Foto: Entre las obras donadas destaca sobremanera el
panel central del retablo del altar mayor de la Iglesia de Santa María
de Tobed (Zaragoza), La Virgen de Tobed (h. 1359-1362). Atribuida a Jaume Serra,
une a su calidad artística su importancia histórica, al incluir como
donante al futuro Enrique II, el primer rey castellano de la dinastía
Trastamara, que también reinaría en la corona de Aragón desde 1412.
En tiempos de recortes y austeridad, el mecenazgo se convierte en un regalo caído del cielo. Y no es nada habitual que ese regalo consista en doce obras de valor incalculable.
Fuente: Arancha Serrano | 20 Minutos.es, 29 de enero de 2013
Conscientes de las grandes lagunas del Museo del Prado en arte medieval español, el ingeniero y empresario barcelonés José Luis Várez Fisa, de 84 años, y su mujer, María Milagros Benegas, con el beneplácito de sus hijos, concedió en la mañana de hoy martes una de las más importantes donaciones a la pinacoteca madrileña.
Várez Fisa, que fue consejero de la sucursal del banco de
España en Pamplona, propietario de una industria de derivados del acero y
finalmente promotor inmobiliario y de compañías financieras, comenzó a
comprar arte en los años 50 junto a su entonces reciente esposa. Con el
paso de los años, el matrimonio reunió una de las más importantes colecciones privadas de arte de Europa.
De esta colección procede el lote de 12 piezas de arte español de los
siglos XII al XV que han donado al Museo del Prado con afán
filantrópico, ya que
no conciben que su colección se limite exclusivamente al disfrute personal o familiar.
Se trata de pinturas, retablos, esculturas e incluso un artesonado de
casi 12 metros de largo, "un gesto de desprendimiento excepcional", lo
califican los responsables del museo, y "extraordinariamente oportuna
en estos momentos de penalidades y zozobras".
Por amor al arte
Hace más de 2.000 años, un importante consejero romano llamado
Cayo Cilnio Mecenas decidió
proteger y ayudar a jóvenes talentos de la poesía como Horacio y Virgilio, que le correspondieron en sus obras, dándole la inmortalidad.
Éste es el origen del mecenazgo, una práctica que, según las
autoridades del Museo del Prado, ha hecho posible que esta pinacoteca se
encuentre entre las mejores del mundo;
un 20% de los 28.000 objetos artísticos que posee procede de la generosidad de los donantes.
Con su aportación, la familia Várez Fisa se ha unido a la
nómina de los grandes donantes del Museo del Prado. Las primeras donaciones se hicieron en
el entorno de la corona pero
a finales del siglo XIX eruditos y estudiosos con sensibilidad
artística y capacidad económica comenzaron a impulsar este tipo de
iniciativas.
Así llegaron las
Pinturas Negras de Goya, cedidas por el
Barón d’ Erlanger en 1881. La duquesa de Pastrana donó en 1889 buenos ejemplos de pintura española o los bocetos de
Rubens para las pinturas de la Torre de la Parada. Ya en el siglo XX,
Ramón de Errazu dejó un notable legado integrado sobre todo por pintura española del siglo XIX, con obras de Fortuny, Madrazo y Rico.
En 1915
Pablo Bosch hizo al museo heredero de
su colección de pinturas (con obras del Greco, Morales, Cano o Goya),
así como monedas y de una nutrida colección de medallas. El Museo no
recibirá otra donación tan importante hasta los años treinta, con el
legado de
Pedro Fernández Durán, de la colección que
había reunido a lo largo de su vida.
Estaba integrada por pintura (90 obras, contiene entre las más
relevantes obras de Goya, Morales y van der Weyden), escultura, dibujos
(cerca de 2.800 ejemplares), porcelanas y cerámicas, vidrios, tapices y
telas bordadas, armas y armaduras, muebles, marfiles y miniaturas.
Finalizada la Guerra Civil tiene lugar
una de las donaciones de mayor trascendencia para el museo, la del político
Francisco Cambó.
Donó obras de su colección de pintura italiana del primer Renacimiento,
escuela que hasta ese momento, no se encontraba representada en sus
colecciones. Además, cedió uno de los dos bodegones de Zurbarán que
posee el museo. Los responsables del Museo del Prado afirman que la
cesión de la familia Várez Fisa es la más importante desde la de Cambó.
Una sala con nombre propio
Las obras serán ubicadas en
una sala que llevará su nombre, 'Várez Fisa', en reconocimiento a la generosidad de los donantes. También se incorporarán a esta sala el
Retablo de San Cristóbal,
un importante ejemplo de la pintura francogótica castellana que ya fue
donado en los años 70 por esta misma familia (en los 80 donarían otro
San Cristóbal, pero del siglo XVI) , y la tabla de Lluís Borrassá
llamada
San Andrés se niega a adorar a los ídolos, adquirida recientemente por el Estado y procedente de la misma colección.
