viernes, 29 de noviembre de 2013

Mural de Diego Rivera podría acabar pagando parte de la deuda municipal Acreedores, tras la colección de arte de la quebrada ciudad de Detroit

Mural de Diego Rivera podría acabar pagando parte de la deuda municipal
Acreedores, tras la colección de arte de la quebrada ciudad de Detroit
Uno de los impulsores de la propuesta afirma que no se trata de un bien esencial
Foto
Diego Rivera trabajando en el mural Industria de Detroit en el Instituto de Arte de la ciudadFoto aboutplacejournal.org
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 29 de noviembre de 2013, p. 30
Nueva York, 28 de noviembre.
Diego Rivera podría acabar pagando parte de la deuda municipal de una ciudad estadunidense.
Acreedores de la ciudad de Detroit han solicitado a un juez encargado de la bancarrota municipal más grande de Estados Unidos participar en la valuación de la colección de arte de la ciudad, que incluye un famoso mural de Diego Rivera, como parte del proceso para recuperar los 18 mil millones de dólares que se les debe.
Aseguradoras de bonos municipales, el sindicato más grande de trabajadores municipales de Detroit y varios bancos europeos solicitaron formalmente esta semana al juez Steven Rhodes ordenar a Detroit cooperar con una comisión de acreedores para determinar el valor de la colección de arte en el principal museo de la ciudad, el Instituto de Arte de Detroit (DIA, por sus siglas en inglés), según el rotativo Detroit Free Press y Bloomberg News.
Entre las miles de obras de arte, entre ellas de Picasso, Degas, Bruegel, Rembrandt, Matisse, Van Gogh y un Warhol, el edificio contiene el mural de Rivera de dos pisos creado en 1933 titulado Industria de Detroit.
Se deben 18 mil mdd
El mural de Rivera consta de 27 paneles y lo elaboró en 11 meses, entre abril de 1932 y marzo de 1933. Según el DIA, es considerado el mejor ejemplo del muralismo mexicano en Estados Unidos y afirma que el propio artista consideró que era su mejor obra. El mural ofrece un panorama de la industria y tecnología como la cultura que definía a Detroit (imágenes del mural).
Durante sus primeros años el mural fue motivo de controversia; políticos y líderes religiosos criticaron aspectos de la obra, decían que fomentaba la guerra de clases, que se burlaba de Jesús, que promovía la igualdad racial, que era propaganda marxista y más. Hubo incluso una demanda del Detroit Newspara que fuera borrado; en ese tiempo era el principal rotativo de la ciudad.
Ahora, para los acreedores, es un bien que podría ayudar a recuperar su dinero.
Uno de los directores de Financial Guaranty Insurance Co, una de los principales aseguradoras de bonos de la ciudad, que impulsó, junto con otros acreedores, la solicitud presentada esta semana, insistió en entrevista con elDetroit Free Press que la ciudad tiene que vender la colección de arte para satisfacer a los acreedores. El ejecutivo Derek Donnelly indicó que entiende que es un tema delicado, pero argumentó queel arte no es un bien esencial y especialmente no lo es para otorgar servicios a la ciudad.
El museo ha insistido en que cualquier orden para vender o utilizar su colección para los propósitos de satisfacer a acreedores sería el fin de la institución y, por lo tanto, se opone a cualquier venta de la colección.
Kevyn Orr, el administrador de emergencia financiera de la ciudad, contrató a Christie’s Inc para evaluar la colección de arte, pero aún no ha declarado si la ciudad está contemplando vender algunas de las piezas para pagar a los acreedores. A diferencia de otros museos parecidos, donde las obras siguen perteneciendo a colecciones privadas, buena parte del acervo del DIA es propiedad de la ciudad.
El procurador general estatal de Michigan opinó en junio que la colección de arte en el museo es un fideicomiso caritativo y, por lo tanto, no puede ser vendido para ayudar en pagar las deudas de la ciudad. Pero el juez aún tiene que determinar si la ciudad permanecerá bajo protección del tribunal de bancarrota, fallo que se espera a principios de diciembre, y en relación a eso, qué hacer con sus bienes como la colección de arte en el plan para salir de la bancarrota.
La ciudad, que ha sido sujeta a décadas de devastación económica y corrupción política, se declaró en bancarrota, algo sin precedente en una metrópolis de este tamaño e impensable para lo que fue una de las capitales industriales del mundo. Detroit ahora tiene unos 700 mil habitantes (80 por ciento afroestadunidenses pobres), la mitad de la población que tenía hace medio siglo; están el centro y miles de edificios y casas abandonados.
La posibilidad de la venta de parte de la colección ha provocado un intenso debate en los círculos culturales de este país, defensores de museos y otras instituciones dedicadas a ofrecer arte al público denuncian que estas maniobras de bancos y otros acreedores ponen en riesgo una de las grandes instituciones del país. Es difícil ver cómo puede argumentar uno para mantener inviolables el arte en Detroit, y nuestros museos, sin un argumento intelectual más amplio por la necesidad cívica de las instituciones culturales. Una de las pocas cosas positivas que podrían surgir de los escombros en Detroit es que la gente que honestamente cree que los museos y el arte son esenciales para la vida cotidiana, se dé cuenta de que necesita decir justo eso, escribió Philip Kennicott, crítico de arte y Premio Pulitzer del Washington Post.
En la entrada al DIA está grabado en piedra el propósito del mural: Dedicado por el pueblo de Detroit al conocimiento y gozo del arte.
Para ver la colección y obtener más información sobre DIA: www.dia.org

Posible extraer petróleo y gas boricua

29 de noviembre de 2013
11:53 a.m.Calidad de vida
 

Posible extraer petróleo y gas boricua

Estudio del Servicio Geológico de EE.UU. concluye que en la zona cercana a Caja de Muerto podría haber millones de barriles de ambos combustibles fósiles y que sería técnicamente viable extraerlos
 
