26 Febrero 2013, 10:47 PM
http://www.hoy.com.do/cobertura-especial/2013/2/26/469059/JPD-una-espina-en-el-corazon-de-las-ambiciones-de-Santana
JPD: una espina en el corazón de las ambiciones de Santana
Duarte confió en que el ejército dominicano podía vencer sin fuerzas externas. ¡Y se logró!
Coraje le sobró para encarar la rudeza y tozudez del general Pedro Santana, para sortear la celada tendida seis días después de su triunfal retorno a la patria. ¡Una trampa! Compartir la jefatura del ejército del Sur con el caudillo de El Seibo, la “espada del protectorado”, cuando todos sabían que en su ambición de poder no cedería ni un ápice de su mando.
Un ardid de Tomás Bobadilla para que la gloria militar no brillara junto al prestigio político de Juan Pablo Duarte, revolucionario de fuste, de carácter tan recio como la firmeza de sus convicciones, al que a toda costa había que desacreditar y sacar del escenario político por su radical nacionalismo.
Afrontó el reto. Juan Pablo no se arredró ante la alevosa trama. Encaró al militar de más lustre del momento por su victoria en Azua, al frente de un ejército ciegamente fiel a su amo.
Le enrostró su inercia al retirarse a Baní, advirtiéndole que ponía en peligro la defensa de la República en la guerra con Haití.
Su designación el 21 de marzo de 1844 como comandante adjunto de Santana era parte de una campaña de desprestigio, atizada al constatar su poderosa influencia, al oirle llamar Padre de la Patria.
El patricio acató el dictamen de la Junta Central Gubernativa, aunque tuviera que lidiar con la arrogancia del rudo hatero, cuya corta visión le impidió ver que los dominicanos podían vencer al invasor sin ayuda externa, como finalmente se logró.
Como hoy ganaríamos la la batalla a la demandante realidad socioeconómica si optimizamos los recursos humanos y naturales. Si trocamos riquezas en aulas y empleos, y hacemos del trabajo y la educación las armas propulsoras del desarrollo, abriendo horizontes a los jóvenes, alejándolos de opciones ilícitas.
La ganaríamos con el equilibrio ecológico, la protección de ríos y bosques, el uso racional de minas y playas, intransigentemente opuestos, como haría Duarte, a contratos onerosos, destructivos del ambiente.
Elevar autoestima. Desde su regreso, Juan Pablo estuvo alerta a las contingencias de la guerra, instando a la unidad y a la acción. Procuró elevar la autoestima, el espíritu de lucha en las fuerzas militares, fortalecer la disciplina.
Con Pedro Alejandrino Pina y jóvenes capitaleños formó una columna, apremiando ir al frente, ímpetus que Bobadilla aprovechó.
El patricio fomentaba la unión pero la intriga palaciega erosionaba la Junta, dividida en dos bandos respecto a la guerra: los duartianos partidarios de la defensa sin injerencia externa y los que gestionaban ayuda militar francesa.
Los afrancesados con su mirada hacia el exterior, actitud acentuada en los últimos decenios con la globalización, con un consumo excesivo de bienes y servicios extranjeros que comprimen la producción local y aumentan el desequilibrio de la balanza de pagos.
Una batalla a librar que exige activar la productividad, la competitividad. Optimizar recursos propios, en vez de encadenar al país a préstamos cuyos intereses absorben gran parte del Presupuesto, neutralizando planes de desarrollo.
Rompe mito. La tesis duartiana se avaló el 19 de marzo con la victoria de Azua, alentadora noticia que rompió el mito de la invencibilidad del ejército invasor, superior en soldados y armas.
Un triunfo para la moral de las tropas y los que confiaban en las fuerzas dominicanas, en su maestría en el uso de machete y otras armas. Destrezas potenciadas por la mística que impulsaba al heroísmo en combates por sabanas y desfiladeros, escalando montes, vadeando ríos, descalzos, la ropa hecha jirones y mal alimentados.
