miércoles, 4 de septiembre de 2013

MARIA MONTEZ, La reina del Technicolor




El 11 de septiembre de 1951, las campanas de la iglesia de Saint Pierre de Chaillot, en París, doblaban a muerte por la actriz de Hollywood María Montez. El cortejo fúnebre atravesó las rectas avenidas y calles parisienses, escoltado por una muchedumbre que daba la despedida a aquella mujer que llenó de fantasía, lujo exótico y glamour las pantallas del cine durante la II Guerra Mundial . En el cementerio de Montparnasse reposa para siempre la belleza latina de la «reina del Technicolor». El periódico americano The New York Times escribió entonces que había fallecido«esclava de su silueta» y, alguno de sus biógrafos, que «tras de ella dejaba millones de admiradores que nunca olvidarían sus exóticas y lujosas películas de Technicolor, que marcaron toda una época del cine y del propio siglo xx».

ORÍGENES

Los orígenes de María Montez están estrechamente vinculados a la República Dominicana, al municipio aragonés de Estercuel y a la isla canaria de La Palma. Es en esta isla donde nació su padre, Isidoro Gracia García, y donde aún se conserva la casa familiar en la localidad de Garafía. Isidoro era hijo de Joaquín Gracia Anadón, aragonés afincado en La Palma, y de María Antonia García Martín, palmera de nacimiento.
 
 
 
 
 
NACIMIENTO
 
Las dificultades económicas de la familia obligaron a Isidoro y a su hermano Joaquín a emigrar en busca de fortuna, primero a Cuba y posteriormente a la República Dominicana, donde fijaron su residencia en la localidad de Barahona. Ahí fue donde Isidoro conoció a la que se convertiría en su compañera y, tras casi dieciséis años de convivencia, en su esposa, María Teresa Vidal Recio. Fruto de esta unión nacieron diez hijos. La segunda de estos fue María África Gracia Vidal, que para la posteridad ha quedado inmortalizada como María Montez, que vería la luz el 6 de junio de 1912 en Barahona. Su padre se dedicó a la exportación de madera y a la venta de tejidos, aparte de poseer los títulos de Vicecónsul Honorario de España.
 
 
INFANCIA
 
La joven María demostró poseer una personalidad soñadora y altamente extrovertida, que contagiaba de optimismo a todos cuantos la rodeaban. También, en medio de una familia tan numerosa, supo desarrollar ciertas dotes de mando con el fin de hacerse notar y no pasar inadvertida entre toda esa marabunta. Desde muy pequeña mostró inclinación por el cine y se esmeró en el aprendizaje del idioma inglés, que estudió sin maestro, escuchando canciones y leyendo revistas norteamericanas; y con la lectura de periódicos y revistas, fue cultivando su intelecto, pese a que sólo estudió hasta el octavo grado de la que era entonces la educación primaria.
 
 
 
En vez de jugar a las muñecas, creaba su propio escenario tendiendo una gran sábana blanca de una pared a otra de su casa, que era tenuemente iluminada con una lámpara de gas. Explicaba sus clases en el colegio como si estuviera frente a un público, haciendo gestos con las manos y el rostro. Fue una niña feliz con mucha imaginación.
 
Sobre su infancia a María le gustaba contar que ella tenía la responsabilidad de cuidar a su hermanita Lucita, lo cual le impedía a veces, ocupar la posición de pitcher en el equipo de beisbol de sus hermanos. Hasta que un día descubrió que si soplaba suavemente los ojos de la pequeña conseguía que se durmiera y ella quedaba en libertad de irse a jugar beisbol con sus hermanos, bajo el ardiente sol tropical de Barahona.
 
 
 
 
PRIMER MATRIMONIO


Con diecisiete años, la joven tendría oportunidad de conocer tierra canaria, pero no por voluntad propia. A finales de 1929, María viajó con su padre a Santa Cruz de Tenerife, donde sería internada en un colegio de religiosas. La intención paterna era hacerle olvidar a un cincuentón del que María pretendía estar enamorada. Aunque María obviamente no fue feliz durante el tiempo que duró esta reclusión, posteriormente recordaría con cariño este período de su vida. En octubre de 1930, María regresó a Barahona, donde, pese a la oposición paterna, reanudó sus relaciones con el banquero irlandés William G. MacFeeters, con el que terminaría casándose en 1932.
 