Por http://www.elnuevodia.com/posibleextraerpetroleoygasboricua-1655375.html E. Alvarado León / galvarado@elnuevodia.com
La zona con potencial de explotación petrolera y de gas natural está cerca de la Reserva Natural de Caja de Muerto. (Archivo)
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, en inglés) dio a conocer un estudio en el que encontró que en Puerto Rico es “técnicamente posible” recuperar petróleo y gas natural, ambos combustibles esenciales para generar energía eléctrica.
“Técnicamente posible” significa que desde un punto de vista de ingeniería se puede hincar un pozo en el lecho marino para extraer hidrocarburos. Cabe destacar, sin embargo, que el estudio del USGS no consideró los aspectos económicos ni ambientales de esta acción. 
El estudio concluyó que existirían 19 millones de barriles de petróleo, 244,000 millones de pies cúbicos de gas natural (en estado gaseoso) y 6 millones de barriles de gas natural  (en estado líquido) técnicamente recuperables.
Estas cantidades, que el USGS no valoró como mucho o poco, estarían disponibles en un área que la agencia federal identificó como “Cinturón de Muertos”, ubicada al sur del país y que se extiende -en una línea imaginaria- desde la isla de Santa Cruz hasta República Dominicana. 
Como cuestión de hecho, al sur del país está ubicada la isla Caja de Muerto, que ostenta la designación de reserva natural y es famosa por sus  manglares, arrecifes de coral y costa rocosa, aparte de ser  área de anidaje de tortugas y aves marinas. 
En total, el USGS evaluó cinco áreas alrededor de Puerto Rico, pero las restantes cuatro fueron descartadas porque sus “probabilidades geológicas” son bajas e inciertas. Esas cuatro áreas  fueron identificadas como Cuenca de la Costa Norte, Cuenca de San Juan, Cuenca de la Costa Sur y Cuenca del Norte de Mona.
Las cinco áreas identificadas representan -combinadas- el 13% del total del área de evaluación. La mayor parte de esa área de evaluación, incluyendo la corteza del océano Atlántico, la corteza oceánica del Caribe, la Trinchera de Puerto Rico y las zonas de plataforma, no tienen potencial de petróleo y no se consideraron más.
 De igual forma, el USGS concluyó que “no hay ninguna posibilidad” de hallar petróleo o gas natural en áreas terrestres de Puerto Rico y las Islas Vírgenes estadounidenses. 
Aunque desde mediados del siglo pasado se plantea la idea de explorar y explotar hidrocarburos en la Isla, esta investigación del USGS ofrece -por primera vez- estimados de cuánto petróleo y gas natural habría disponible.
De inmediato, la secretaria de la Gobernación, Ingrid Vila, indicó ayer que el estudio del USGS “merece un análisis profundo de la posibilidad de explorar y explotar estos recursos naturales, manteniendo siempre en consideración que sea viable y manejable desde la perspectiva económica y ambiental. Estaremos discutiendo con el gobierno federal el potencial que arroja el reporte y las oportunidades que podrían representar para Puerto Rico”.
El estudio  lleva por título Assessment of Undiscovered Technically Recoverable Oil and Gas Resources of Puerto Rico and the Puerto Rico–U.S. Virgin Islands Exclusive Economic Zone. 
“Pueden coexistir”
Pese a los retos ambientales que -a simple vista- pudiera enfrentar la exploración y explotación de hidrocarburos al sur de la Isla, dos conocedores del tema indicaron ayer que ambas cosas “pueden coexistir” gracias a los avances tecnológicos.
 “Hoy día existe la tecnología para realizar barrenos sin causar daños irreparables al ambiente, aunque un accidente podría ser inevitable”, expresó el geólogo y exsecretario del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Pedro Gelabert, quien a mediados de la década pasada lideró un movimiento a favor de la exploración y explotación petrolera en Puerto Rico junto al científico ambiental Neftalí García.
García, de paso, rechazó la idea de que los hidrocarburos y el ambiente tengan una “relación antagónica”.
 “Además, en medio de una depresión económica como la que tiene Puerto Rico, no podemos plantearnos ahora que como tenemos recursos naturales no los podemos explorar y explotar. Existen muchas medidas que se pueden tomar para proteger tanto el desarrollo ambiental como el desarrollo social”, dijo el científico ambiental.
Gelabert y García señalaron que no les tomó por sorpresa el estudio y los hallazgos del USGS, ya que la porción sur del país es una sobre la cual históricamente ha habido interés para la búsqueda de hidrocarburos.
Sin embargo, destacaron, al igual que el ingeniero geológico Mario Soriano Ressy, que en el pasado también se llevaron a cabo investigaciones en la costa norte, específicamente en la plataforma marina próxima a los pueblos de Manatí, Dorado y San Juan.
Bajaría el costo energético
Los tres expertos consultados coincidieron en que, de concretarse la explotación de hidrocarburos en la Isla, en específico del  gas natural, el costo energético bajaría notablemente.
Al día de hoy, la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) trabaja en la conversión de sus unidades generatrices de petróleo a gas natural. No obstante, depende y seguiría dependiendo de la importación de ese combustible para la operación de sus plantas.
“Si encuentran gas, que es más factible que el petróleo, definitivamente que sería más favorable para la AEE que tener que importarlo. Ahora bien, el reto seguiría siendo cómo llevarlo a las centrales”, planteó Gelabert.
“No hay duda de que uno de los beneficios de tener petróleo y gas natural aquí sería que bajaría el costo energético”, añadió Soriano Ressy, quien mencionó que en Cuba, por ejemplo, se encontró petróleo y ya lo están consumiendo en un 20%.
En esa misma línea, García abogó por que la exploración y explotación de hidrocarburos en Puerto Rico sea controlada por las autoridades locales, lo que no da al traste con la posibilidad de que se contraten  firmas extranjeras para que ayuden en las faenas.
“Aún habría que ver el costo económico de esa exploración y explotación, así como saber la cantidad exacta de hidrocarburos que habría. Pero no hay duda de que habría muchos beneficios para el país”, reiteró.
Gelabert, entretanto, planteó que la industria petrolera tendría más potencial en la costa sur de la Isla dada las condiciones geofísicas de la región.
Mencionó, por ejemplo, que a diferencia de la costa norte, la costa sur es menos profunda y el oleaje “no es tan enérgico”, lo que facilita la exploración y explotación de pozos.
“El problema con los pozos de exploración es que, en promedio, de cada cien que se barrenan, solo uno da petróleo. Pero ese pozo que da petróleo paga los cien y más”, concluyó.

Arqueólogos chinos hallan torres fortificadas de más de 4 mil años

29 de noviembre de 2013
7:20 a.m.Internacionales
 

Arqueólogos chinos hallan torres fortificadas de más de 4 mil años

Defendían el poblado neolítico conocido hasta la fecha en el país
Por Agencia EFE
La ciudad fue abandonada 300 años después de su construcción, aún durante la dinastía Xia, primera de China de la que se tienen registros escritos. (Archivo)
Pekín- Un grupo de arqueólogos ha descubierto en el centro de China dos torres fortificadas que defendían el mayor poblado neolítico conocido hasta la fecha en el país, con 4,300 años de antigüedad, informó hoy la prensa oficial.
Los edificios defensivos, uno de ellos de tres metros de altura y otro de cuatro, han sido descubiertos en excavaciones llevadas a cabo los días 27 y 28 de noviembre en las ruinas de Shimao, pueblo neolítico descubierto por arqueólogos en 1976.
El subdirector del Instituto de Arqueología de Shaanxi, Su Zhouyong, uno de los responsables de las excavaciones, señaló que el hallazgo marca un antes y un después en el estudio de los edificios fortificados en la antigua civilización china.
Las primeras ruinas descubiertas en Shimao hace 37 años apuntaban a que la zona había sido en el Neolítico un pequeño poblado, pero nuevos hallazgos en décadas posteriores mostraron que se trataba de una gran ciudad.
En 2012, los expertos cifraron la extensión total de la antigua población en 4.25 kilómetros cuadrados.
La ciudad fue abandonada 300 años después de su construcción, aún durante la dinastía Xia, primera de China de la que se tienen registros escritos.
Tags

