sábado, 20 de abril de 2013

CIUDADES ROMANAS EN HUELVA


CIUDADES ROMANAS EN HUELVA ( JOSE ANGEL LINARES TORO ) .

                                                                    
   
                                                   ONOBA

    Onuba: La falta de restos arqueológicos (no por inexistencia de población romana, sino más bien por la destrucción y la modificación del suelo, dado que la ciudad ha ocupado durante siglos el mismo terreno) hizo que las investigaciones se centraran en los textos de las fuentes clásicas y mas concretamente en la ubicación de la ciudad así nombrada, lo que ha producido no pocas discrepancias entre los diferentes investigadores, debido a la imprecisión que sobre el lugar se manifiesta en dichos textos.

   El griego Estrabón en su Geographia, escrita en la época del emperador Augusto, cita algunas ciudades de la costa entre las que se encuentra Onoba, narrando que los fenicios en sus viajes por mar consagraron al Dios Herakles (al que los latinos llamaríamos Hércules) una isla que encontraron a unos 1500 estadios del estrecho de Gibraltar,
delante de la desembocadura del Odiel y frente a la ciudad de Onoba, que bien podría ser la isla de Saltes. Asimismo, hacía mediados del siglo I d.C., el español de nacimiento Pomponio Mela describe brevemente la costa entre el Anas y el Baetis en su obra Chorographia, en donde cita la ciudad de Onolappa como una de las ciudades costeras de la región pero sin precisión en cuanto a su ubicación.

      La Naturalis Historia de Plinio también nos da noticias sobre pueblos de la Baeturia, mencionando Onoba Aestuaria como la primera de las ciudades costeras a partir de la desembocadura del Guadiana en la confluencia de los rios Urium (Tinto) y Luxia (Odiel), citando a flumine Ana litore oceani oppidum Onoba, Aestuaria cognominatum, inter confluences Luxiam et Vrium – (...empezando por el rio Anas en la costa oceánica: el “oppidum = lugar de paso” de Onoba, cognominado Aestuaria, en la confluencia de los rios Luxiam y Urium...)>>.
     Este emplazamiento de Onoba, la actual Huelva, en la desembocadura de los rios Tinto y Odiel es la que se ha aceptado de forma generalizada, avalado también por las últimas investigaciones y excavaciones realizadas a partir de 1.980 por el Museo de Huelva y posteriormente por la Sección de Arqueología de la Diputación Provincial, que parece despejar de forma mas concreta esta realidad, dando a la luz evidencias de población de un periodo cronológico muy concreto, que va desde el segundo tercio del siglo I d.C. hasta los inicios del siglo II d.C., correspondiéndose pues con la época imperial de la dinastía Flavia.

   Hasta entonces Onuba debió ser una ciudad modesta y de escaso relieve, en contraposición con el auge de la ciudad en época tartéssica al perder el protagonismo como puerto de salida del mineral. El auge del siglo I d.C. viene marcado por la reactivación de las minas de Riotinto iniciada en tiempos del emperador Augusto, aunque el restablecimiento de la actividad minera produjo escasa incidencia en Huelva cuyo puerto mantuvo un carácter exclusivamente comercial, debido a que la salida del mineral de Riotinto se va a producir por vía terrestre hacia Itálica e Hispalis (Sevilla), asimismo la salida del mineral de Tharsis y de la zona occidental de la provincia parece que se realizó por vía fluvial a través del Guadiana y aunque podría tener una lógica salida natural hacia Onuba, la arqueología no ha podido documentar por el momento esta posibilidad, haciéndose difícil explicar la falta de actividad de esta ciudad portuaria en relación a las minas.
    Lo que si se pone de manifiesto a partir de este siglo I d.C. es el relanzamiento de la industria pesquera y de salazones, que aunque ya existía en el periodo anterior, tiene un notable incremento en época romana que fundamenta en estas actividades la base de su economía. Este periodo de esplendor se revela en construcciones de cierta envergadura que evidencian la existencia de un centro urbano de mayor entidad, tales como los restos del posible Templo Romano construido con sillares de arenisca, hallado en el convento de la RR.MM Agustinas y otros restos encontrados en solares de las calles Palos y Pablo Rada (escalinata de mármol del siglo I d.C.), reflejo de lo que debió ser la antigua Onuba.
      Se desconoce cuál pudo ser el número de habitantes de la ciudad en época romana pero puede deducirse que la población se extendía por las laderas del Cabezo de la Esperanza (calles Palos, Tres de Agosto, Pablo Rada, Pz Quitero Báez, etc), dado que los restos arqueológicos se encuentran en dicha zona, así como que esta población
disponía de la red de distribución de agua necesaria para el uso domestico y la industria del salazón (en la calle Palos nº 3 se hallaron restos de tuberías).

