LA IMPORTANCIA DEL ORO GALLEGO EN LA ANTIGUA ROMA .ORO QUIROGUÉS PARA LA ROMA IMPERIAL.
Explotación aurífera a cielo abierto situada en la zona de O Covallón :: PARGA
■ Los romanos se encontraron con ricos filones auríferos en la zona sur de Lugo cuando conquistaron Galicia, que explotaron durante dos siglos y medio. De las minas gallegas llegaron a obtener el 10% del total de los ingresos del imperio.
Cuando los romanos conquistaron Galicia hacia el año 25 antes de Cristo se encontraron con unas tierras en las que abundaba el oro que iban desde Las Médulas, en la comarca leonesa del Bierzo, hasta A Cubela, en el municipio de Ribas de Sil.
Según algunos estudios, en la mina berciana fueron extraídos 96.000 kilogramos de este metal precioso a lo largo de 250 años, pero no existen datos sobre las cantidades obtenidas en las diferentes minas que explotaron en Ribas de Sil y, además, en otros lugares del valle de Quiroga y en O Courel.
La importancia de estos yacimientos para los romanos era máxima, pues según Cayo Plinio Segundo, un importante procurador del antiguo imperio, de las minas gallegas se sacó en algún momento el 10% de los ingresos totales de Roma.
Los sistemas empleados para la obtención del oro en aquella época de la historia eran variados. Por un lado se utilizaba el llamado ‘ruina motium’, que es el uso de grandes cantidades de agua para derrumbar amplias extensiones de terreno en el que había este metal, como en el caso de las Médulas. También se procedía a desviar los ríos para trabajar directamente sobre el aluvión, técnica usada en Montefurado (Quiroga); y a la excavación de minas en las montañas, de lo que hay varios ejemplos tanto en el municipio quirogués como en el de Ribas de Sil.
En un amplio estudio que formó parte de una tesis doctoral del arqueólogo Luis Francisco López González se señala que en Quiroga y Ribas de Sil hay un centenar de yacimientos explotados por los romanos.
Este último municipio cuenta con más de cuarenta, siendo el más importante el de O Covallón, formada por una docena de minas.
Según este experto, los romanos utilizaban un sistema muy complejo para la obtención de oro. Horadaban la montaña de arriba a abajo y sacaban el material por galerías secundarias que luego machacaban para posteriormente someterlo a un sistema de tostación con el que lograban el preciado metal.
Luis Francisco López habla de un complejo minero en toda esta zona del sur de Lugo que, señala, «transformó el territorio y cambió su estructura socioeconómica». Una de las explotaciones más importantes, añade, estaba en O Covallón, donde dice que también quedan restos de un pequeño poblado romano, pero sostiene que hay otras de una importancia similar, como la conocida como A Borrén, también en Ribas de Sil, donde se halla una mina muy bien conservada; así como en la ladera del monte de A Moá.
Asimismo, quedan señales de canales y depósitos de numerosas minas, tanto en este municipio como en el de Quiroga, sobre todo en la zona de Paradaseca y Augasmestas. En cuanto a O Courel, destacan las explotaciones de A Toca, Torubio y Romeor.
En la mayoría de los casos, según este experto, no es una exageración decir que los ríos Sil y Lor fueron fundamentales para llevar a cabo las explotaciones auríferas, pues sus aguas se utilizaban para el lavado del material en el que, mezclado, se encontraba el oro.
En cuanto a la catalogación de las minas romanas, algunas forman parte de un listado elaborado por la Xunta, pero otras aún no han sido incluidas, a pesar conocerse su existencia.
DIVULGACIÓN
El arqueólogo indica que tanto los vecinos como los responsables municipales de Ribas de Sil son conocedores desde hace numerosos años de la existencia de esta riqueza patrimonial y que ya en el año 2000 el Ayuntamiento organizó unas jornadas de estudio y a la vez divulgativas sobre la existencia de estos yacimientos auríferos que explotaron los romanos.
Asimismo, considera muy acertado que desde la administración local se haya decidido señalizar varios lugares y diseñar una ruta de senderismo para que todo el mundo que lo desee pueda conocer las minas más emblemáticas del municipio.
Esta ruta discurre por Peites, Figueiredo y Piñeira y permite admirar vestigios de aquellas explotaciones auríferas milenarias. La ruta es de ocho kilómetros y se puede realizar en autobús. El recorrido empieza en el pueblo de Peites, donde se puede visitar un molino de aceite y recorrer la mina que hay debajo de la aldea.
