jueves, 4 de octubre de 2012

Origen y desarrollo .el poblamiento indígena antes de la conquista


Origen y desarrollo .el poblamiento indígena antes de la conquista

Por Amadeo Julián.
Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia

Fuente: Revista CLIO. Órgano de la Academia Dominicana de la Historio. Año 2011 No. 182-02. Págs.12/16   
        
De acuerdo con los datos que aporta la investigación arqueológica, los más antiguos asentamientos de población en la isla de Santo Domingo, fechados en base a los restos encontrados en los yacimientos, corresponden al año 3,630 antes de nuestra era, y se encuentran localizados en la costa occidental de la actual República de Haití y en los lugares del área de Cabaret. Asimismo, otro asentamiento localizado en el sitio de Barrera-Mordán, en el sur occidental de la República Dominicana, arroja una primera fecha, que se ha fijado en el 2,610 antes de nuestra era. Hay otros asentamientos relacionados con este primer habitante de la isla, como el de Cueva Roja, en la provincia de Pedernales, cuya fecha se remonta al año 2950 antes de nuestra era. A este primer poblador se le denomina “barreroide”, y se dedicaba a la recolección.
También recolectores como los anteriores son los llamados “banwaroides”, que se asentaron en el este de la isla. Entre otros lugares de asentamiento, están Madrigales, cuya fecha estimada es el año 2050 antes de nuestra era, Hoyo de Toro el año 2000 antes de nuestra era, La Piedra que tiene la misma antigüedad, Cueva de Berna, cuya datación es 1800 antes de nuestra era y El Porvenir, entre el 1250 y el 800 antes de nuestra era. Una característica de estos pobladores, es que se asentaban cerca de los manglares y aprovechaban sus reservas alimenticias. El más importante de los yacimientos “banwaroides” es el de la Cueva de Berna, habitada por más de 500 años, desde el año 1890 al 1255 antes de nuestra era. Se encuentra cerca de la bahía de Boca de Yuma.
Hacia el año 1500 antes de nuestra era, se produjo un intercambio de artefactos y de técnicas entre los grupos “barreroides” y “banwaroides”, sin que haya evidencia de haberse mezclado, lo que dio lugar a un enriquecimiento cultural. Los primeros hicieron contacto con las primeras poblaciones agricultoras, mientras que los segundos, a partir del año 1000 antes de nuestra era, llegaron hasta la corta norte de la isla. Uno de los sitios arqueológicos con evidencia de ese proceso de hibridación es Batey Negro, en las proximidades  de la desembocadura del río Cumayasa, en la costa sureste de la isla.
En las cavernas del este de la isla aparecieron los primeros grupos con alfarería, pero no tenían burén, lo cual indica que no cultivaban la yuca. Entre éstos se encuentran los sitios de El Caimito y Musiépedro, en San Pedro de Macorís e Higüey. Hay presencia del uso de la guáyiga, entre los pobladores llamados “caimitoides”, por referencia al sitio de su asentamiento.
En el año 240 de nuestra era, aproximadamente, llegaron a la isla de Santo Domingo, los primeros pobladores con agricultura estable. Se asentaron en las playas de la costa este de la isla. Otro grupo también agricultor más temprano que los “solenoides” se asentó en el sitio de Punta Cana, en Higüey, y se ha considerado que es el poblador agrícola más temprano de la isla.
En Puerto Rico se dio un desarrollo de los grupos locales que culminó con los “ostionoides”, llamados así por haber sido localizados en Punta Ostiones. Emigraron masivamente a la isla de Santo Domingo y se mezclaron con los grupos “solenoides” y “cuevoides”, que ya realizaban actividades agrícolas, pero los “ostionoides fueron los primeros que cultivaron sobre la base del montículo agrícola. Estos grupos son considerados los predecesores de los taínos y de los macorijes
. El montículo agrícola desplazó el cultivo de la roza, basado en la quema del bosque para sembrar entre las cenizas, y que tenía por principal consecuencia, el deterioro de los suelos. Además, el cultivo de la roza implicaba el movimiento de las poblaciones que se trasladaban de un sitio a otro, mientras  que el montículo permitía la sedentarización y una mayor producción, lo que contribuía a una mayor complejidad de la sociedad indígena.
Aunque se asentaron en casi todos los lugares, en el este los sitios “ostionoides” más importantes son Macao, El Jobito, Cumayasa, Juanpedro, Juan Dolio y Andrés. De estos ocupa un lugar destacado el sitio de Juanpedro, en la actual provincia de San Pedro de Macorís, con una ocupación entre los años 859 y 1400 de nuestra era, que se caracteriza por haber sido una sociedad autónoma y autosuficiente, cuyos habitantes se concentraron en una aldea, con una plaza o punto central y bohíos alrededor, que se supone eran casas comunales.