La letrina prehistórica más antigua está en Argentina


La letrina prehistórica más antigua está en Argentina

Última actualización: Viernes, 29 de noviembre de 2013
Excrementos fosilizados
Un enorme "baño comunal" de la época de los primeros dinosaurios fue desenterrado en el noroeste de Argentina.
Allí encontraron los científicos miles de excrementos fosilizados, provenientes de grandes animales herbívoros similares a los rinocerontes.
El sitio, que tiene 240 millones de años, es el "baño público más antiguo del mundo" y la primera evidencia de que los primitivos reptiles compartían terrenos colectivos para hacer sus necesidades.
El estiércol hallado contiene información valiosa sobre cómo era la dieta prehistórica, las enfermedades que padecían los animales y la vegetación que los rodeaba, dice el estudio que publica su hallazgo en la revista Scientific Reports.
Dinodontosaurus
Esta reproducción artística muestra cómo sería el antiguo baño comunal.
Elefantes, antílopes y caballos son algunos de los animales modernos que defecan espacios sociales para marcar territorio y para evitar la propagación de parásitos.
Pero sus mayores esfuerzos se quedan pequeños en comparación con la enormidad de esta letrina, que bate el récord anterior de "baño más antiguo" por 220 millones de años.
Ubicadas en siete enormes parcelas en la formación Chañares, en la provincia de La Rioja, se encontraron heces fosilizadas de hasta 40cm y varios kilos de peso.
Algunos de los excrementos tenían forma de salchicha, otros de óvalos perfectos, con colores que varían entre gris pálido y el violeta oscuro.

Advertencia para predadores

"No hay duda de quién es el culpable", dice Lucas Fiorelli, investigador del centro regional de La Rioja del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CRILAR-CONICET) y autor del estudio.
"Sólo una especie puede producir bultos tan grandes, y encontramos sus huesos desperdigados por todos lados en el sitio".
El productor de los excrementos es el Dinodontosaurus, un megahervívoro de semejante a los rinocerontes modernos.
Dinodontosaurus
Aparentemente, los excrementos son de Dinodontosaurus.
Estos animales eran dicinodontes, reptiles relacionados con el origen de los mamíferos que eran comunes en el período Triásico, cuando comenzaban a aparecer los primeros dinosaurios.
El hecho de que compartieran letrinas sugiere que eran gregarios, animales de manada, que tenían buenas razones para defecar estratégicamente, dice Fiorelli.
"Primero, era importante evitar los parásitos, como dice el dicho 'donde se come no se hace popó'".
"Pero también es una advertencia para predadores. Si dejas un montón enorme, estás diciendo 'Ey, cuidado, somos una gran manada'".
Y en este caso, el predador era el formidable Luperosuchus, un gran carnívoro similar a un cocodrilo de hasta 8m de largo.
Sin embargo, los terrenos de estiércol eran igual de intimidantes.
Según el registro de los investigadores, el sitio tenía una densidad de 94 cacas por metro cuadrado. Y los excrementos estaban esparcidos en parcelas de 900 metros cuadrados.

Cápsulas del tiempo

Museo de excrementos
Los investigadores crearon un museo de coprolitos.
Los coprolitos (heces fosilizadas) prehistóricos no son una novedad, pero el hallazgo de una cantidad acumulada tan antigua y sustancial como esta es extremadamente inusual, y la razón es que los residuos metabólicos se degradan fácilmente.
En este caso, explica Fiorelli, una capa de ceniza volcánica preservó a los montones de estiércol, que hoy son como cápsulas del tiempo.
"Cuando se parten revelan fragmentos de plantas extinguidas, hongos y parásitos intestinales", explicó E. Martín Hechenleitner, coautor del estudio.
"Cada excremento es una foto de un ecosistema antiguo, de su vegetación y su cadena alimentaria".
"Esta fue una época crucial en la historia de la evolución. Allí estaban los primeros mamíferos, viviendo junto al abuelo de los dinosaurios".
"Con estos fósiles quizás podemos asomarnos en aquel medio ambiente desaparecido que vio crecer a los dinosaurios", concluyó el paleontólogo.

Más noticias


UNAM anuncia hallazgo de piezas olmecas

UNAM anuncia hallazgo de piezas olmecas


14:34México | Jueves 28 de noviembre de 2013
Vista de la excavación del Palacio Rojo en la temporada de campo de 2012. Cortesía Ann Cyphers
Vista de la excavaci�n del Palacio Rojo en la temporada de campo de 2012.
Espacio. Vista de la excavación del Palacio Rojo en la temporada de campo de 2012.. (Foto: Cortesía Ann Cyphers )
Datan de hace 3 mil años; fueron encontradas en Veracruz 
Dos piezas olmecas de 3 mil años de antigüedad fueron descubiertas en el estado mexicano de Veracruz por un grupo de arqueólogos encabezado por Ann Marie Cyphers Tomic, informó hoy la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El centro de estudios detalló en un comunicado que las piezas fueron halladas en la zona arqueológica de San Lorenzo Tenochtitlán, este de México, en el Palacio Rojo, una lujosa residencia de gobernantes de la primera capital olmeca que se extiende sobre 2 mil 200 metros cuadrados.
"San Lorenzo Tenochtitlán es la capital más antigua de la cultura Olmeca. Fue fundada desde el año 1800 antes de nuestra era y tuvo su apogeo entre los años 1400 y 1000", dijo Cyphers, académica del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.
El palacio se encuentra en el municipio de Texistepec, en el oriental estado de Veracruz, a 60 kilómetros del puerto de Coatzacoalcos, y hasta ahora ha sido excavado en un 25 %.
Las dos piezas encontradas son "un disco de 61 centímetros de diámetro" de basalto que está "grabado con dos huellas de pata de ave", que se presume fue un águila, y "una escultura parcial de forma felina de 300 kilos de peso", señaló la arqueóloga, que lleva 24 años trabajando en la zona.
Esta última es una pieza "con las fauces abiertas y las dos patas delanteras cruzadas (...) que está mutilada y podría corresponder a un jaguar".
La experta presume que lo hallado podría ser parte de las insignias del gobernante que comenzó la construcción del Palacio Rojo en tiempos olmecas.
La UNAM indicó que dentro del Palacio Rojo los arqueólogos han ubicado diversos tipos de cuartos, incluidas áreas de trabajo y almacenes de esculturas incompletas.
Los olmecas utilizaban las esculturas, a veces las mutilaban y luego las almacenaban por algún tiempo antes de reciclarlas para crear formas distintas, ya que el basalto no era autóctono de la zona sino que se traía de la región de Los Tuxtlas y era muy valioso.
El grabado y la escultura encontrados ya se exhiben en el Museo Comunitario de Tenochtitlán.
sc 

Imágenes de Nuestra Historia , R.D


Imagen del Poliplano construido por el Ingeniero y Aviador vegano Zoilo Hermogenes García Peña ( Mojito ), En 1910.

* Muy pocos conocen que hace mas de 100 años , un Dominicano nativo de la ciudad de la Vega construyó un avion al que bautizo con el nombre de Poliplano , con lo que se dio inicio en el pais a la historia de la aviacion.
El ingeniero García ( Mojito ), es el primer piloto Dominicano y considerado Padre de la Aviación Dominicana .
El avión que Fabricó en 1911 , superó a la aeronave construida por los hermanos Orville y Wilbur Wright en 1903 y Dada a conocer en 1906 en EUA.
Fuente : AGN y Periodico El Día.