El matrimonio se trasladó a Puerto Rico y María inició su proceso de sofisticación entre el selecto grupo de amistades de su marido. Pero esta vida un tanto vacua no terminaba de satisfacer a la inquieta María, la cual, encantada, aceptó la invitación de unos duques alemanes para pasar unas vacaciones en Nueva York. Lo que en principio iba a ser una corta estancia se convirtió en el fin de su matrimonio, ya que María, tras saborear el ritmo vertiginoso de la gran urbe, no estaba dispuesta a regresar a su vida anterior. La futura actriz siempre guardaría, no obstante, un gran cariño hacia su primer marido.
 
 


 
NACE MARÍA MONTEZ

 
En Nueva York, no tardó en destacar gracias a su atractivo y a su capacidad para estar en los lugares adecuados en el momento justo. Así, consiguió pronto trabajo como modelo y de ahí a hacer unas pruebas para entrar en el mundo del cine solo había un pequeño paso. María terminó aceptando una oferta de los estudios Universal y en julio de 1940 se trasladó a Hollywood, donde, ya desde un primer momento, se convirtió en María Montez. La actriz eligió este apellido en honor a una famosa bailarina aventurera llamada Lola Montez, pensó que acoplaría muy bien con su personalidad y con su primer nombre de pila.
 
Su fuerte acento hispano y su aspecto de mujer latina la convirtieron en “el ciclón caribeño” de aquellos tiempos. Su belleza racial fue un factor esencial para comenzar a intervenir en variadas producciones de corte exótico y aventurero, muchas ellas de serie B y rodadas con una colorista fotografía que le granjeó el calificativo de “reina del technicolor” durante toda la década de los cuarenta. 
 
 
 
 
PRIMEROS PASOS

La primera película en que aparece brevemente, como una beldad que se exhibe en traje de baño en un concurso de belleza, es “Malvados con Suerte” (1941). “El Amo del Oeste” es el título de la próxima cinta en la que actúa. La suerte parece hallarse de su parte en esa oportunidad que comparte honores estelares con Johnny Mack Brown. Después de ser la protagonista femenina de la segunda de sus 26 películas, debe conformarse con una breve participación en un filme de clase B, “La Mujer Invisible”,en la que sólo dice una frase.
 
Para compensar este mal momento en la carrera recién comenzada, tiene la insólita idea de fundar su propio club de admiradores, el MONTEZ FOR STARDOM CLUB (Club para el estrellato de la Montez), compuesto en gran parte por coleccionistas de fotografías de artistas en poses sensuales y con escasa ropa, que hoy en día sería catalogadas de candorosas.
 
La Universal cede a María a la empresa rival, 20th Century Fox, para aparecer en una película con Carmen Miranda, Alice Faye y Don Ameche. En “Aquella Noche en Rio”,la bella actriz aparece por primera vez en technicolor. En este filme, María baila una contagiosa rumba, haciendo destacar los reflejos rojizos de su cabello. Para esta cinta, le habían sugerido teñirse de rubio, que en nada armonizaba con sus exóticos rasgos. La revista LIFE fue particularmente elocuente al destacar la actuación de Montez.
 
 
 
 
Después llegó “Jinetes del Desierto”, película que la pone por primera vez con diáfanos velos y con los magníficos escenarios que intentan llevar a la gran pantalla la magia del Lejano Oriente. En “Claro de Luna en Hawaii” es la rubia nativa Ilani de la Isla Principal. El público, la mayoría compuesto por soldados que están en la Segunda Guerra Mundial, comienza a incluirla entre sus pin-up girls. Este término se usaba para designar a las artistas cuya foto en traje de baño era objeto de colección para un nutrido grupo de aficionados. Así María adornaba el interior de los lockers (armarios) utilizados por los combatientes, separados por miles de kilómetros de sus hogares.
 