Luego se continúa hacia Figueiredo, donde hay otra explotación convertida hoy en día en un souto de castaños.
El recorrido finaliza en la parroquia de Piñeira, donde se puede visitar otra mina que lleva su nombre. En ella se puede admirar un profundo corte en la ladera y una depósito con una gran cantidad de piedra procedente del interior de la montaña que los romanos horadaron.
Referencias de Plinio el Viejo y Estrabón
Las referencias a las minas de oro de Galicia aparecen en trabajos de los historiadores Plinio el Viejo y Estrabón. El primero dice que las montañas «de Hispania, que son mayormente áridas y estériles y no producen nada, por fuerza tenían que producir oro». En cuanto a Estrabón, dice que los ríos «arrastran oro y las mujeres cavan y después de quitar las partes más gruesas con una especie de cesto entretejido, lo lavan en bateas».
Colonización
Según algunos estudios, la administración romana estaba centrada fundamentalmente en las zonas auríferas, no quedando constancia de que se realizase una colonización como la efectuada en otras partes del imperio, sino que se adecuó a la explotación minera. Hoy en día está establecido que las explotaciones mineras estaban atendidas principalmente por miles de hombres libres, en su mayor parte peregrinos, que residían con sus familias en los castros próximos.
Organización
Así, unos se dedicaban a la actividad agraria, explotando las mejores sierras para el abastecimiento de la mano de obra minera, otros proporcionaban las materias primas y manufacturas necesarias al trabajo que se realizaba y , ligados exclusiva y directamente al trabajo en las minas, había poblados de mineros y núcleos que albergaban al personal cualificado.
APUNTES
PROSPECCIONES
Una empresa realizó catas para conocer si puede ser rentable una explotación
La Consellería de Economía e Industria otorgó a finales del pasado año un permiso a la empresa Minería Sostenible S.L. para realizar trabajos de investigación en Ribas de Sil, en concreto en una zona muy próxima a la mina de oro romana situada cerca de la aldea de Louxadelas, a 200 metros de la de O Covallón. La concesión de esta autorización fue aprobada antes de que técnicos de Dirección Xeral do Patrimonio visitasen la antigua explotación a fin de incluirla en el catálogo oficial de bienes arqueológicos.
La zona para la que se ha emitido la autorización se extiende a los cercanos municipios de San Xoán de Río y A Pobra de Trives.
La empresa canadiense Edgewater Exploration Ltd., especializada en la compra y explotación de antiguas minas de oro, se hizo meses atrás con los derechos de explotación de las minas de Corcoesto, en Cabanas de Bergantiños (A Coruña), por noventa años. Responsables de la firma aseguraron que habían identificado siete importantes vetas auríferas para alcanzar el millón de onzas.
INGENIERÍA
Cuando los romanos conquistaron Galicia hacia el año 25 antes de Cristo se encontraron con unas tierras en las que abundaba el oro que iban desde Las Médulas, en la comarca leonesa del Bierzo, hasta A Cubela, en el municipio de Ribas de Sil.
Según algunos estudios, en la mina berciana fueron extraídos 96.000 kilogramos de este metal precioso a lo largo de 250 años, pero no existen datos sobre las cantidades obtenidas en las diferentes minas que explotaron en Ribas de Sil y, además, en otros lugares del valle de Quiroga y en O Courel.
La importancia de estos yacimientos para los romanos era máxima, pues según Cayo Plinio Segundo, un importante procurador del antiguo imperio, de las minas gallegas se sacó en algún momento el 10% de los ingresos totales de Roma.
Los sistemas empleados para la obtención del oro en aquella época de la historia eran variados. Por un lado se utilizaba el llamado ‘ruina motium’, que es el uso de grandes cantidades de agua para derrumbar amplias extensiones de terreno en el que había este metal, como en el caso de las Médulas. También se procedía a desviar los ríos para trabajar directamente sobre el aluvión, técnica usada en Montefurado (Quiroga); y a la excavación de minas en las montañas, de lo que hay varios ejemplos tanto en el municipio quirogués como en el de Ribas de Sil.
En un amplio estudio que formó parte de una tesis doctoral del arqueólogo Luis Francisco López González se señala que en Quiroga y Ribas de Sil hay un centenar de yacimientos explotados por los romanos.
Este último municipio cuenta con más de cuarenta, siendo el más importante el de O Covallón, formada por una docena de minas.
