Conversaba con un joven cuando, súbitamente, preguntó: “¿Como hemos llegado hasta esto? ¿Cómo es posible que el país haya caído tan bajo? Medité la respuesta ante la sorpresiva pregunta y respondí: “Hemos llegado hasta aquí a estrujones. Desde finales del siglo 19 hasta hoy hemos sido estrujados por gobernantes corruptos y criminales que nunca han sido castigados”.
El joven, incrédulo, quizá pensó que soy de los que lanza toda la culpa a los demás. Y entonces dije: “Muchos de los problemas que sufrimos ahora empezaron en 1904, cuando la Marina de Estados Unidos bombardeó Villa Duarte y desembarcó tropas en busca de supuestos atacantes de algunos de sus soldados. Fue la primera de tres intervenciones militares de Estados Unidos contra República Dominicana en el siglo 20”.
“Entonces, obligaron al gobierno dominicano a firmar la convención dominico-americana que subordinaba la economía de este pequeño país a la gran potencia. En 1916, Estados Unidos ocupó militarmente el territorio dominicano provocando la desaparición del Estado nacional. Luego de seis años de ocupación, la politiquería estadounidense obligó a disimular su intervencionismo imponiendo a Juan Bautista Vicini Burgos como Presidente títere en el país ocupado. Unas elecciones se celebraron en 1924 y ganó Horacio Vásquez. Pero el aparato represivo quedó en manos del heredero de los invasores: Rafael Trujillo Molina.
Treinta años gobernó inconmovible Trujillo bajo la corrupción y los crímenes. Entonces, un ejército de barbudos cubanos derrocó a Fulgencio Batista. Las primeras demostraciones de independencia que empezaron a surgir en Cuba sirvieron de ejemplo para los pueblos sometidos del continente. Y entonces el imperio decidió eliminar todo vestigio de independencia y de libre pensamiento que pudiera surgir en el continente. El enemigo a eliminar sería Fidel Castro. La CIA invadió Cuba por playa Girón en 1961 y fracasó. Insistían en eliminar la Revolución cubana pero no podían justificar esa agresión mientras protegían a Trujillo. Un desesperado presidente Kennedy aprobó entonces la eliminación de Trujillo.
Al momento de la ejecución del tirano dominicano en 1961, Kennedy intentó la nicaraguanización de la crisis dominicana. En Nicaragua habían sustituido al ajusticiado dictador Somoza por sus hijos para que la dictadura siguiera igual. Eso quería Kennedy para nuestro país. Asumía a Balaguer como demócrata y a Ramfis Trujillo como progresista. Pero el pueblo dominicano impidió ese macabro plan y, prácticamente, obligó a celebrar elecciones. Entonces, Juan Bosch ganó. Desde el primer momento, trató tímidamente de hacer un gobierno de libertades plenas. Pero Estados Unidos, imponiendo el rigor de la guerra fría, no estaba dispuesto a soportar ni siquiera una Constitución democrática. Con el consentimiento de Washington, empresarios, Iglesia Católica y militares protagonizaron un golpe de Estado para colocar a lo más servil del pueblo dominicano a la cabeza de un triunvirato de gobierno.
Pero poco les duró la fiesta porque, el 24 de abril de 1965, el pueblo desarmado dijo basta y derrotó humillantemente a los militares golpistas. Entonces, los yanquis desembarcaron por tercera vez para reconstruir las derrotadas fuerzas armadas que habían formado y abastecido para imponer gobiernos autoritarios. Igual que en 1922, forzarían un gobierno provisional con García-Godoy e impusieron, fraudulentamente, a Balaguer como heredero, así como Trujillo lo había sido en 1924.
Reiniciaron entonces el trujillismo por 12 años hasta que, en 1978, Estados Unidos consideró que el violento modelo de Balaguer perjudicaba, coyunturalmente, sus intereses. Desgraciadamente, los conflictos internos del Partido Revolucionario Dominicano provocaron que el déspota trujillista gobernara otros 10 años, directamente, y cuatro más por interpósita persona con el Partido de la Liberación Dominicana.
Reincidente en torpes menesteres, de 2000 a 2004 el PRD gobernó, con tantos problemas internos, que parecía comer donde defecaba. Revivió así, otra vez, al balaguerismo en la persona de Leonel Fernández. Y llegamos al siglo 21 a estrujones tratado este pueblo abusado, mientras prevalece la impunidad para los criminales y corruptos.
Hoy, el grupo corporativo gobernante que se hace llamar partido político, se resiste a dejar el poder tal como lo intentaron Trujillo y Balaguer. Olvidando que cuando una hicotea vieja muerde y no quiere soltar, el dominicano siempre encuentra la oportunidad para meterle un tizón encendido por donde más le duele. Y siempre ha tenido que soltar.
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