Hasta que la nueva sala Várez Fisa sea acondicionada y abierta al
público —se calcula que en seis meses— los visitantes podrán al menos
disfrutar de un adelanto, expuesto ya en las paredes del museo: la
Virgen de Tobed(1359-1362), un excepcional ejemplo de la pintura italo-gótica catalana atribuida a Jaume Serra, y considerada
la joya de la corona de esta donación.
Estas son las doce obras:
La más valiosa
'Virgen de Tobed' ¿h. 1359-62? (Jaume Serra) Es
la aportación más valiosa de la familia Várez Fisa, porque viene a
llenar la carencia que el museo tenía en pintura italo-gótica catalana, y
además se trata del retrato real más antiguo que ahora posee El Prado.
Se trata de una tabla que formaba parte del retablo del altar mayor de
la iglesia de Santa María de Tobed (Zaragoza).
En ella aparece representado Enrique de Trastámara como rey de
Castilla, aunque cuando fue realizada la obra aún lo era de facto, lo
que evidencia sus ambiciones. Le acompañan su mujer, Juana Manuel, su
hijo el futuro Juan I de Castilla, y otra hija.
La más rara
'Retablo de San Juan Bautista.' Último cuarto del siglo XIII (Anónimo) Calificada
de "extraordinaria rareza" por el Museo. Admiten que no poseen nada que
se le pueda comparar, ya que son muy poco los ejemplos de esta
tipología y época que han llegado hasta la actualidad, y además está muy
bien conservada, lo que elevan su valor.
Procede de León y las arquerías trilobuladas que acogen las diferentes escenas confirman que el autor conocía el estilo gótico.
La más impresionante
'Artesonado en madera tallada y policromada'. h. 1350 (Anónimo) Es
la pieza más grande de la colección, casi doce metros de madera de
largo por seis de ancho que decoraba el techo del coro de la iglesia de
Santa Marina en Valencia de Don Juan (León).
El Museo del Prado no posee nada de semejante envergadura ni
características, con una iconografía de escenas cortesanas, animales
fabulosos, motivos geométricos y vegetales, y ángeles.
La mejor conservada
'Retablo de la Virgen'. h. 1410-20 (Maestro de Torralba) Este
impresionante conjunto de estilo gótico internacional y procedente de
Zaragoza o Calatayud, se conserva en un estado de "rara excelencia" de
conservación y casi íntegramente, a excepción de una pieza central.
Esta pieza enriquece el patrimonio del Museo, que ya contaba con otro
retablo de similares características, pero incompleta y en un peor
estado de conservación.
La primera de su autor
'San Antonio Abad'. doc. 1431-86 (Joan Reixach) Se
trata de una pieza de gran valor, un ejemplo de los inicios del arte
hispanoflamenco en Valencia, con la que el museo llena su hueco en este
estilo y con este autor en concreto, del que no poseía ninguna obra.
La más singular
'Frontal con escenas de la infancia de Cristo'. Primer tercio del siglo XIII (Pintor anónimo castellano). Tablilla
procedente de la ermita de Nuestra Señora de Peñalba de Arnedillo (La
Rioja), una pieza excepcional por su estilo, de clara influencia
bizantina, algo inusual en su origen riojano, como por su composición,
que desplaza la imagen principal, correspondiente a la Virgen y el Niño a
un lado, en lugar de ubicarlos en el centro.
El museo posee otro frontal, pero es de la escuela catalana, así que llena un vacío.
Las más populares
'San Gregorio el Grande y San Jerónimo'. h. 1495-1500 y
'San Ambrosio y San Agustín'. h. 1495-1500. (Pedro Berruguete) El
Museo del Prado cuenta con un buen número de tablas de Berruguete,
realizadas en su mayoría para el convento de Santo Tomás de Ávila; estas
dos también tienen el mismo origen, de manera que enriquecerán la
colección de pintura española de inicios del Renacimiento que ya posee
la pinacoteca.
Otras obras de la donación
Completan el lote otras obras destacadas como el
Frontal de Solanllong (Maestro de Lluça), procedente de Ripoll y de claro estilo bizantino, con un Pantócrator y Tetramorfos de gran calidad; una
pintura mural extraída de la iglesia de Sant Esteve de Andorra, titulada
El Lavatorio; una escultura de Gil de Siloe,
Virgen entronizada con el Niño, idéntica a la que se conserva en la cartuja de Miraflores (Burgos) y el óleo de
Cristo de Piedad entre los profetas David y Jeremías, de Diego de la Cruz, uno de los autores más destacados de la pintura hispanoflamenca burgalesa.