Según este experto, los romanos utilizaban un sistema muy complejo para la obtención de oro. Horadaban la montaña de arriba a abajo y sacaban el material por galerías secundarias que luego machacaban para posteriormente someterlo a un sistema de tostación con el que lograban el preciado metal.
Luis Francisco López habla de un complejo minero en toda esta zona del sur de Lugo que, señala, «transformó el territorio y cambió su estructura socioeconómica». Una de las explotaciones más importantes, añade, estaba en O Covallón, donde dice que también quedan restos de un pequeño poblado romano, pero sostiene que hay otras de una importancia similar, como la conocida como A Borrén, también en Ribas de Sil, donde se halla una mina muy bien conservada; así como en la ladera del monte de A Moá.
Asimismo, quedan señales de canales y depósitos de numerosas minas, tanto en este municipio como en el de Quiroga, sobre todo en la zona de Paradaseca y Augasmestas. En cuanto a O Courel, destacan las explotaciones de A Toca, Torubio y Romeor.
En la mayoría de los casos, según este experto, no es una exageración decir que los ríos Sil y Lor fueron fundamentales para llevar a cabo las explotaciones auríferas, pues sus aguas se utilizaban para el lavado del material en el que, mezclado, se encontraba el oro.
En cuanto a la catalogación de las minas romanas, algunas forman parte de un listado elaborado por la Xunta, pero otras aún no han sido incluidas, a pesar conocerse su existencia.
DIVULGACIÓN
El arqueólogo indica que tanto los vecinos como los responsables municipales de Ribas de Sil son conocedores desde hace numerosos años de la existencia de esta riqueza patrimonial y que ya en el año 2000 el Ayuntamiento organizó unas jornadas de estudio y a la vez divulgativas sobre la existencia de estos yacimientos auríferos que explotaron los romanos.
Asimismo, considera muy acertado que desde la administración local se haya decidido señalizar varios lugares y diseñar una ruta de senderismo para que todo el mundo que lo desee pueda conocer las minas más emblemáticas del municipio.
Esta ruta discurre por Peites, Figueiredo y Piñeira y permite admirar vestigios de aquellas explotaciones auríferas milenarias. La ruta es de ocho kilómetros y se puede realizar en autobús. El recorrido empieza en el pueblo de Peites, donde se puede visitar un molino de aceite y recorrer la mina que hay debajo de la aldea.
Luego se continúa hacia Figueiredo, donde hay otra explotación convertida hoy en día en un souto de castaños.
El recorrido finaliza en la parroquia de Piñeira, donde se puede visitar otra mina que lleva su nombre. En ella se puede admirar un profundo corte en la ladera y una depósito con una gran cantidad de piedra procedente del interior de la montaña que los romanos horadaron.
Referencias de Plinio el Viejo y Estrabón
Las referencias a las minas de oro de Galicia aparecen en trabajos de los historiadores Plinio el Viejo y Estrabón. El primero dice que las montañas «de Hispania, que son mayormente áridas y estériles y no producen nada, por fuerza tenían que producir oro». En cuanto a Estrabón, dice que los ríos «arrastran oro y las mujeres cavan y después de quitar las partes más gruesas con una especie de cesto entretejido, lo lavan en bateas».
Colonización
Según algunos estudios, la administración romana estaba centrada fundamentalmente en las zonas auríferas, no quedando constancia de que se realizase una colonización como la efectuada en otras partes del imperio, sino que se adecuó a la explotación minera. Hoy en día está establecido que las explotaciones mineras estaban atendidas principalmente por miles de hombres libres, en su mayor parte peregrinos, que residían con sus familias en los castros próximos.
Organización
Así, unos se dedicaban a la actividad agraria, explotando las mejores sierras para el abastecimiento de la mano de obra minera, otros proporcionaban las materias primas y manufacturas necesarias al trabajo que se realizaba y , ligados exclusiva y directamente al trabajo en las minas, había poblados de mineros y núcleos que albergaban al personal cualificado.
APUNTES
PROSPECCIONES
Una empresa realizó catas para conocer si puede ser rentable una explotación
La Consellería de Economía e Industria otorgó a finales del pasado año un permiso a la empresa Minería Sostenible S.L. para realizar trabajos de investigación en Ribas de Sil, en concreto en una zona muy próxima a la mina de oro romana situada cerca de la aldea de Louxadelas, a 200 metros de la de O Covallón. La concesión de esta autorización fue aprobada antes de que técnicos de Dirección Xeral do Patrimonio visitasen la antigua explotación a fin de incluirla en el catálogo oficial de bienes arqueológicos.