     Conocido es que los romanos planificaban urbanisticamente un lugar antes de establecerse en él, buscando solución a las necesidades básicas de la población como el abastecimiento de agua, problema que en Onuba resolvieron mediante la construcción de un acueducto subterráneo iniciado en los alrededores del Santuario de la Cinta y que perforando el cabezo a unos 20 m sobre el nivel del mar, se dirige hacia el sur con un trazado casi rectilíneo y una leve inclinación hasta llegar al Cabezo de San Pedro, donde en época moderna hubo una fuente en una de las esquinas de la plaza del mismo nombre (que daría origen al actual nombre de la calle de La Fuente), y desde allí se dirigiría a otros puntos de la Templo Romano del siglo I d.C. hallado en el convento de las RR.MM Agustinas ciudad
.
     El acueducto se basa en una serie de galerías que recogen el agua de lluvia que se filtra por las capas superiores semipermeables de los cabezos onubenses y que vienen a detenerse en otras capas inferiores impermeables,por donde los romanos hicieron discurrir las galerías para captar y llevar el agua hasta la población, disponiendo durante su recorrido de diversos respiraderos y cámaras de nivelación.
      Por termoluminiscencia se han datado muestras de ladrillos de la galería en el último cuarto del siglo I d.C. (coincidiendo con el auge de la ciudad revitalizada por las actividades derivadas de las factorías de salazones),
aunque por el mismo sistema de datación los ladrillos de la bóveda se corresponden a fines del siglo X y principios del XI d.C., lo que hace pensar en que dicha bóveda pertenece a algún arreglo posterior de la conducción, ya
que ésta precisó de un gran esfuerzo de mantenimiento durante su uso posterior que llega casi hasta nuestros días, lo que se observa en las abundantes alusiones recogidas en Actas Capitulares que desde comienzos del siglo XVI hacen referencia a la necesidad de continuos arreglos y desatascos en “la cañería” para que el agua llegase a la ciudad.

      La erosión, los derrumbes en los cabezos y posiblemente el terremoto de Lisboa en el siglo XVIII produjeron grandes desperfectos y ruina en diversos tramos de la conducción que aún así continuó usándose con mayor o menor eficacia en el suministro de la población. La Fuente Vieja, situada en la ladera occidental del Cabezo de El Conquero, en la prolongación de la calle Menéndez Pelayo, cerca del barrio de Las Colonias era una de las cámaras de
nivelación de la red de galerías del acueducto que quedó al descubierto debido a la inestabilidad de los
cabezos onubenses en el paso del tiempo, permitiéndose que se apreciara su arquitectura y el que allí se
acumulaba agua que perdura aún en nuestros días, pasando a ser considerada popularmente como fuente.