EL PODER DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES – LA GLOBALIZACIÓN HA CREADO UN CONTEXTO DE IMPUNIDAD

EL PODER DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES – LA GLOBALIZACIÓN HA CREADO UN CONTEXTO DE IMPUNIDAD

En los últimos cien años, mientras ha ido avanzando el capitalismo global y los Estados-nación han venido cediendo parte de su soberanía en cuanto a las decisiones socioeconómicas, las empresas transnacionales han logrado ir consolidando y ampliando su creciente dominio sobre la vida en el planeta.
Y es que aunque, en realidad, los antecedentes de lo que hoy son las compañías multinacionales pueden situarse varios siglos atrás –se habla de la existencia de empresas de este tipo ya a finales de la Edad Media, con los ejemplos de la Banca de los Médici o la Compañía de Indias–, no es hasta finales del siglo XIX y principios del XX, cuando compañías estadounidenses como General Electric, United Fruit, Ford y Kodak comienzan a extender sus negocios fuera de su país de origen, en que las grandes corporaciones empiezan a adquirir un papel de extraordinaria relevancia en el concierto internacional. Y eso se potencia, especialmente, en las tres últimas décadas del siglo pasado y en lo que va de este, ya que el avance de los procesos de globalización económica y la expansión a escala planetaria global de las políticas neoliberales han servido para construir un entramado político, económico, jurídico y cultural, a nivel global, del que las empresas transnacionales han resultado ser las principales beneficiarias.
Es evidente el poder que, en términos económicos, tienen las corporaciones transnacionales. Basta comprobar, por ejemplo, cómo la mayor empresa del mundo, Wal-Mart, maneja un volumen anual de ventas que supera la suma del Producto Interior Bruto de Colombia y Ecuador, mientras la petrolera Shell tiene unos ingresos superiores al PIB de los Emi­ratos Árabes Unidos. Asimismo, las compañías multinacionales disponen de un innegable poder político: son moneda de uso corriente las estrechas relaciones entre gobernantes y empresarios, no hay más que ver cómo, por citar solo algunos casos, los expresidentes González, Aznar, Blair y Schröder han entrado en el directorio de corporaciones como Gas Natural Fenosa, Endesa, JP Morgan Chase y Gazprom, respectivamente; de la misma manera que, en sentido contrario, Mario Draghi y Mario Monti pasaron de Goldman Sachs a las presidencias del Banco Central Europeo y del gobierno italiano.
Igualmente, las empresas transnacionales poseen una extraordinaria influencia sobre la sociedad tanto en el terreno cultural –las grandes compañías emplean la publicidad y las técnicas de marketing para consolidar su gran poder de comunicación y persuasión en la sociedad de consumo– como en el plano jurídico: los contratos y las inversiones de las multinacionales se protegen mediante una tupida red de convenios, tratados y acuerdos que conforman un nuevo Derecho Corporativo Global, la llamada lex mercatoria, con el que las grandes corporaciones ven cómo se protegen sus derechos a la vez que no existen contrapesos suficientes ni mecanismos reales para el control de sus impactos sociales, laborales, culturales y ambientales.
Todo este poder que han acumulado las empresas transnacionales se ha venido acrecentando, de forma acelerada, desde los años setenta hasta hoy. Esto es, desde que con la aplicación de las medidas económicas promovidas por Milton Friedman y la Escuela de Chicago, el neoliberalismo fue imponiendo su ideología por todo el globo aprovechando los golpes militares, las guerras, las catástrofes naturales y las sucesivas crisis económicas para introducir drásticas reformas sin apenas oposición popular en el marco de “la doctrina del shock”. En los últimos cuatro años, desde que estalló el crash financiero global, y siguiendo la máxima de “privatizar las ganancias y socializar las pérdidas”, las instituciones que nos gobiernan están aplicando en Europa las mismas políticas que se llevaron a cabo en los países periféricos en las décadas de los 80 y 90: reformas laborales que recortan derechos laborales básicos, modificación del sistema de jubilaciones para favorecer los planes de pensiones privados, aumento de los impuestos indirectos y de la fiscalidad sobre las rentas del trabajo, reducción de la tributación de empresas y grandes fortunas, mercantilización de los servicios públicos que todavía quedan por privatizar, eliminación de la inversión pública en edu­cación, sanidad, cooperación, dependencia, etcétera.
De este modo, mientras se inyectan presupuestos públicos millonarios a las mismas empresas que durante todos estos años se han beneficiado de la falta de regulación del sistema económico y financiero, la crisis es la excusa para avanzar con más fuerza en el desmantelamiento del Estado del Bienestar, la privatización de los bienes comunes y la apertura de puertas al capital transnacional para que pueda controlar más y más cuestiones que tienen que ver con los derechos fundamentales de la ciudadanía.
Las compañías multinacionales controlan los sectores estratégicos de la economía mundial: la energía, las finanzas, las telecomunicaciones, la salud, la agricultura, las infraestructuras, el agua, los medios de comunicación, las industrias del armamento y de la alimentación. Y la crisis capitalista no ha hecho sino reforzar el papel económico y la capacidad de influencia política de las grandes corporaciones, que tan pronto hacen negocio con los recursos naturales, los servicios públicos y la especulación inmobiliaria, como con los mercados de futuros de energía y alimentos, las patentes sobre la vida o el acaparamiento de tierras. Asistimos a una crisis sistémica que no es solo económica, sino también ecológica, social y de cuidados, que está produciendo estragos en las condiciones de vida de la mayoría de la población mundial.
En este complejo contexto, resulta imprescindible continuar con la investigación, el análisis, la denuncia y la movilización en contra de los abusos que cometen las empresas transnacionales en su expansión por todo el globo. Porque, lejos de debilitarse con la actual crisis económica y financiera, el hecho es que las grandes corporaciones continúan fortaleciendo su poder e influencia en nuestras sociedades gracias a sus renovadas estrategias corporativas y a la constante aplicación de nuevos modelos de negocio. Por eso, a la vez que se profundizan las desigualdades y las mayorías sociales ven cómo sus derechos quedan relegados frente a la protección de los intereses comerciales y los contratos de las compañías multinacionales, se hace más necesario que nunca fortalecer las luchas y resistencias en contra de las empresas transnacionales. A la vez, ha de avanzarse en la reflexión y la construcción de alternativas socioeconómicas que nos permitan mirar más allá del capitalismo, abriendo ventanas hacia esos otros modelos posibles, otras realidades que no pasen por situar a las grandes corporaciones en el centro de la actividad de la sociedad sino que, justamente al contrario, las desplacen a un lado para colocar en su lugar a las personas y a los procesos que hacen posible la vida en nuestro planeta.