Otra prueba de que su popularidad estaba en aumento es la invitación de la Harvard Student Union que le extiende con motivo de su gran baile de Halloween, en octubre de 1941. Ocasión en que bailó con más de 900 estudiantes al mismo tiempo. Algunos días después los periódicos reportan con grandes titulares lo que acontece en el frente de batalla. María deja perplejo al público con la inesperada declaración de que es la novia del Teniente Comandante Claude Strickland, que se haya perdido en acción. "Sé que está vivo en algún sitio", afirma la actriz con lágrimas en los ojos. Lo cual fue una de sus primeras bromas y travesuras que ella utilizaba para llamar la atención, como el de comentar a la prensa que ella aceptó la oferta de trabajo de la Universal porque esta empresa carecía del complemento de estrellas glamurosas. En aquel momento, la Universal contaba con estrellas como Marlene Dietrich y Loretta Young.



En 1942, ella actúa en la primera película del género escapista, “La Reina de la Selva o la Venus de la Selva”. María interpretaba a la muchacha blanca que vive en una ensoñadora isla del continente asiático. Esto fue ideado por la Universal con la finalidad de competir con la Paramount Pictures cuyas películas, estelarizadas por la legendaria Dorothy Lamour, en el desierto, en la selva o en una isla tropical, abarrotaban las salas de espectadores ávidos de escapar de las preocupaciones de la Segunda Guerra Mundial.
 
Pese al éxito obtenido con la anterior película, María es insertada nuevamente en una película de clasificación B, cuyo título es “El Vuelo de Bombay”, una intrascendente cinta de espionaje, que no favorece a su carrera. Poco después, María se presenta a los espectadores en la producción “El Misterio de Marie Roget”, basada en la obra homónima de Edgar Allan Poe.
 
La asociación de escritores The Manuscripters le otorgó a María Montez un premio por su poesía Crepúsculo, la cual fue publicada en la Revista Literaria Latinoamericana Baho Rueo en 1942. Algunos de sus versos fueron publicados por el periódico Sunday Mirror el 3 de mayo de 1943.
 
 
 
 
SEGUNDO MATRIMONIO

En octubre de 1942, María encontraría el amor por segunda vez en la estación ferroviaria de Dearborne. Se enamoró a primera vista del apuesto caballero que, pese a ser alto, de tez blanca, ojos azules y pelo rubio, tenía cierto aire que lo diferenciaba del promedio de los norteamericanos. Era el actor francés Jean Pierre Aumont. En julio del siguiente año se convertía en el segundo esposo de la actriz.
 
La boda se realizó en la casa de María. La dama de honor fue Janine Crespin, acompañada de Charles Boyer, el pintor Frederic Sprague fue el organista que interpretó la marcha nupcial y como invitados de honor estaban su astrólogo, su jardinero y dos masajistas húngaros. En la ceremonia los recién casados se besaron 112 veces. Lamentablemente para María, su recién estrenado esposo tuvo que marcharse unos días después de la boda para servir en las Fuerzas Francesas y luchar contra Alemania en la II Guerra Mundial.

 

 
LA REINA DEL TECHNICOLOR

Ambientada en el maravilloso Oriente, “Las Mil y Una Noches” (1942) ofreció a María Montez la oportunidad de vestir el tradicional ropaje oriental. Sus ojos rasgados y sus facciones fueron espléndidamente resaltados por los turbantes, mientras las túnicas, los velos se acoplaron increíblemente bien con su silueta. El bello efecto logrado en María por dichos atuendos causó una notable influencia en las modas occidentales, especialmente con los turbantes. Tuvo como compañeros de rodaje a Jon Hall y Sabú, con los que trabajaría en más películas. Después de tres años de esfuerzos ininterrumpidos, ella comenzaba a disfrutar las bondades de la victoria. Esta película inspiró la célebre frase de María: ¡Luzco tan hermosa que contemplar mi imagen me estremece de placer!.
 