La zona para la que se ha emitido la autorización se extiende a los cercanos municipios de San Xoán de Río y A Pobra de Trives.
La empresa canadiense Edgewater Exploration Ltd., especializada en la compra y explotación de antiguas minas de oro, se hizo meses atrás con los derechos de explotación de las minas de Corcoesto, en Cabanas de Bergantiños (A Coruña), por noventa años. Responsables de la firma aseguraron que habían identificado siete importantes vetas auríferas para alcanzar el millón de onzas.
INGENIERÍA
Un túnel único de 120 metros de largo y 19 de ancho para desviar el Sil
En la denominada Pena do Corvo, en la quiroguesa parroquia de Montefurado, los romanos hicieron un agujero en la roca de 120 metros de longitud por 19 de ancho y 17 de alto que permitiese desviar el cauce del río Sil unos tres kilómetros y aprovechar el oro que quedaba en el lodo de la cuenca. La titánica obra fue hecha en el siglo segundo por orden del emperador Trajano.
Se calcula que en Montefurado se sacaban unas 20.000 libras de oro al año y gran parte del material se enviaba directamente a Roma. La leyenda dice que en la construcción de las galerías murieron cientos de esclavos que fueron enterrados en la zona da Enciñeira.
Desde el Ayuntamiento de Quiroga se coordinaron varias iniciativas encaminadas a promocionar el particular El Dorado de Montefurado. Primero se acondicionó una ruta de senderismo de siete kilómetros y dificultad media que recorre los principales puntos de actividad minera relacionada con la extracción del oro de la zona y se acondicionó un acceso al gran túnel de Montefurado. Además, a poco más de dos kilómetros, en la población de Anguieiros, se levantó un mirador que arroja una instantánea privilegiada de toda la cuenca aurífera del río Sil.
El proyecto municipal incluyó además el acondicionamiento para su visita de otro túnel romano situado cerca de la localidad de Paradaseca, que tiene unos veinte metros y era parte de las explotaciones auríferas del río Soldón.
Allí, los romanos excavaron en el terreno una serie de galerías verticales y horizontales en las que se introducían el agua del cauce para que la presión sobre sus paredes provocase el derrumbe de las mismas. La mezcla de piedras y tierra se conducía a unos canales de lavado y allí se sometía el lodo a un proceso de cribado para extraer el oro.
Desde el Ayuntamiento de Quiroga se coordinaron varias iniciativas encaminadas a promocionar el particular El Dorado de Montefurado. Primero se acondicionó una ruta de senderismo de siete kilómetros y dificultad media que recorre los principales puntos de actividad minera relacionada con la extracción del oro de la zona y se acondicionó un acceso al gran túnel de Montefurado. Además, a poco más de dos kilómetros, en la población de Anguieiros, se levantó un mirador que arroja una instantánea privilegiada de toda la cuenca aurífera del río Sil.
El proyecto municipal incluyó además el acondicionamiento para su visita de otro túnel romano situado cerca de la localidad de Paradaseca, que tiene unos veinte metros y era parte de las explotaciones auríferas del río Soldón.
Allí, los romanos excavaron en el terreno una serie de galerías verticales y horizontales en las que se introducían el agua del cauce para que la presión sobre sus paredes provocase el derrumbe de las mismas. La mezcla de piedras y tierra se conducía a unos canales de lavado y allí se sometía el lodo a un proceso de cribado para extraer el oro.
JOSÉ RAMÓN CASANOVA, catedrático de Geología:
«En Cobas existen unas Médulas en pequeño»
Uno de los conocedores del yacimiento minero de O Covallón y de otros situados en el sur de la provincia de Lugo es el catedráfico en Geología y Biología y exprofesor del instituto de enseñanza secundaria A Pinguela José Ramón Casanova.
Recientemente estuvo en este lugar de Ribas de Sil, al que dice que se llega de forma un tanto dificultosa porque, aclara, aunque hay letreros que indican el sendero a seguir llega un momento en que desaparecen y quien no conozca el lugar tendrá que utilizar la intuición para seguir por un lado u otro cuando se encuentra con varios cruces de caminos.
Aparte de lo interesante que es conocer esta explotación minera romana, Casanova señala que desde lo alto de la montaña en la que está enclavada «hay una vista impresionante de todo el valle de Quiroga», por lo que recomienda acercarse hasta este punto.