Un mercado controlado por pocas empresas

¿Qué son las transnacionales?
Una empresa transnacional (o multinacional) es aquella empresa que está constituida por una sociedad matriz creada conforme a la legislación del país en que se encuentra instalada, que se implanta a su vez en otros países mediante inversión extranjera directa, sin crear empresas locales o mediante filiales, de acuerdo a las leyes del país de destino. Aunque tenga la apariencia jurídica de una pluralidad de sociedades, en lo esencial se constituye como una unidad económica con un centro único con poder de decisión.
El poder en pocas manos
En el año 2010, había 80.000 empresas transnacionales en todo el mundo, que controlaban 810.000 compañías filiales. Eso sí, a pesar de que existen miles de transnacionales en el mercado global, apenas unos cientos de ellas controlan a las demás: 737 multinacionales monopolizan el valor accionarial del 80% de total de las grandes compañías del mundo, y solo 147 controlan el 40% de todas ellas.
Artículo de  Pedro Ramiro, Erika González y Juan Hernández Zubizarreta, visto en diagonalperiodico.net

UN DIÁLOGO ENTRE ZYGMUNT BAUMAN Y DAVID LYON – EL FIN DEL ANONIMATO : LO QUE LOS DRONES Y FACEBOOK TIENEN EN COMÚN


UN DIÁLOGO ENTRE ZYGMUNT BAUMAN Y DAVID LYON – EL FIN DEL ANONIMATO : LO QUE LOS DRONES Y FACEBOOK TIENEN EN COMÚN

David Lyon. En la edad moderna, que usted describe como “fugaz”, nos encontramos con la vigilancia bajo formas diversas y significantemente nuevas. Según usted, cabe referir a modo de ejemplo los drones (vehículos aéreos no tripulados) y los medios sociales. Ambos generan datos personales (relativos a personas) para su procesamiento digitalizado, si bien lo hacen de diferente manera. ¿Es posible que ambos medios se vengan complementando en el sentido de que nos estemos acostumbrando mediante el uso despreocupado de uno, los medios sociales,  y a la recogida de datos personales, mediante drones miniaturizados, que en gran medida está pasando desapercibida?  ¿Y cuáles serán las consecuencias de esa evolución sobre nuestro anonimato y nuestra relativa invisibilidad en la vida cotidiana?
 
Los drones de la generación venidera ya serán invisibles
 
Zygmunt Bauman. Con su pregunta está aludiendo a un breve texto que hace pocos meses apareció en el sitio “Social Europe”. En este ensayo me he ocupado de dos artículos de prensa, aparentemente no relacionados, que se publicaron en días sucesivos, el 19 y 20 de junio 2011; y como ninguno de ellos llegó hasta los titulares, tampoco  cabe reprochárselo a quien no lo haya leído.
 
El primer artículo informa que los drones de última generación no superan el tamaño de una libélula o un colibrí, pudiendo aterrizar perfectamente en la repisa de una ventana para “permanecer ocultos incluso cuando la visibilidad resulte óptima”, para decirlo con las entusiastas palabras del ingeniero aeronáutico Greg Parker [1].
 
En el segundo artículo se afirma que Internet acabará con nuestro anonimato y nuestro libre albedrío [2]. Ambas noticias coinciden en predecir la desaparición de la posibilidad de ocultarse/esconderse; y cabe resaltar que esas predicciones hayan surgido independientemente y sin conocimiento la una de la otra.
 
Los drones no tripulados, que al igual que los polémicos modelos llamados ‘Predator’, se encargan de tareas de espionaje y de combate (“desde 2006, han sido más de 1.900 los rebeldes muertos por drones estadounidenses en las zonas fronterizas paquistaníes”); próximamente irán reduciéndose, al menos en el ámbito de la exploración, hasta el tamaño de pequeños pájaros, y, de ser posible, de insectos.
 
La “era postheroica” de la guerra
 
Los drones de las generaciones venideras ya serán invisibles, pudiendo alcanzar todo a su alrededor; ellos mismos serán intocables, pero volverán vulnerable todo lo que esté en su entorno. Peter Baker, profesor de ética en la United States Naval Academy, opina que con ellos se va a iniciar la “era postheroica” de la beligerancia. Al dar crédito, empero, a lo que opinan otros “especialistas en ética militar”, irán agrandando cada vez más la ya considerable “distancia entre el pueblo americano y la guerra”. Se trata pues de otro paso más (el segundo tras sustituir los reclutas por soldados profesionales) con el fin de llevar la guerra de tal manera que permanezca lo más invisible posible a la nación en cuyo nombre se realiza (máxime cuando ningún ciudadano ya deberá arriesgar su vida); de este modo, el oficio de la guerra se vuelve más fácil, y desde luego más atractivo, puesto que se evitan casi por completo los llamados daños colaterales y los costes políticos.
 
Los drones de la próxima generación lo verán todo, permaneciendo gustosamente ocultos, en el doble sentido de la palabra, literal y metafórico. Nadie podrá protegerse de ser objeto de observación, en ninguna parte. También los técnicos, quienes accionarán los drones, dejarán de controlar sus movimientos y ya no sabrán cómo eximir de la vigilancia cualquiera de los objetos potenciales, por mucho que, en determinados casos, se les pueda implorar hacerlo: Los “nuevos y perfeccionados” drones quedarán programados para volar autodirigidos y acercarse a las metas por rutas que ellos mismos habrán elegido. Una vez que estén accionados/activados en suficiente cantidad, sólo el cielo podrá delimitar la cantidad de informaciones que irán recogiendo.
 
Esa es pues la perspectiva que ofrecen los nuevos instrumentos de espionaje y vigilancia que, debido a su capacidad de operar con autonomía y a gran distancia, es la que más preocupa a sus constructores y, por consiguiente, a los periodistas que informan sobre ellos: la visión de un “tsunami de datos” cuyos preludios ya están superando la capacidad de los empleados en las centrales de mando de la Air Force [las fuerzas aéreas] de EEUU; y, agotando su receptividad y la de los demás actores, terminará por quedar completamente fuera de su control. Desde el 11 de septiembre de 2001 el número de horas que los empleados de la Air Force han de dedicar al procesamiento de los datos recogidos por los drones, se ha incrementado en un 3.100 %; y a diario llegan 1.500 horas de material de vídeo más, que han de ser procesadas. En el momento en que la obsoleta mirada por la cerradura que facilitan los sensores quedará sustituida por una nueva técnica llamada “Gorgon stare” [3], que permite – ¡qué avance más insólito! – captar toda una ciudad al sobrevolarla una sola vez, se necesitarán 2.000 en vez de los 19 analistas actuales para ver los flujos de datos de un solo drone. Lo cual sólo nos da una idea sobre el trabajo y el dinero que va a costar el seleccionar un objeto “interesante” o “relevante” de entre ese tonel de datos sin fondo; pero no significa en absoluto que ninguno de los posibles objetos de interés pudiera impedir llegar a ese tonel. Nadie sabrá jamás con seguridad si uno de esos “colibríes” se posó o no en su alfeizar.
 
En lo que se refiere al “fin del anonimato”,  que se vislumbra en Internet, la situación se presenta algo distinta: renunciando a nuestro derecho a la intimidad o privacidad, nos dejamos llevar voluntariamente al matadero. También cabe que consintamos en esa pérdida de privacidad, que nos puede parecer un precio aceptable para las cosas estupendas que recibimos a cambio. O puede ser que la presión de entregarle nuestra autonomía al matadero, cual rebaño de ovejas, resulte tan poderosa que solamente las personas extraordinariamente rebeldes, orgullosas, luchadoras y firmes logren ofrecer una resistencia genuina. Tanto si una u otra, parece ser que se nos ofrece al menos la posibilidad de elegir, la apariencia de un contrato recíproco y el derecho formal de protestar y pleitear ante cualquier incumplimiento, algo que en comparación con los drones nadie nos puede garantizar.
 