     
 La existencia de acuñación de monedas en Onuba revela la existencia de actividad comercial de la ciudad en los primeros momentos de la romanización, figurando en el reverso la leyenda ONVBA entre dos espigas de trigo, hecho que en la numismática romana se interpreta como que la ciudad basaba su economía en la agricultura de los cereales, en contraste con la intensa actividad pesquera del lugar, dado que es común el pescado en otras amonedaciones hispanas costeras.
                                                                                                    ILLIPLA
     Ilipla: Este nombre ha llevado a veces a confusiones, ya que aparecen tres ciudades de nombre muy similar en las fuentes clásicas. En el Itinerario Antonino se cita a Ilipla en el recorrido de Onoba (Huelva) a Tucci (Tejada la Nueva), en el Anónimo de Rávena aparece como Hilpula, y Ptolomeo, que escribió a finales del siglo II d.C. una geografía con una lista de ciudades y su posición en el mapa, la menciona como Illipula, situándola en tierra de turdetanos, en la vía romana que desde la desembocadura del Guadiana se dirigía hacia Itálica y Emérita Augusta (Mérida). Hoy día se acepta de forma unánime la identificación de Ilipla con la actual ciudad de Niebla, por las citas clásicas antes mencionadas, la evolución fonética del nombre ( Ilipla => Lebla => Nebla => Niebla ) y los numerosos restos encontrados,entre los que destaca la inscripción localizada en esta ciudad que menciona al Ilipul(ensis) M.Curio dedicada a Minerva, así como mosaicos, fustes de columnas, capiteles, etc., parte de lo cual podemos ver en la Iglesia de Nª. Sª. de la Granada en dicha localidad.

     En las excavaciones se han observado gruesos niveles de incendio que atestiguan el papel clave de la ciudad en los inicios de la conquista romana y su destrucción como consecuencia de su vinculación al circuito de intereses púnicos, lo que motivaría su aniquilación a lo largo de la II Guerra Púnica por su oposición a la política de Roma. No obstante, esta intensa influencia púnica de comprobada tradición urbana, facilitaría en época romana la asunción del modelo urbano, las características de las élites municipales, el culto al emperador y a las divinidades oficiales romanas (Júpiter, Juno y Minerva) que han podido evidenciarse en las inscripciones localizadas por la zona, así como la reactivación del circuito comercial entre el estuario del Tinto y el Odiel con el Guadalquivir, que se pone claramente de manifiesto con la emisión de monedas acuñadas con la leyenda ILIPLA que indica la importancia de las transacciones comerciales que en esta ciudad se efectuaban.
     El proceso de romanización se aceleraría especialmente con el establecimiento de poblaciones ciudadanas (como los Sempronii o los Calpurnii) que se establecen en el lugar desde el siglo I a.C., participando de los repartos de tierras y la fijación del esquema de explotación de la villa rustica, los cuales comenzarían el camino hacia la municipalización y con un programa de monumentalización que adopta la estructura urbana de la ciudad del mundo romano, siendo en tiempos de la dinastía Julio-Claudia cuando se comienza el abastecimiento de agua por medio del acueducto subterráneo de la Bienvenida, del cual quedan algunos restos en la zona de la Boca del Lobo. Con la extensión de la ciudadanía en tiempos del emperador Vespasiano, la ciudad obtiene el status municipii y se completaría el aspecto de la misma, la construcción de la muralla romana que vino a sustituir la existente hasta entonces desde época anterior y el espacio público del foro en donde quizás existiese un templo capitolino que lo presidiera, pero esto sólo es una hipótesis carente de confirmación arqueológica.
     De los restos hallados en Niebla destacan algunos capitales de la época de Trajano y Adriano, posiblemente procedentes de algún templo del área del foro dedicado a dichos emperadores, así como algunos epígrafes que hablan de la existencia de un edificio de espectáculos en Niebla (posiblemente un circo) y de la dedicación de estos juegos circenses en el Ara consagrada a Minerva. Todo parece apuntar a que el núcleo de la ciudad romana estaría reducido a la zona este del actual recinto amurallado, que es por donde han aparecido niveles de habitación romanos, siendo pues la zona comprendida entre la Puerta del Socorro, Puerta de Sevilla, Puerta del Desembarcadero y Plaza de la Feria, por lo que el recinto de la ciudad no se corresponde en toda su extensión con la muralla medieval, que si bien tiene un basamento uniforme con sillares de corte romano (algunos con inscripciones), es porque fueron reutilizados de la destrucción de la muralla romana para la construcción de la cerca califal, sólo a nivel de cimientos.