...
La incorporación de este conjunto a los fondos del Museo palia
algunas de las carencias de esta parte de la colección y contribuye a
enriquecer y complementar otros estilos o autores ya representados.
Conforme a lo estipulado en el acuerdo de donación, la colección se
expondrá en una sala bajo el nombre "Sala Várez Fisa", en reconocimiento
a la generosidad de los donantes. La sala estará ubicada dentro del
nuevo emplazamiento de las
colecciones de pintura española del Románico al Renacimiento siendo encomendada su instalación por el
Real Patronato a
Rafael Moneo, responsable de la
ampliación del Museo y patrono del mismo. En esta misma sala se expondrán también el
Retablo de San Cristóbal, donado por el patriarca de la familia
José Luis Várez Fisaen 1970, y la tabla de
Lluís Borrassà,
San Andrés se niega a adorar a los ídolos, adscripción del Estado y procedente de la misma colección.
Entre las obras donadas destaca sobremanera el panel central del
retablo del altar mayor de la Iglesia de Santa María de Tobed
(Zaragoza),
La Virgen de Tobed (h. 1359-1362). Atribuida a
Jaume Serra,
une a su calidad artística su importancia histórica, al incluir como
donante al futuro Enrique II, el primer rey castellano de la dinastía
Trastamara, que también reinaría en la corona de Aragón desde 1412.
Las tres pinturas románicas de principios del siglo XIII, procedentes
de Cataluña y Castilla, completan una parte de la colección del Prado
no suficientemente representada, en particular en lo que a pintura sobre
tabla se refiere. Los dos frontales donados –el de Sollalong (Ripoll)
del Maestro de Lluça y el de Arnedillo (La Rioja)- son de mayor calidad
que el frontal de Guils que actualmente guarda el Museo. Por su parte,
la pintura mural de Sant Esteve de Andorra sumará a los ejemplos
castellanos de
Maderuelo y
San Baudelio de Berlanga de Duero una muestra del románico pirenaico, inexistente en el Prado.
La pintura italogótica y del gótico internacional es la que más se enriquece. La aportación más destacada será la
Virgen de Tobed,
con representaciones de Enrique de Trastamara, su mujer y sus hijos,
ejemplo relevante del estilo italogótico catalán y obra capital del
conjunto. El retablo del Maestro de Torralba, uno de los artistas del
gótico internacional activos en Aragón a principios del siglo XV, tiene
el valor además de encontrarse prácticamente completo y en buen estado
de conservación.
La pintura hispanoflamenca también se fortalece con la incorporación del
San Antonio abad de Joan Reixach, que completa la representación del arte hispanoflamenco valenciano al sumarse al
Tríptico con pasajes de la vida de Cristo de
Louis Alincbrot, maestro brujense afincado en Valencia. El hispanoflamenco consolida asimismo su importancia con la tabla de
Diego de la Cruz, que aporta un ejemplo tardío de uno de los pintores castellanos más relevantes.
La pintura de los inicios del renacimiento se enriquece con las dos tablas de
Pedro Berruguete de
los Padres de la Iglesia, que se suman a las que ya poseía el Prado,
quedando magníficamente representada una faceta muy significativa de la
obra del pintor evocadora de su estancia en Urbino, ausente hasta el
momento en el Museo.
La escultura refuerza su presencia con las dos obras que se incorporan. El
Retablo de San Juan Bautista, de los inicios del gótico, debe valorarse por su rareza y su buen estado de conservación.
La Virgen entronizada con el Niño,
atribuida a Gil de Siloe, prácticamente idéntica a la que se conserva
en la cartuja de Miraflores, es otra contribución importante, al ser
Siloe uno de los artífices más destacados de la escultura europea del
siglo XV.
El gran artesonado procedente de Valencia de Don Juan (León), de
hacia 1350, es una pieza singular de 11 x 6 metros, que cobijará al
resto de las obras donadas por José Luis Várez Fisa en la sala dedicada a
su colección.
Con la aceptación de esta donación el Museo amplía la selecta nómina
de donantes y legatarios que a lo largo de su casi bicentenaria historia
han enriquecido extraordinariamente los fondos fundacionales de la
pinacoteca. El nombre de Várez Fisa se unirá así por derecho propio a
los de
Ramón Errazu,
Pablo Bosch,
Pedro Fernández Duran,
Francesc Cambó y la
marquesa de Balboa.
Fuente:
Museo del Prado