La esclavitud “do-it-yourself”
 
Sea como fuere, en el momento que estemos “dentro”, quedamos abandonados a nuestra suerte. Brian Stelter afirma que “la inteligencia colectiva de dos mil millones de internautas, junto con las huellas que muchos de ellos dejan en las páginas que visitan, va a conducir a que prácticamente todos y cada uno de los bochornosos videos, las fotos privadas y los correos más o menos educados podrán ser asignados a la persona que lo haya generado, le guste o no” [4]. Cuando el fotógrafo de prensa Rich Lam, fotografiando en el verano de 2011 las revueltas callejeras después de una partida de hockey sobre hielo en Vancouver, tan sólo necesitaba un día para localizar e identificar a una pareja que, en el primer plano de una de sus tomas (y sin que lo hubiese advertido), se había besado apasionadamente tumbados ambos en el suelo.
 
Hoy en día, todo lo privado ocurre potencialmente en público, y por ello puede llegar a ser consumido, además de quedar disponible hasta el fin de los tiempos, puesto que, como sabemos, Internet no olvida nada que haya llegado a uno de sus incontables servidores.“Esta disolución del anonimato se la debemos a los medios sociales, que todo lo penetran; a los teléfonos móviles baratos con cámara incorporada; las páginas de hosting gratuito para fotos y vídeos, y puede que ante todo, a un cambio de opinión que muchos experimentan sobre la cuestión de lo que puede ser publicado y lo que debería permanecer en el ámbito privado”. Se nos explica que todos esos gadgets técnicos son “fáciles de usar”, aunque ese término,  favorito de los publicitarios, al concretarlo, no nos dice otra cosa que el producto en cuestión, al igual que una estantería de IKEA, jamás llegaría a serlo sin el esfuerzo del usuario. Y quisiera añadir: sin su entusiasmo, entrega y sus aclamaciones. Etienne de La Boétie, de vivir en el presente, podría llegar a decir que no sólo se trata de una esclavitud voluntaria, sino de una esclavitud Do-it-your-self [5].
 
¿A qué conclusión llegamos al equiparar a los operarios de drones con los usuarios deFacebook, entre dos tipos de usuarios pues, que por lo visto actúan motivados por impulsos distintos, pero que llegan a cooperar estrechamente unos con otros, avanzando, consolidando y extendiendo con altísima eficacia aquella práctica que usted, David, viene a denominar “clasificación social?”
 
“Nunca más estarás solo” o  de la alegría que produce la observación permanente.
 
Para mi la más notable característica de las nuevas formas de vigilancia es que obviamente hayan logrado de algún modo, mediante buenas palabras o por coacción,  ponerlas a colaborar al servicio de una misma realidad, cosas que en un principio eran antagónicas. Por un lado, la estrategia panóptica (“nunca debes saber cuando te observamos, para que jamás te puedas sentir no observado”), lenta pero inexorablemente, se viene a aproximar a su aplicación/ realización casi universal. Pero como la pesadilla del panóptico -nunca estás solo- hoy día está retornando a modo/disfrazado de mensaje esperanzador: “nunca volverás a sentirte solo (abandonado,  desatendido, vencido y excluido)”;  por otro lado, el viejo miedo a ser descubierto ahora es relevado por la alegría de nunca pasar inadvertido.
 
Que estas evoluciones, y ante todo su armoniosa interacción persiguiendo un mismo fin, hayan sido posibles, claramente es debido a la circunstancia que hoy día ya no son la detención y el arresto los que se consideran los más amenazantes para la seguridad existencial, y por tanto, causa principal de los miedos, sino de la marginación. El ser visto y observado, de considerarse una amenaza ha pasado a ser una promesa, la promesa de una mayor visibilidad; la expectativa de poder “llegar al exterior”, donde todo el mundo nos puede ver y observar, se va aproximando a la deseada confirmación de nuestro reconocimiento social, y por ende, de nuestra existencia como valiosa y “con sentido”. El ver indexada toda nuestra vida, con todos sus desaciertos y faltas, en listas públicas, al alcance de todo el mundo, nos parece el mejor antídoto y profiláctico posible contra el veneno de quedar excluidos o marginados; y al mismo tiempo un potente modo para defendernos ante el peligro que supondría la exclusión forzosa; de hecho, se trata de una tentación a la que , en la práctica, sólo muy pocos, si bien con existencias sociales precarias, serán capaces de resistir. El éxito fenomenal que acusan las “redes sociales” en los últimos tiempos se me antoja un buen ejemplo que confirma esta tendencia/trend.
 
La gran soledad y su solución
 
Se confirma que el veinteañero estudiante Mark Zuckerberg, sin haber acabado sus estudios en Harward, parece haber encontrado una mina de oro, cuando tuvo la idea de crearFacebook (algunos mantienen que la robó) [6], para colocarla en febrero de 2004 en la Red, en un principio exclusivamente para estudiantes de Harward. Pero ¿qué es aquel mineral parecido al oro, que el afortunado Mark dice haber encontrado y que, desde entonces, viene excavando con un beneficio fabuloso, que aún sigue creciendo constantemente?
 
En la página oficial de la empresa Facebook se encontraba la siguiente descripción de sus ofertas, cuya irresistibilidad inducía a más de 800 millones de personas de pasarse gran parte de sus jornadas en los latifundios virtuales de Zuckerberg: “Cada usuario podrá confeccionarse su propia página perfil con sus intereses personales, informaciones de contacto, y demás datos sobre su persona. Cada usuario podrá comunicarse, mediante la función de chat, con sus amigos y otros usuarios acerca de las noticias, públicas y privadas. Además podrá crear e incorporarse en grupos con intereses afines y ‘páginas defans’ que, en parte, son utilizados por diversas organizaciones con fines publicitarios”. Dicho de otro modo: Lo que millones de “usuarios activos” acogían con tanto entusiasmo, cuando se les fue permitido incorporarse en Facebook en calidad de “usuarios activos”, era la expectativa de encontrar lo que por lo visto ya venían anhelando desde hacía tanto tiempo, pero sin saber dónde buscar o encontrarlo, hasta que Mark Zuckerberg entró a ofrecerlo en Internet dirigido a sus compañeros de estudio. 
 
“Internet tan sólo genera lo que ya llevamos dentro”
 
Primero: por lo visto, los estudiantes se habían encontrado más solos de lo que querían estar, pero por uno u otro motivo, no pudieron  imaginar cómo escapar de esa soledad con los medios que entonces tenían a su alcance.
 
Segundo: deben de haberse sentido tremendamente abandonados, desatendidos, ignorados, y hasta expulsados, exiliados y excluidos, una vez más, considerando demasiado difícil salir de este odioso anonimato por uno de los caminos que tenían a su alcance. Para ambas circunstancias, Zuckerberg venía a ofrecer los medios y el camino, que hasta ese momento habían echado en falta tan  dolorosamente y que habían buscado en vano; no era de extrañar que, cuando se les brindó la oportunidad, se lanzaran de un día para otro. 
 
Deben de haber estado aguardando, los pies ya en los bloques de salida, los músculos tensados, el oído aguzado, para no perderse el pistolazo de salida.
 