Otro sitio importante es El Ajadizo, a orillas del río Yuma, en las inmediaciones de su desembocadura, llamada Boca de Yuma. Se ha observado que en el mismo hubo un importante crecimiento demográfico, determinado por un dominio del medio ambiente. En una primera fase se comprueba la transformación de una sociedad ostionoide” en una sociedad taína. El poblado indígena de El Atajadizo se desarrolló entre los años 840 y 1300 de nuestra era. En sus inicios estuvo integrado por viviendas de gran tamaño para familias extensas. Al final, hay un predominio de la cultura taína, “con montículos agrícolas, una plaza central para el juego de pelota, fines ceremoniales, y un cementerio indígena bien localizado”. Se data en el siglo IX, y más precisamente en el año 1015 de nuestra era, la presencia del montículo agrícola en El Atajadizo.
También se encuentra otro asentamiento de los “ostionoides” en el sitio de El Soco, situado en la desembocadura del río del mismo nombre. Su ocupación se inició hacia el siglo IX. Los primeros pobladores de El Soco no emplearon el montículo agrícola, porque practicaron la recolección en el manglar, sin dejar de cultivar la yuca, aprovecharon la guáyiga. Entre los siglos IX y X, se produjo la consolidación de la cultura taína y las poblaciones portadoras de la misma comenzaron a emigrar hacia el oeste de la isla. Desde, aproximadamente, el año 830 de nuestra era hasta la llegada de los españoles hay un predominio de esta cultura en la población indígena.2 (2)-- Cfr. Marció Veloz Maggiolo. Arqueología prehistórica de Santo Domingo. Singapur, McGraw Hill Far Eastern Publisher, 1972; Marció Veloz Maggiolo. La isla de Santo Domingo antes de Colón. Santo Domingo, Banco Central de la República Dominicana, 1993; Marció Veloz Maggiolo y Daniela Zanin. Historia, arte y cultura en las Antillas precolombinas. Santo Domingo, Universidad Autónoma de Santo Domingo. 1999)
Por todo lo anterior, puede afirmarse que los grupos indígenas del cacicazgo de Higüey, predominantemente conocían la agricultura y la alfarería, y vivían en poblados más o menos estables, algunos densamente poblados, como el del Macao. En este cacicazgo había alcanzado un gran desarrollo la denominada cultura taína, y era uno de los más importantes de la isla. Sobre la ubicación y construcción de los poblados y una de las modalidades del sistema de siembra de la yuca, empleado por los indígenas del cacicazgo de Higüey, refiere fray Bartolomé de las Casas, lo siguiente:   “Las gentes de la provincia de Higüey tenían sus poblados dentro, en los montes; y estos montes son llanos como una mesa llana, y sobre aquella mesa comienza otra mesa, de la misma manera llana y montuosa más alta cincuenta y más estados… Estas mesas son de diez y quince leguas de largo y ancho y todas soladas, como si lo fuesen a mano, de lajas de peña viva muy áspera, como puntas de diamante. Tienen infinitos ojos o hoyos de cinco y seis palmos en torno llenos de tierra colorada, la cual para su pan cazabí es fertilísima y admirable porque, poniendo una rama o dos de la planta de donde salen las raíces de que se hace, todo aquel agujero o hoyo se hincha de sola una raíz, cuando él cabe. Y, aun sembrando en aquellos agujeros o hoyos dos o tres pepitas de nuestros melones, se crían de la misma manera, tan grandes, que no hay botijas de media arroba de las de España mayores, finísimo y odoríferas y como sangre colorados. Por esta fertilidad tenían aquellas gentes sus pueblos en aquellas montañas llanas”.( 3) Cfr. Fray Bartolomé de las Casas. Obras completas, 6. Apologética historia sumaria, I. Madrid, Alianza Editorial, 1992, p. 298.)

Sobre los otros dos sistemas de cultivo de la yuca y de los ajes y batatas, el de la roza, consistente en la tala y quema del bosque y el basado en montículos o montones, los cronistas
Bartolomé de las Casas y Gonzalo Fernández de Oviedo han dejado en sus obras una detallada descripción de los mismos, y destacado la importancia del segundo.4 ( 4)* Ibídem, pp. 330-333. También en fray Bartolomé de las Casas. Apologética historia sumaria. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1967, tomo I, pp. 58-62. Igualmente, ver sobre el sistema de cultivo a base de montículos o montones a Gonzalo Fernández de  Oviedo. Historia General y Natural de las Indias. Madrid, Atlas, 1959, tomo I, pp. 230-234. Lo relativo al cultivo de la roza, o de tala y quema del bosque, se encuentra lo que expone este último autor, en la obra citada, pp. 226-228.)
Este último era mucho más desarrollado, productivo y con consecuencias sociales, demográficas y políticas, al permitir la sedentarización de las comunidades agrícolas y ceramistas que lo practicaban.

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