Número 1892 del  8 de diciembre de 1967, fue incluido como uno de sus Miembros Fundadores.
Solía ir  expresamente a Santo Domingo desde La Vega a las sesiones y actos culturales del Instituto.
Su sepelio constituyo una sentida manifestación de dolor público. Su cadáver fue  velado en la Sala Capitular del Ayuntamiento  de La Vega, en  donde  montaron guardia de honor  sus compañeros de labor, sus discípulos, los regidores y varias de las autoridades locales. En la Catedral de la Concepción su cadáver  fue  colocado en la nave central, y el Obispo Monseñor Juan Antonio Flores Santana ofició una misa de cuerpo presente, durante que la Benemérita Banda de Músicos Vegana ejecutabas  marchas fúnebres.  En el cementerio ornamental de La Vega pronunció  un brillante panegírico el Dr. Jaime Manuel Fernández. Secretario de Estado  de Educación Bellas Artes, quien  presidió las honras fúnebres. Expresando el Dr. Fernández  “el profesor Del Orbe será insustituible por el momento y por muchos  años en el campo de la Educación, porque difícilmente aparezca otro titán que consagre toda la vida a crear conciencia ciudadana. El profesor del Orbe fue  una institución de ejemplo y de civismo en las aulas y en las calles, donde  siempre se le vio dispuesto a servir con dignidad y abnegación por el auge de los nobles postulados  de la enseñanza”
En verdad que el noble profesor se rindió al reclamo imperativo de la muerte con las manos firmes sobre el arado,  de ese arado que abrió ancho y fecundo surco en el campo  escolar  dominicano.
 Fuente: Necrología. CLIO. No 40 Pág. 128; 10-12 enero- diciembre 1972).
Vitelio  Alfao Duran, en CLIO. Escritos I, Vol. II Santo Domingo, 1994.pag. 146-148





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