Como dijera Josh Rose, entonces “Vicepresidente ejecutivo y director creativo digital de la Agencia de publicidad Deutsch LA”: “Internet no sólo nos priva de nuestra humanidad, la refleja. No es que Internet penetre en nosotros, se limita a generar lo que ya llevemos dentro” [7]. ¡Cuánta razón tiene! Nunca debemos matar al mensajero por mucho que nos pueda disgustar el mensaje que nos trae; pero tampoco hay que alabarlo por lo que nos pueda traer… al fin y al cabo, siempre dependerá del receptor del mensaje, de sus preferencias o aversiones, sus sueños y pesadillas, sus esperanzas y temores, si un mensaje le lleva a dar saltos de alegría o sumirlo en la más oscura desesperación.
 
Lo que vale decir sobre el mensaje y el mensajero, en cierto modo, también podemos aplicarlo a Internet y sus “servicios de mensajería” que nos sirven los mensajes escritos sobre la pantalla para atraer nuestra atención. También en este caso depende del uso que hagamos nosotros (más de 500 millones de “usuarios activos de Facebook”) de las ofertas, que determinará si éstas repercuten para bien o para mal, en nuestro beneficio o en contra. Todo depende de lo que estemos buscando o añorando; la técnica tan sólo facilita que nuestros deseos se realicen más rápido y de un modo más eficiente.
 
La práctica de la “confesión”
 
David Lyon. En efecto, resulta interesante observar lo que el uso que hagamos de Internet y los medios sociales revela sobre nuestras relaciones sociales,  por exponer lo que nos esté sucediendo en cada momento. Así que la cuestión de la “privacidad” se torna mucho más compleja de lo que se pensaba antes. Lo vemos, por ejemplo, en la relación entre privacidad y secreto [8].
 
El guardar informaciones, “restringir el conocimiento que uno tenga del otro” a Simmel le resulta decisivo para el concierto social; el modo en que nos relacionamos con los demás depende notablemente de lo que sabemos de ellos. Pero sus reflexiones al respecto ya se publicaron en 1908, por lo que requieren ser actualizadas, no sólo por el hecho de que las informaciones fluyan, se bloqueen y desvíen hoy de otra manera [9], sino también a causa del nuevo reto relativo a los “secretos” existentes y sus efectos en el ámbito público de las redes sociales.
 
Hacia finales del siglo XX, Foucault publicaba sus reflexiones sobre la práctica de la confesión. Según él, la confesión – pongamos de un crimen – se ha convertido en el criterio decisivo de la veracidad que surge desde la profundidad del si mismo. Foucault estudiaba tanto la confesión privada ante un sacerdote, como la confesión pública que llega a los titulares. Para Foucault, la confesión era literalmente “buena para el alma”; mientras que los equivalentes seculares de la época hacían hincapié en los aspectos de salud y bienestar. Sea como fuere, para Foucault el individuo desempeña un papel activo en el control de si mismo. Habrá que discutir si Foucault iba a considerar como confesión los íntimos y obscenos detalles que se postean hoy en los blogs y Facebook. Y además habrá que debatir y definir de nuevo lo que es “público” y lo que es “privado”. En la confesión cristiana, que uno susurra al oído de otra persona, existe humildad. El blog, en cambio, que va dirigido a todo el mundo que pueda leerlo, es acto de autoalabanza; de reclamo o, cuando menos, de publicidad.
 
Zygmunt Baumann. Existe una enorme diferencia entre el concepto premoderno (medieval) de la confesión – ante todo entendido como el reconocimiento de una culpa ya confesada, y que precedía a la tortura física o espiritual, con la que las autoridades eclesiales, pretendían extraerlo (sonsacarlo) como si se tratara de repetir y reafirmar la Verdad -; y la interpretación moderna de la confesión a modo de manifestación o externalización y reafirmación de la “verdad  interna”, de la autenticidad del “yo” como fundamento de la individualidad y su intimidad. Pero en la práctica actual, la sociedad confesional resulta ser ambivalente: Nos augura la definitiva victoria de lo privado, un invento típicamente moderno; pero marca, al mismo tiempo, el inicio de una vertiginosa caída desde cima de la gloria; se trata pues de una victoria pírrica: La intimidad avanzaba, conquistaba y colonizaba el ámbito público, pero no sin perder al mismo tiempo su derecho al secreto, su característica determinante, su privilegio más valorado y más defendido.
 
La confidencialidad como límite del ámbito privado
 
El secreto, lo confidencial, es aquella parte de nuestro conocimiento cuya transmisión a otros (al igual que otras posesiones personales) se somete a determinadas restricciones, o queda prohibido o como mínimo estrictamente vigilado. La confidencialidad marca, para así decirlo, el límite del ámbito privado, una zona que ha de ser mi dominio, un territorio de mi absoluta soberanía donde tengo el poder absoluto e ilimitado de decidir “qué y quién soy”, y desde donde me lanzo, una y otra vez, para reivindicar que mi entorno reconozca y respete mis decisiones. Pero a medida de que nos hayamos apartado, asombrosamente, de los hábitos de nuestros ancestros, hemos ido perdiendo el valor, la fuerza y sobre todo la voluntad de sostener y defender estos derechos como las irrenunciables piedras angulares que son en nuestra autonomía individual.
 
Hoy no tememos tanto que invadan nuestro ámbito privado o nos traicionen, que todo lo contrario; a saber, que se nos cierren la salida. De este modo, el ámbito privado se convierte en un lugar cerrado, en el que quedamos condenados a apañárnoslas solos, aceptando no tener a quien nos escuche y que supere la barrera de nuestra privacidad para arrancarnos nuestros secretos con el fin de hacerlos públicos, para que lleguen a compartirse entre todos. Parece que ya no nos deleita el mantener secretos, a no ser que pertenezcan a aquella clase que es capaz de pulir nuestro ego, por atraer la atención de científicos o redactores de tertulia o por hacernos merecedores de figurar en las portadas de la prensa amarilla o de revistas de lujo.
 
“El primer propósito de los medios sociales es el intercambio de informaciones privadas”. Los usuarios son felices de poder “desvelar detalles íntimos de su vida privada”; “publicar informaciones ciertas sobre si mismos” y “poder intercambiar fotos privadas”. Se calcula que un 61 % de los jóvenes británicos entre los 13 y 17 años de edad “tienen una página de perfil en uno de las redes sociales”, que les facilita “poder relacionarse con otros.” [10]
 
En Gran Bretaña, que anda años cibernéticos detrás de los países del este asiático en cuanto a popularidad de los equipamientos electrónicos más modernos, son aún muchos los usuarios que creen que el participar en las “redes sociales” es la expresión de su propia libertad de elegir; considerándolo incluso un medio de rebelión juvenil y autoafirmación. En Corea del Sur, en cambio, donde la mayor parte de la vida social ya se está desarrollando en la rutina electrónica (o mejor dicho: donde ya se ha convertido en una vida electrónica o cibernética), y donde la mayoría de esa “vida social” en compañía de un ordenador, iPods o teléfonos móviles, y sólo una mínima parte en compañía de otros seres de carne y hueso, resulta evidente que esa gente joven ya no dispone de ninguna libertad de elección.  En su entorno, la digitalización de la vida social ya no es cuestión de una decisión personal, sino una necesidad al estilo: “¡Come o muérete!” A los pocos que aún no han podido registrarse en Cyworld, el equivalente líder del mercado surcoreano en materia de “chismorreo y cotilleo”, irremediablemente, les espera  la “muerte social”.
 