Como ellos, podemos quebrar el mito de la incapacidad para hallar respuestas a los retos de la hora actual. Convencernos de que sí se puede, si los enfrentamos unidos, liberando nuestras energías transformadoras con el fuego que avivó la lucha en la Guerra de Independencia.
El regocijo que embargó a Duarte con el triunfo de Santana se disipó al conocer su insólita decisión de negarse a una ofensiva. La capital se alarmó, temían ser sitiados. Procedía contener el avance haitiano, sustituirlo. Pero Bobadilla, árbitro de la Junta, lo retuvo en su cargo.
Puntual en el deber. Fiel a su responsabilidad, al amanecer del 22 Juan Pablo salió al mando de jóvenes dispuestos a ofrendar su vida por la patria, en decidida marcha hacia la victoria. Tras desfilar por el Conde, el patricio arengó a los soldados, alentados por el pueblo que los despedía entre toques marciales.
Confiaba en que con esos refuerzos y los de San Cristóbal, más la flotilla anclada en la bahía de Ocoa, podían recuperar Azua y replegar al enemigo hasta la frontera.
El 23 cruzaban una empedrada calle de Baní, entre bohíos de cana y yagua. A poco cabalgar, estaban frente al poderoso militar y “señor feudal de El Seibo”.
Ese día, dos recias voluntades se enfrentaron. Uno aferrado a su mando, el otro presto a defender la patria, a volcar sus energías en una ofensiva militar. Un duelo entre un cacique de ego inflado y la proverbial humildad del patricio.
Evitar división. Duarte intentó convencerlo de la urgencia de atacar, exponiéndole su plan de campaña. Insistió, deseoso de evitar escisiones, rivalidades. Santana se mostró reticente, no cedió ante argumentos ni refuerzos.
El patricio insistía, pero no se le subordinaba. Mantuvo su criterio, aunque le costó soportar el desplante de quien procuraba degradar su imagen llamándolo con sarcasmo “muchachito de modales finos”, disociador, anarquista.
Acampó en Sabana Buey, listo para la ofensiva. Agotados días de persuasión sin un acuerdo, pidió autorización a la Junta para atacar por su cuenta. Sin respuesta, desesperado por la inacción, propuso a Santana un rodeo para sorprender al enemigo por la retaguardia mientras el seibano atacaba Azua de frente. No accedió.
Su oficialidad lo instó a actuar solos, disyuntiva en la que optó por la disciplina. Reiteró su reclamo a la Junta, que le ordenó regresar únicamente con sus oficiales. Conteniendo el disgusto, marchó hacia la capital, tras 21 días de estériles esfuerzos.
Poco después, propuso a la Junta organizar con Matías Ramón Mella una expedición que atacara al invasor por el valle de la Maguana, desalojándolo de posiciones tomadas en la frontera.
Bobadilla no aceptó. Otra negativa que los duartistas interpretaron como nueva señal de hostilidad hacia su líder, el precio de su radicalismo, de su firmeza
LOS VALORES
1. Honestidad
Valor intrínseco en la personalidad de Duarte, que surge de un mandato interno para actuar con integridad, sinceridad y transparencia consigo mismo y con los demás. Exige comportarnos con coherencia, apegados a la verdad y a la justicia. El autoengaño nos hace perder la perspectiva sobre la honestidad de nuestros actos.
2. Valentía
Es afrontar riesgos, vencer temores, defender lo correcto, como hizo JPD. Actitudes que se viven día a día en pequeños y grandes desafíos, que nos van forjando la valentía. Ser valiente es no dejarse paralizar por los miedos. Con frecuencia la imaginación nos traiciona, generamos fantasmas y temores inexistentes que nos inmovilizan.
3. Obediencia
Valor que es parte del aprendizaje del control y regulación de la conducta. Asimilar las reglas, cumplirlas con la clara conciencia de que se hace lo correcto, una actitud responsable de respeto mutuo y colaboración para la convivencia.