 
 
A continuación llegarían "La salvaje blanca" (1943), "Alí Baba y los cuarenta ladrones"(1944), "La reina de Cobra" (1944) y "Alma gitana" (1944), películas que confirmaron su condición de estrella de la gran pantalla, ya que el público inmerso en un difícil período bélico estaba ávido de un tipo de cine que representaba un universo de escapismo fastuoso, colorista y altamente estimulante, con el que poder olvidar por unas horas la terrible realidad de la guerra.

En la República Dominicana recibió la condecoración de la Orden de Juan Pablo Duarte en el Grado de Oficial y la Orden de Trujillo en el mismo grado, que le otorgó el dictador Rafael Leónidas Trujillo en noviembre de 1943.
 


La “Tempestuosa Montez” siempre tenía un largo séquito de periodistas que la seguían a todas partes, ya que no sólo proporcionaba material para escribir una columna periodística, sino para redactar una página completa de un diario. Cuando no había ninguna novedad entre los miembros de la colonia del cine, los editores de Los Angeles les gritaban a sus reporteros: ¡Vayan a Beverly Hills a ver qué está haciendo la Montez!.
 
En una entrevista concedida a una periodista del Miami Daily News el 29 de enero de 1944, la artista expresaba que: “Alguien apasionado ha llegado a decir que soy la mujer más linda del mundo, pero espero que usted no llegará a creer nunca esa exageración. Otras revistas artísticas han divido sus opiniones: unas han asegurado la excelencia de mi materia gris, mientras otras me colocan casi al borde de la estupidez”.
 
En 1944, María era promocionada como Embajadora de Buena Voluntad de los países latinoamericanos ante los Estados Unidos dentro de la denominada política del buen vecino. También en ese año, María Montez fue una de los invitados de la Primera Dama, Eleanor Roosevelt, para el cumpleaños de su esposo, el Presidente Franklin D. Roosevelt, en el Hotel Statlor en Washington, D. C.


 
“Alma gitana” reportó a la Universal millonarias sumas de dinero. La Universal quería continuar con este tipo de películas, pero María tenía miedo de ser estereotipada y no se prestaría a que los implacables cineastas la convirtieran en una actriz que sólo podía interpretar determinados roles, siempre acompañada del mismo actor y encasillada en la misma clase de película, ya había actuado en más de cuatro con Jon Hall. Antes de que concluya 1944, tiene lugar el estreno de “Camino a Broadway”,película en blanco y negro que rompe momentáneamente con la secuencia de sus películas escapistas iniciada en 1942.
 
En 1945 únicamente actúa en la película “Sudán”, que fue la última de sus películas escapistas, las cuales llenaron toda una época en la historia del cine norteamericano de los años cuarenta. También en este año surgen cambios en la vida de la Montez. El primero fue traer desde su pueblo natal de Barahona a sus hermanos Jaime, Ada, Luz, Consuelo, Teresita y Lucita, quienes intentaron incursionar en el mundo del cine. Y el segundo, cuando su esposo Jean Pierre Aumont regresó de la guerra en el mes de mayo. Según Lucita, María le recomendó lo siguiente:
 
Lo primero que debe hacer una joven que desea ser artista, es creerse la más bella e importante de todas las mujeres que habitan la tierra. En otras palabras, siéntete como si fueras una reina. No te atemorices frente a ninguno de los directores, por muy exigentes y malhumorados que éstos puedan parecerte. Recuerda, mi querida Lucita, que el público y no ellos, tiene la última palabra.
 
 
 

María se rehúso a trabajar en la película “Frontier Gal”, estaba cansada de las películas escapistas, por lo cual recibió una sanción de la Universal con una faltal suspensión de su contrato, aunque con el atenuante de ser sólo temporal. Esta cinta sería entonces protagonizada por la actriz Ivonne de Carlo, que luego sustituye a María en “Salome where she danced”, cinta que fue acribillada por la crítica pero que lanzó a De Carlo al estrellato. La película “Tanger” fue concebida por la Universal con el propósito de complacer a María. Pese a que una vez más su belleza sobresale, esta cinta en blanco y negro, fue catalogada como el error más grande de toda su carrera, porque permitió que muchas de sus hasta entonces desconocidas limitaciones salieran a flote.