Pero, volviendo a la mina de O Covallón, el catedrático de Geología indicó que el oro que de allí sacaban estaba asociado al cuarzo, que los romanos utilizaban para hacer vasijas y tazas.
Otro punto de Ribas de Sil que Casanova recomienda visitar es el pueblo de Cobas, que, dice, «son unas Médulas en pequeño, donde los romanos usaron el ‘ruina motium’ para obtener el preciado metal».
Asimismo, manifiesta que otro lugar interesante es Froxán, en O Courel, donde «hay mucho sendimento acumulado procedente de las explotaciones auríferas de A Toca y Turibio, aluvión que luego era lavado para sacar las pepitas de oro».
Conocedor de muchas antiguas minas, José Ramón Casanova también recomienda acercarse hasta A Pobra do Brollón para conocer una de hierro llamada Cova das Chollas. «Es realmente impresionante, pues la boca principal dispone de veinte metros de altura y treinta de ancho, además de estar distribuida en tres niveles», dijo.
Se trata, comentó, de una cueva natural que luego fue ampliada por la mano del hombre «en la que podemos encontrar un hongo luminiscente extremadamente raro y que está protegidísimo. En este caso hay que felicitar al alcalde, José Luis Maceda, por haber colocado un cartel explicativo sobre él, algo que creo ha sido eficaz para que los visitantes no acaben con esta rarísima especie vegetal», declaró.
«En esta cueva también hay una formaciones tipo estalagtitas y estalagmitas que llaman la atención por sus extrañas formas y sus colores que ha ido formando el agua con el paso de los siglos», indicó este profesor que anima a todos, además, a conocer otra mina de hierro situada en Veneira de Roques, también en A Pobra do Brollón, aunque esta es mucho más moderna, cercana en el tiempo y ampliamente explotada.
Uno de los conocedores del yacimiento minero de O Covallón y de otros situados en el sur de la provincia de Lugo es el catedráfico en Geología y Biología y exprofesor del instituto de enseñanza secundaria A Pinguela José Ramón Casanova.
Recientemente estuvo en este lugar de Ribas de Sil, al que dice que se llega de forma un tanto dificultosa porque, aclara, aunque hay letreros que indican el sendero a seguir llega un momento en que desaparecen y quien no conozca el lugar tendrá que utilizar la intuición para seguir por un lado u otro cuando se encuentra con varios cruces de caminos.
Aparte de lo interesante que es conocer esta explotación minera romana, Casanova señala que desde lo alto de la montaña en la que está enclavada «hay una vista impresionante de todo el valle de Quiroga», por lo que recomienda acercarse hasta este punto.
Pero, volviendo a la mina de O Covallón, el catedrático de Geología indicó que el oro que de allí sacaban estaba asociado al cuarzo, que los romanos utilizaban para hacer vasijas y tazas.
Otro punto de Ribas de Sil que Casanova recomienda visitar es el pueblo de Cobas, que, dice, «son unas Médulas en pequeño, donde los romanos usaron el ‘ruina motium’ para obtener el preciado metal».
Asimismo, manifiesta que otro lugar interesante es Froxán, en O Courel, donde «hay mucho sendimento acumulado procedente de las explotaciones auríferas de A Toca y Turibio, aluvión que luego era lavado para sacar las pepitas de oro».
Conocedor de muchas antiguas minas, José Ramón Casanova también recomienda acercarse hasta A Pobra do Brollón para conocer una de hierro llamada Cova das Chollas. «Es realmente impresionante, pues la boca principal dispone de veinte metros de altura y treinta de ancho, además de estar distribuida en tres niveles», dijo.
Se trata, comentó, de una cueva natural que luego fue ampliada por la mano del hombre «en la que podemos encontrar un hongo luminiscente extremadamente raro y que está protegidísimo. En este caso hay que felicitar al alcalde, José Luis Maceda, por haber colocado un cartel explicativo sobre él, algo que creo ha sido eficaz para que los visitantes no acaben con esta rarísima especie vegetal», declaró.
«En esta cueva también hay una formaciones tipo estalagtitas y estalagmitas que llaman la atención por sus extrañas formas y sus colores que ha ido formando el agua con el paso de los siglos», indicó este profesor que anima a todos, además, a conocer otra mina de hierro situada en Veneira de Roques, también en A Pobra do Brollón, aunque esta es mucho más moderna, cercana en el tiempo y ampliamente explotada.
FUENTE:El Progreso
No hay comentarios:
Publicar un comentario