      Ilipla tuvo un importante peso en la caminería de la  Hispania romana, siendo nudo de comunicaciones entre
Huelva y Sevilla, así como de Huelva a Riotinto, lo que explicaría su mención en los itinerarios de rutas de
viajes de época romana y su ausencia en las descripciones de la Historia Natural de Plinio y en la Geografía de Estrabón. Esta situación estratégica favoreció la construcción del puente que aseguraba las comunicaciones descritas, aunque el puente que podemos observar en la actualidad ha tenido diversas reparaciones y sobre su origen romano hay reformas árabes y medievales, el torreón cilíndrico situado aguas abajo está catalogado como posterior a Carlos V y se tiene constancia de la última reforma realizada en la que se volaron las aceras que le daban un aspecto a dos vertientes para ensanchar la calzada con la rasante horizontal que hoy tiene.
                                                                                   IPTUCCI

    Iptucci (también Tucci y Tusci) es otra de las ciudades citadas en la vía que desde la desembocadura del Guadiana se dirigía a Itálica y Emerita Augusta, entre Itálica e Ilipla. Su localización exacta está hoy día mas o menos asegurada en el despoblado de Tejada la Nueva, en el término municipal de Escacena del Campo (cuyo nombre podría derivar del vocablo romano Scatius “villa”, forma de nombrar una villa o caserío rural romano). El poblado prerromano de Tejada la Vieja fue un importante centro comercial y metalúrgico en la cultura tartéssica (avalado por la presencia de murallas, útiles, viviendas y la cuidada disposición de sus calles), siendo la ciudad que dominaba el acceso y la comercialización de la zona minerometalúrgica de Aznalcollar y la Cuenca Minera de Riotinto, hasta la desaparición del comercio de la plata con oriente tras la II Guerra Púnica, momento en que su eje económico pasa a ser agropecuario y en el que comienza la desaparición del poblamiento progresiva y pacíficamente.

    Con la llegada de la administración romana se inicia la fundación de un nuevo asentamiento en el núcleo de Tejada la Nueva, próximo al anterior pero en una zona mas llana de la campiña, donde podemos ver en la actualidad importantes restos, destacando el Murallas y torres de Tejada la Nueva próximo al anterior pero en una zona mas llana de la campiña, donde podemos ver en la actualidad importantes restos, destacando el perímetro de muralla de la ciudad con sus 16 torres, en la que no todo el trazado se corresponde con el circuito realizado en época romana, el cual debió ser más reducido del que se presenta en la actualidad, ampliado y reaprovechado en época almohade.
     Fue una ciudad que vivió una intensa romanización, teniendo fuertes relaciones comerciales con la ciudad de Itálica situada en la rivera del Gualdalquivir y se le supone que fue municipio en la época de la dinastía Flavia, por las inscripciones de Cornelius Senex localizadas en la zona y por la concesión generalizada del Ius Latii en tiempos de Vespasiano.
     En las inmediaciones de este lugar se han hallado restos de un antiguo acueducto que desde esta ciudad conducirían las aguas hasta la mencionada ciudad de Itálica. Durante el dominio de Roma esta ciudad era una de las más importantes de la Turdetania en el bajo Guadalquivir, como manifiesta la acuñación de monedas que, curiosamente, mostraban caracteres latinos y púnicos como indicador de las intensas relaciones anteriores que mantuvieron con los pueblos cartagineses. Antonio Delgado, en su obra Medallas autónomas españolas (1873), nos habla de la acuñación de tres monedas diferentes, Ases, Semises y Cuadrantes con la leyenda ITVCI.
                                                         OSTUR