EL NACIMIENTO DE SU HIJA
 
El 14 de febrero de 1946, María dio a luz una hermosa niña saludable que recibió el nombre de María Christina. Hoy en día conocida como la actriz Tina Aumont (ó Tina Marquand). Su esposo comentó sobre la actriz en ese momento: “María Montez tenía una doble personalidad, la que Hollywood había creado, y la madre y esposa. . . aquella mujer llena de sencillez, culta y romántica y de una humanidad desbordante”.
 
 



ABANDONA HOLLYWOOD
 
Mientras filmaban “El Desterrado” en 1946, María, demasiado tarde para protestar, se entera de que la promoción sólo menciona a Douglas Fairbanks Jr. y que ella aparece solamente en veinte minutos del filme. La Universal había firmado un contrato para ocho películas en calidad de protagonista. María y sus abogados llevaron el caso a la corte y ganó la demanda de 250.000 dólares. Luego protagoniza nuevamente en technicolor la película “Piratas de Monterrey”. María toma de improviso la decisión de abandonar para siempre la Universal. Sus directores no movieron un dedo para evitar el alejamiento de unas de sus actrices más taquilleras, pero tampoco disimularon que los resentimientos a causa de su demanda pesaron más que el interés por conservarla.
 
María Montez, deprovista de obligaciones con ninguna empresa cinematográfica, firmará inicialmente con el productor de cine Symour Nebenzal para realizar la película“La Atlántida” con la empresa United Artits. En 1949, tras el fracaso comercial de esta película, el matrimonio Aumont decide abandonar Hollywood y se trasladan a París, con la intención de abrirse camino en el cine europeo.
 
 
 
 
 
EN EUROPA

El recibimiento que los franceses tributaron al actor galo y a su bella esposa, la primera estrella del cine norteamericano que visitaba esta nación después de la guerra, fue muy halagador para éstos. Los franceses llegaron a manifestarle una gran simpatía a la hermosa estrella. Paulette Gallard se peinaba en el mismo salón de belleza que ella y no olvida su desmesurada risa, igual que su voz con ese acento tan marcado y particular, frecuentemente lanzando palabras picantes que todos encontraban encantadoras.
 
María Montez participó en las películas francesas “Hans el Marino” “Portrait d'un assassin”. Después viajó a Italia para protagonizar la película “El Ladrón de Venecia”.Su actuación fue elogiada en forma unánime por la crítica: No cabe duda; ésta es la mejor actuación de toda su carrera. Durante la filmación de esta película, María tuvo una fuerte pelea con Jean Pierre, lo que sorprendió a los medios porque nunca habían despertado comentarios, la pareja era considerada como uno de los matrimonios más sólidos del cine.
 
 
 
El 22 de marzo de 1949, Jean Pierre se expresó en los siguientes términos al ser entrevistado por la prensa: Los sueños de amor no duran para siempre. Pero su unión era tan fuerte que pudo superar la crisis y algunas semanas después el actor parisino comentaba a los periodistas: Estoy escribiendo una obra de teatro para María. Ante la posibilidad de que nuestro matrimonio se disolviera, nuestro amor se ha vuelto más intenso. En su octavo aniversario, María le regaló un carro Alfa Romeo y él escogió para ella unos originales aretes de platino y diamantes diseñados por un talentoso joyero búlgaro.
 
La segunda película italiana de Montez fue “Tierra de Violencia”. A su regreso a París, comienza a prepararse para su debut en teatro con la obra “L’ille heureuse”, que su esposo había escrito para ella. La obra fue estrenada en enero de 1951 en el teatro Eduardo VII de la Ciudad Luz. La obra fue tan bien acogida en París que después fue montada en otras ciudades europeas.
 
 
 
El actor francés y la actriz dominicana viajaron a Italia para compartir la filmación de la película “La Venganza del Corsario”, en la que ambos volverían a actuar como los principales personajes del filme. En esta oportunidad Jean Pierre puede apreciar el afecto que su esposa inspira en los italianos, lo cual le emociona profundamente: Los italianos le pedían autógrafos por las calles y ella les lanzaba besos. En una ocasión en que nos encontrábamos en el restaurante Santa María Trastevere, se le acercaron unos niños y uno de ellos se arrodilló y le dijo: "Danos otra película; te lo ruego por favor". 