Valor intrínseco en la personalidad de Duarte, que surge de un mandato interno para actuar con integridad, sinceridad y transparencia consigo mismo y con los demás. Exige comportarnos con coherencia, apegados a la verdad y a la justicia. El autoengaño nos hace perder la perspectiva sobre la honestidad de nuestros actos.
2. Valentía
Es afrontar riesgos, vencer temores, defender lo correcto, como hizo JPD. Actitudes que se viven día a día en pequeños y grandes desafíos, que nos van forjando la valentía. Ser valiente es no dejarse paralizar por los miedos. Con frecuencia la imaginación nos traiciona, generamos fantasmas y temores inexistentes que nos inmovilizan.
3. Obediencia
Valor que es parte del aprendizaje del control y regulación de la conducta. Asimilar las reglas, cumplirlas con la clara conciencia de que se hace lo correcto, una actitud responsable de respeto mutuo y colaboración para la convivencia.
Honradez al rendir cuentasAl regresar de Baní, JPD rindió cuentas a la Junta, devolviendo 827 pesos fuertes que restaron de mil recibidos para gastos de campaña. Desglosó centavo a centavo en una minuciosa relación, sin deducir nada de lo gastado por él.
Su actuación sienta un precedente poco usual en el manejo y destino de los fondos públicos. Ofrece un ejemplo de honradez de validez permanente, más aún en estos tiempos de corrupción y falta de transparencia, en que se convierte al Estado en fuente de enriquecimiento ilícito.
La corrupción impune ha permitido que una rendición de cuentas oculte el robo de los fondos públicos con cifras abultadas o subvaluadas. Hace posible enriquecerse con “barrilitos”, comisiones y otras argucias .
Ser honesto exige respeto a lo ajeno aun si las circunstancias permitieran apropiárselo sin consecuencias legales o sociales.
Ante la honradez muchos sólo piensan en el dinero y cosas materiales, pero también se actúa con deshonestidad al sustraer bienes intangibles, tan valiosos como la honra, como la reputación ajena.
Su actuación sienta un precedente poco usual en el manejo y destino de los fondos públicos. Ofrece un ejemplo de honradez de validez permanente, más aún en estos tiempos de corrupción y falta de transparencia, en que se convierte al Estado en fuente de enriquecimiento ilícito.
La corrupción impune ha permitido que una rendición de cuentas oculte el robo de los fondos públicos con cifras abultadas o subvaluadas. Hace posible enriquecerse con “barrilitos”, comisiones y otras argucias .
Ser honesto exige respeto a lo ajeno aun si las circunstancias permitieran apropiárselo sin consecuencias legales o sociales.
Ante la honradez muchos sólo piensan en el dinero y cosas materiales, pero también se actúa con deshonestidad al sustraer bienes intangibles, tan valiosos como la honra, como la reputación ajena.
ANTECEDENTE
9 de marzo de 1844
Fuerzas haitianas invaden RD.
9 de marzo de 1844
Fuerzas haitianas invaden RD.
20 de abril de 1844
Embargan bienes de haitianos.
Embargan bienes de haitianos.
3 de mayo de 1844Derrocan al presidente Riviére en Puerto Príncipe, mientras ocupaba el territorio dominicano, teniendo que irse camino al destierro. Se logró así la liberación de Azua, que Santana rehusó emprender.
LAS FRASES
Juan Pablo Duarte
"Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”.
Juan Pablo Duarte
"Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”.
Pedro Santana
"Sí, estoy dispuesto a contribuir con la revolución, pero yo mando”, respondió a su amigo Esteban Aybar, rico hacendado de El Soco, cuando éste le pidió respaldar la causa.
"Sí, estoy dispuesto a contribuir con la revolución, pero yo mando”, respondió a su amigo Esteban Aybar, rico hacendado de El Soco, cuando éste le pidió respaldar la causa.
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