   Ostur: Esta ciudad sólo es conocida por sus monedas y aunque entre los diferentes investigadores existe cierta
disparidad en cuanto a su ubicación, se piensa que estaba situada en el Cerro de El Castillo, a 7 Km. al norte de Villalba del Alcor y a 9 Km. de Manzanilla, en las proximidades de la vía romana que desde Ilipla se dirigía a Iptucci. En ese lugar pueden verse en profusión restos de edificios, pavimentos, sillares y otros materiales arqueológicos, y en donde se han encontrado gran cantidad de monedas con la leyenda OSTVR, incluso Semis y Cuadrantes, en contraste con su casi nula aparición en otros lugares de la región.

  Ostur alcanzó también el status municipii, según una inscripción en un pedestal dedicada a Diana Augusta (Museo
de Huelva), del que se desconoce su momento exacto, pero presumiblemente fue en época Flavia, con la concesión
generalizada del ius latii por el emperador Vespasiano.
                                                 ARUCCI
imagen de aroche
    Arucci aparece citada por Plinio y Ptolomeo entre las ciudades de la Baeturia Céltica en la vía que se dirigía a Pax Iulia (actual ciudad de Beja) en la Lusitania. Tradicionalmente se ha identificado este lugar con Aroche, lo que fonéticamente es correcto, pero dado que la actual ciudad de Aroche no es antigua cabe pensar en la ubicación de Arucci en cualquiera de los yacimientos aledaños al rio Chanza, excepto la propia  Aroche, ya que en las prospecciones realizadas en su subsuelo, el nivel más antiguo que ofrece se corresponde a la época medieval de los siglos XII y XIII d.C., en donde hasta la fecha no han aparecido ningún elemento romano.
   Por la importancia y extensión de sus ruinas es posible que estuviese localizada en el yacimiento de Fuente
Seca, a unos 12 Km de Aroche por la carretera de la frontera, el cual se corresponde con un enclave claramente
urbano de tendencia cuadrangular, disponiendo de un pequeño acueducto de 60 centímetros de anchura por un
metro de alto de mediados del siglo I d.C., así como de muralla y necrópolis en la que se encuentra un enterramiento
monumental en forma de torre de mediados del siglo II d.C. Este asentamiento absorbería a la población
autóctona de los castros prerromanos cercanos de las Peñas de Aroche y de Solana del Torrejon, próximos a Fuente Seca que surge paralelamente a la desaparición de los citados poblados prerromanos.
       No se ha constatado que a este lugar se produjera emigración de ciudadanos latinos, por lo que la política de Roma no produjo grandes transformaciones y la población mantuvo sus tradicionales modos de producción sin que cuajaran los sistemas de propiedades romanas (fundos y villas rústicas).

  La errónea lectura de un epígrafe dedicado a Agripina por la Civitas Aruccitana, depositado en el Museo Municipal de Moura (Portugal), ha dado lugar a que se plantease la posibilidad de que existiera un Arucci Vetus en Aroche y una Nova Civitas Aruccitana en Moura, pero en la actualidad y según las últimas investigaciones realizadas sobre esta inscripción, se conoce que ésta no procede de Moura, sino que fue llevada allí por los Jerónimos, según consta en la documentación portuguesa del museo, por lo que conocida su procedencia de la Sierra de Aroche, no puede mantenerse la existencia de la dos Arucci mencionadas.
El epígrafe es el siguiente:

IULIAE, AGRIPINAE
CAESARIS. AUG. GERMAN.
MATRI. AUG. N.
CIVITAS ARUCCITANA
 
  La controversia nace de la interpretación de la N. del tercer renglón que se identificó con N(ova), lo que hacía presumir la existencia de dos Arucci. Ahora otros investigadores la interpretan como N(epti) y dedicada a Agripina Maior, madre de Calígula, traduciéndose la 2 y 3 línea como “madre de Cayo César Germánico y nieta de Augusto”, y hay quien rechaza esta transcripción y opta por N(ostri) estando dedicada a Agripina Minor, hermana de Calígula, segúnda mujer de Claudio y madre de Nerón, colocando la inscripción en época de Claudio, lo que coincide en el tiempo con los restos arqueológicos disponibles en la zona.