María siempre declaraba que su mayor ambición artística era rodar una película en español. Y este deseo estaba a punto de convertirse en realidad con un proyecto del productor Cesáreo González titulado "La maja de Goya", al mismo tiempo que tenía una proposición de su agente Louis Schurr para regresar a Hollywood, cuando aconteció su trágica muerte.
 
 

 
EL ADIÓS DE UNA REINA DE LA PANTALLA
 
María Montez falleció el 17 de septiembre de 1951, a la edad de treinta y nueve años, mientras tomaba un baño en su residencia de Sureness, París. Sus hermanas Ada y Teresita la encontraron ahogada en la tina. De acuerdo a los médicos, el accidente sufrido por la actriz pudo haber sido provocado por dos causas distintas:
 
1) Sufrió un paro cardíaco a consecuencia de un shock que el contacto con el agua caliente le produjo.
2) El calor del agua le provocó un desmayo y a consecuencia de éste se ahogó. No llegó a practicarse la autopsia, por lo que la verdadera razón de su muerte no pudo ser determinada.
 
El 11 de septiembre de 1951, en la Iglesia Católica Romana de Saint Pierre de Chaillot, se celebró el funeral. Su cadáver fue amortajado con un traje de noche de seda azul con adornos blancos, obra de Jacques Hein, como correspondía a la que en vida fue aclamada como la Reina del Technicolor.
 


 
CORRESPONDENCIA CON SU PRIMO

María Montez mantuvo correspondencia con su primo Armando Gracia San Fiel (1913-1997), hijo de su tío Aquilino. La serie de cartas se conservan en su archivo particular, hoy en día custodiado por su hijo Armando Gracia Santamaría, residente en Madrid. En esas cartas, la actriz dominicana se muestra sencilla, próxima, comunicativa y curiosa por sus familiares de España, coincidiendo con el momento en que ya se encontraba en la cumbre de su carrera cinematográfica. Marcan la tónica general sus verdaderos sentimientos y afectos y se observa cómo en algunas, de hasta seis páginas, sólo una o dos se detienen en su fastuosa vida profesional. La actriz muestra deseos de establecerse con su madre y hermanos en Teruel, intenciones que nunca vio cumplidas:
 
«Tan pronto se acabe la guerra mamá piensa ir a vivir a España, tal vez en Barcelona o Teruel y se lleva allá a Luis, Jaime y Teresita y formar hogar adonde está nuestra familia pues en Santo Domingo no tenemos nosotros a nadie, sólo el primo Aquilino».
 
Muestra con estas palabras que algo muy especial sentía por Teruel. Sin lugar a dudas, el recuerdo de su abuelo aragonés estaba vivo en la familia Gracia Vidal. Esperaría, seguramente encontrar en tierras turolenses a la familia Gracia y Anadón, en un Teruel que por esos años vivía la dura posguerra civil mientras ella acariciaba la fama mundial. En otra de sus cartas vuelve a referirse a la tierra natal de su abuelo, interesándose por ella:
 
« ¿Cómo es Zaragoza, hay buena Universidad allá? [...] Te agradecería infinito si me das detalles al respecto, cuánto cuesta al mes en Madrid o Zaragoza un apartamento chico o una casa bien de alquiler, y qué tal es la vida por allá, adónde está la mejor Universidad y qué clase de clima se goza».
 
Por este y otros contactos epistolares se deducen sus proyectos destinados a dar estudios a sus hermanos menores en alguna institución española. No sabremos nunca qué planes había concebido María para el futuro de sus hermanos, pero sus cartas nos descubren a una mujer rebosante de cariño por los orígenes de sus antepasados y el destino inmediato de su familia. Canarias ocupa también parte de las cartas de María:
 
«No te olvides -escribe a su primo- en tu próxima de darme las direcciones de mi familia de Canarias, me gustaría escribirles unas carticas y dame detalles de cuántos quedan, si están casados, o solteros…»


Fuentes:

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