Los miserables», ¿el musical definitivo?
Día 10/12/2012 - 10.21h
El día de Navidad se estrena en España la adaptación a la gran pantalla del musical visto por más de 60 millones de persona
Los sueños, la esperanza, el amor...
Las fuerzas poderosas que impulsan nuestro corazón se conjugan con maestría en «Los miserables», una prueba atemporal de la fuerza del espíritu humano que un siglo después de que Víctor Hugo la plasmara sobre papel saltó a los teatros de medio mundo en forma de célebre musical. El escritor francés, que contribuyó de forma notable a la renovación lírica y teatral de la época, fue un amante de la palabra y de la lucha social, y en su obra más conocida defiende por antonomasia a los más desfavorecidos en la Francia del siglo XIX: putas, ladrones, pobres y estudiantes sin estudios.
Son estos, y no otros, los grandes protagonistas de este himno contra la miseria y en favor de los más desproveídos. Una fábula con alma propia que hunde sus raíces en la redención y la libertad. El sueño dentro del sueño.
Después de que la vieran 60 millones de espectadores en 42 países, de ser traducida a 21 idiomas, y de que siga batiendo récords de taquilla después de permanecer 27 años en cartel, «Los miserables» aterriza ahora en las salas de cine. Y lo hace de la mano de Tom Hooper, ganador del Oscar al mejor director hace dos años por «El discurso del rey». Cuando el cineasta británico se enteró de que su colegaWilliam Nicholson estaba escribiendo una adaptación de “Los miserables”, no dudó en ponerse a la cabeza del proyecto. “'El discurso del rey' había emocionado a muchos espectadores en todo el mundo y quería que mi siguiente película fuera aún más emotiva. Leí el guión durante un vuelo entre Londres y Los Ángeles, y acabé con lágrimas en los ojos».
«Tom Hooper siempre encabezó la lista», señala Eric Fellner, productor del film. «No nos pusimos en contacto con ningún otro director. Es apasionado, entregado, cuida mucho los detalles y no le asusta el trabajo».
Pese a que Hooper se permite algunas concesiones a la hora de hacer la traducción de la obra teatral al lenguaje cinematográfico, el filme conserva dos alicientes esenciales para encumbrarlo como uno de los musicales más ambiciosos de la historia. El primero es que durante casi todo su metraje, que se extiende hasta las dos horas y media, los personajes se comunican cantando y los diálogos son versos sueltos dentro de una argamasa musical sin precedentes. El segundo factor es que, por primera vez en su integridad, los actores interpretan las canciones «en vivo». «Posiblemente no habría dirigido la película si no se hubiera podido grabar las canciones en directo. Por muy buena que sea la sincronización, el público nota que hay algo falso. Las voces nunca acaban de conectar realmente con lo que ocurre en la pantalla», detalla Hooper.
Así se vertebra una de las películas más esperadas de los últimos años que, de momento, está a la altura de las expectativas. Tras presentarse hace dos semanas en Nueva York, parte de la crítica se ha mostrado totalmente entusiasta con ella. «El film es un triunfo. Todo el mundo está de pie. El cine se viene arriba», apuntaba Kris Tapley (hitfix.com) una vez concluía la primera proyección. «15 minutos de aplausos. La película es impresionante», describía AwardsCircuit.com. «Aplausos y ovación en pie. Tom Hooper ha hecho una versión épica, emocionante y sensacional del legendario show de Broadway», según el crítico Roger Friedman.
Para Fernando de Luis Orueta, redactor de «losextras.es», es indiscutiblemente la favorita para el triunfo. «Una cinta tan esperada y tan espectacular como esta se acerca mucho al perfil de las grandes ganadoras de los Oscar: películas-río, con grandes repartos, de época, emocionantes y sin dobleces. En mi opinión, es la rival a batir»
Una estatuilla que para muchos ya tiene dueña es la de mejor actriz secundaria. Anne Hathaway lidera todas las quinielas por su breve pero magistral papel de Fantine. Para la intérprete, que perdió hasta once kilos para la película, la oportunidad de abordar este personaje fue particularmente especial porque su madre era la suplente de ese papel en la primera obra que se hizo en teatro. «Fue una experiencia maravillosa aprenderte todo el guión. Llegas a olvidarte de que son palabras escritas antes por alguien porque haces tuya cada frase. Era maravilloso tener la libertad de desconectar tu cerebro y simplemente vivirlo y dejarte llevar. Tú sola con un piano en el rodaje. Era maravilloso».
«Los miserables» asume el mayor reto conocido hasta ahora por el género musical. Dos horas y media de canciones, voces en directo, libertad, sueños, lealtad y, sobre todo, amor. Y es que, tal como recogía la novela de Víctor Hugo en su capítulo final, «en el mundo casi no hay nada más importante que amar»
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