     La mención de Arucci como civitas en el epígrafe dedicado a lulia Agríppina, segunda mujer de Claudio y madre de Nerón, ha hecho pensar que Arucci fue Civitas Stipendiaría hasta la generalización del proceso de municipalización de Híspania en tiempos de Vespasiano en que tomaría la condición de municipio, siendo a su vez sede de los legados
imperiales como la del procurator metallorum liberto del emperador Nerva que dirigiría la explotación minera de los filones de la zona (La Contienda, Torrequemada, etc.) y del que se tiene conocimiento por una inscripción encontrada en Aroche. Según se desprende de los materiales de superficie, el asentamiento mantendría su poblamiento hasta por los menos el siglo IV d.C. y probablemente absorbiera a la población de Turobriga en el siglo III d.C., lo que explicaría que en la población actual (Aroche) perdurase el nombre de Arucci.

     Arucci junto con Turobriga son los únicos enclaves urbanos de envergadura de toda la zona norte de la provincia de Huelva y en ellos se han localizado la mejor colección de epígrafes, junto con la procedente de Riotinto, de toda la provincia. 
                                                     TURÓBRIGA
    Turóbriga también aparece citada por Plinio entre las ciudades de la Baeturia Céltica. Respecto de su emplazamiento los investigadores proponen diversas alternativas, si bien hay una inclinación a situar Turobriga en el yacimiento del llano de San Mamés a 2,5 Km. de Aroche, de donde proceden algunas inscripciones de turobrigenses y debajo de cuyas ruinas se ha encontrado un trozo de plomo de una conducción de agua (canalis plumberis), en el que se leen las letras M T F que se interpretan como M(unicipium) T(urobriguensis) F(ecit), transcripción que hace referencia a la realización de una obra de carácter público en el municipio de Turobriga que viene a corroborar la asociación de estos restos con la ciudad citada por Plinio.

    En los últimos trabajos desarrollados en este lugar se ha localizado la necrópolis de la ciudad en la zona de la huerta de Santa María, en donde se excavaron una serie de tumbas parcialmente destruidas por las faenas agrícolas fechadas entre la segunda mitad del siglo I y la primera mitad del siglo II d.C. Asimismo se ha realizado una delimitación inicial del asentamiento en base a una posible línea de muralla en cuyo interior se ha identificado lo que con mucha probabilidad era el Foro de la ciudad, situado en la zona más próxima a la ermita Conducción de Agua de San Mamés  de San Mamés, cuyo centro estaba ocupado por un templo elevado sobre un podio de ladrillos posiblemente dedicado al culto de Apolo y Diana, según se deduce de una inscripción de Baebia Crinita, aunque también es posible que estuviese dedicado al emperador Adriano, a tenor de una inscripción hallada sobre un pedestal de estatua dedicado al mismo.
        Junto al templo quedan los restos de una doble hilera de pilares que se correspondería a los característicos pórticos de los espacios públicos romanos y tras este pórtico un edificio rectangular (parte bajo el ábside de la ermita de San Mamés) que pudiera corresponderse con la sede del gobierno municipal (la Curia).  Tendríamos también un monumento central con una escultura de tamaño monumental sobre un podio y pequeña piscina que formaría parte de ella en un juego de aguas, según los fragmentos encontrados en dicha piscina de una pierna calzada, dedos de mano y antebrazo. 
               En la parte más alta del recinto quedan los restos de otro edificio que algunos autores asimilaron al podio del famoso templo de la diosa lusitana Ataecina que en diversas inscripciones lleva el sobrenombre étnico de Turobrigensis, pero dado que en este yacimiento no se han encontrado elementos de origen prerromano, se hace discutible que estemos ante el centro de irradiación del culto a Ataecina, donde además, no se han encontrado epígrafes relacionadas con la misma en contraste con la gran abundancia de ellas en la Lusitania, esto hace suponer que estamos ante dos ciudades homónimas (fenómeno frecuente en la Baeturia Céltica) y que por tanto, la Turobriga de San Mamés no es la Turobriga lusitana donde se encontraba el santuario de Ataecina.
     Con las excavaciones llevadas a cabo en este lugar durante el año 2.004 han quedado a la vista lo que claramente parecen ser las Termas de la ciudad, apreciándose sin dificultad la piscina central, la escalinata de acceso a la misma y las canalizaciones de agua que la abastecían, estando pendiente aún la excavación de sus alrededores que parecen formar parte de las mismas instalaciones termales. Existe en el entorno una construcción cuyo origen genera dudas, tema que sólo quedará resuelto cuando se acometa su excavación. Es un edifico cuadrangular situado al norte y fuera de las murallas que se identifica con una Palestra, zona que al igual que en Roma estaría consagrada al dios Marte y que se destinaba a la reunión de los comicios, ejercicios militares y gimnásticos, así como las ceremonias públicas que las leyes obligaban a realizar fuera del recinto sagrado de la ciudad (pomerium).
    Este edificio estaría dotado de un gran patio porticado (de donde provendrían las columnas de la portada del
cortijo de la Finca La Belleza) y de una serie de habitaciones en el lado Este para las ceremonias y prácticas.
La importancia que estos espacios públicos ejercen sobre los privados hace pensar que Turobriga no cumpliera las funciones de municipio sino más bien las de un foro cívico, religioso y comercial para la venta y abastecimiento de productos que aglutinara a las poblaciones de los fundos de la zona. No se han encontrado elementos prerromanos en este asentamiento, lo que indicaría una fundación realizada ya en época romana en estrecha conexión con las poblaciones ciudadanas emigradas a fines del siglo I a.C. (Baebii, Vibii, Sertorii, Tinitii, y Plotii).
     Las técnicas constructivas de sus edificaciones, las cerámicas y las monedas encontradas en el lugar indican que el asentamiento se inicia en la época de Nerón y que la construcción de sus monumentos son de tiempos de Adriano y de la dinastía Antonina. Turobriga deja de aparecer en las fuentes a partir del siglo II d.C. y no se cita ni por Ptolomeo ni en el Itinerario de Antonino lo cual se corresponde con los restos del yacimiento que muestran un paulatino abandono a partir de la época Antonina entrando en pleno declive en el siglo III d.C., tal vez por perder su funcionalidad al consolidarse el asentamiento de Arucci.

     Entre las ciudades citadas por Ptolomeo y que no han sido tratadas anteriormente están Vama, Urium y Corticata, de las que algunos autores han localizado a Urium en Riotinto o lugar próximo, según las coordenadas citadas por Ptolomeo, que sería territorio de dominio imperial (agri excepti) sujeto a un régimen jurídico especial bajo las directrices del Procurator Metallorum. y Corticata en Cortegana por la similitud de los nombres, los restos romanos encontrados en su campo de futbol y a un fragmento de Ley Municipal localizada en esta población, pero otros investigadores atribuyen al citado fragmento de ley un origen Italicense o tal vez procedente de la zona de Aroche y que los restos del yacimiento romano encontrado no tienen las características de un núcleo urbano, sino más bien de lo que sería una villa rústica romana.

 FUENTE TEXTO:  CIUDADES ROMANAS EN LA PROVINCIA DE HUELVA en:
                                LA PRESENCIA ROMANA EN LA PROVINCIA DE HUELVA (JOSE ANGEL TORO MAYO)
 FUENTES IMAGENES:www.aytoaroche.com
                                       www.moneda-hispanica.com
                                       www.tarraconensis.com/huelva_romana.html
                                       WWW.ELMUNDO.ES

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