De la sociedad a la red: La desnudez como consigna del día
 
Pero sería un error suponer que la presión para que la “persona privada” se exhiba en público y su disposición de ceder ante ella fuese una adicción meramente generacional y relacionada con la edad adolescente, en la que los jóvenes sienten de forma natural un vivo interés por franquear la puerta de la “red” (tal y como se dice cada vez más, tanto en el discurso sociológico como en el habla cotidiano, para referirse a la “sociedad”); y luego por mantenérsela abierta, no sin sentirse inseguros sobre cómo deberían proceder mejor. La nueva tendencia hacia la confesión pública no se explica mediante factores “específicos de la edad”, al menos no de modo exclusivo.
 
Hace algunos años, el psicosociólogo francés, Eugène Enriquez, vino a escribir lo que, al juzgar por las crecientes pruebas, se está incubando en todos los sectores del mundo consumista: “Al considerar que lo que antes era invisible  – las intimidades propias de cada individuo, su vida interior – deben exhibirse hoy en el escenario público (ante todo en las pantallas de televisión, pero también en el teatro) resulta muy comprensible que aquellos que se preocupen por su invisibilidad, necesariamente, sean rechazados, desplazados y hasta sospechosos de ser criminales. La consigna del día es la desnudez física, social y psíquica” [11].
 
Pero los adolescentes equipados de “confesionarios móviles” sólo son los aprendices que se están entrenando en el arte de vivir, en el que deben ser instruidos en una sociedad confesional, que se caracteriza por extinguir la frontera que antes había entre lo privado y lo público; que eleva a  virtud y obligación social la exhibición pública de lo privado; y que elimina del espacio público de comunicación todo lo que no permite ser reducido a una confesión personal; junto con todos aquellos que rechacen confiarse a este espacio público.
Ya hacia finales de los años 20 del siglo pasado, antes de que la sociedad centrada hasta entonces en la producción pasara a ser una sociedad de consumo -o muy al principio de este cambio-, a un observador menos despierto y previsor pudo habérsele pasado por alto -escribía Siegfried Kracauer, un pensador dotado de una capacidad casi sobrenatural para detectar de entre la amorfa masa de fenómenos y costumbres efímeros de moda, y apenas visibles o acaso desdibujados, las tendencias (trends) que irían a resultar decisivos en el futuro-: “La gran afluencia a los numerosos salones de belleza se nutre  también de las preocupaciones existenciales; el uso de productos cosméticos no siempre es un lujo. Por miedo a caer en desuso por desechos, las damas y los caballeros se tiñen el pelo, y los cuarentones practican deportes para mantener su línea. “¿Cómo llego a ser bello/a?” es el título de una revista de reciente lanzamiento que, según la publicidad,  contiene fórmulas para “un aspecto bello y joven instantáneo y sostenible”. [12]
 
Las conductas y costumbres que Kracauer a mediados de los años 20 nos describe como las últimas tendencias de la vida de los berlineses, desde entonces se han venido extendiendo como un incendio forestal, habiéndose convertido en cotidianas en todo el mundo (y donde aún no han arrasado, la gente al menos ya está soñando con ellas). Unos 80 años más tarde, observa la feminista Germaine Greer: “Hasta en las regiones más alejadas en el noroeste chino, las mujeres cambiaban sus trajes pantalón a cuadros por sujetadores acolchados y faldas coquetas; se rizaban y teñían su pelo liso y ahorraban para comprar productos cosméticos. Esto se llamaba ‘liberación’”[13]
 
El consumidor como mercancía
 
Los estudiantes y alumnos que hoy se lanzan, entusiasmados, a promoverse a si mismos en público para llamar la atención y obtener reconocimiento y aprobación a fin de entrar a participar en el juego de la socialización; los aspirantes a ser clientes de grandes empresas, que pretenden acreditar su poder adquisitivo y su credibilidad para recibir un servicio mejor; los inmigrantes esperanzados, que recogen puntos de simpatía, y que quieren encender la demanda de los servicios que ofrecen para poder entrar en el país: he aquí tan sólo tres de las categorías que, a primera vista, parecen personas absolutamente distintas entre sí, y que al igual  que miles de personas de otras categorías, se deben ofrecer en el mercado para obtener un buen precio a cambio. Se les induce, llama u obliga a publicitar un producto atractivo o deseable para aumentar el valor mercantil de éste con el esfuerzo máximo y por todos los medios posibles. Y la mercancía que son obligados a introducir, promover y vender en el mercado, son ellos mismos. En una persona reúnen el publicitario y el producto que promueve. Son mercancía, que deben comercializar, son, en una persona, el producto y su vendedor a domicilio (un extremo que, por otra parte, nos pueden confirmar los universitarios que ya hayan solicitado una plaza universitaria o fondos para trabajos de investigación).
 
No importa el grupo de población a la que pertenezcan, todos viven en el mismo espacio social que suele recibir el nombre de “mercado”. Y no importa cómo los profesionales de estadística o de periodismo de investigación clasifiquen su trabajo, la actividad a la que cada uno de ellos ha de dedicarse (sea libremente, por pura necesidad o una mezcla de ambos) se llama “marketing”. El examen por el que tienen que pasar si quieren alcanzar los deseados premios sociales, les exige que se conciban ellos mismos como mercancía: productos que ejerzan una “fuerte llamada de atención”, despertando la demanda y atrayendo a los clientes.
 
“Consumir”, hoy en día ya no significa el obtener productos para su disfrute, sino invertir en alcanzar determinado status social, lo que en una sociedad consumista viene a significar: invertir en la propia “comerciabilidad”. O se adquieren cualidades para las que ya existe demanda en el mercado, o a las cualidades ya existentes se les da una forma mercantil capaz de generar demanda. De este modo la mayoría de las mercancías que son ofrecidas a los “consumidores finales” deben su atractivo, su irresistible fascinación al hecho que a los clientes son promocionados, explicita o tácitamente, como inversión capaz de añadir valor. En la descripción del producto figura en letras más o menos grandes, pero al menos entre líneas,  la promesa de aumentar el atractivo del comprador y por tanto, su valor de mercado. Lo mismo podemos decir incluso para cosas que el consumidor es llamado a comprar por su propio placer total o parcial.  Consumir significa invertir en aquello que redunde en el propio “status social” o la autoestima de uno.
 
La máxima, y posiblemente la más importante finalidad del acto de consumir (si bien apenas nombrada y menos aún debatida públicamente) en una sociedad consumista no consiste en satisfacer determinadas necesidades, añoranzas o deseos, sino en cosificar (convertir en producto) al consumidor: él mismo ha de convertirse en mercancía o aumentar su valor como tal. Finalmente es por esta razón por la que deberá acreditar su aptitud para consumir, que es una condición no negociable para entrar en una sociedad formada en función del mercado. Dicha prueba figura como condición contractual previa a todas las relaciones contractuales de las que nace la sociedad consumista.
 
Una servidumbre interminable: ¿Cómo me convierto en producto vendible?
Sólo cuando se cumpla esta condición previa, que no admite excepciones ni tolera ser rechazada, las innumerables transacciones entre vendedores y compradores vienen a integrar una totalidad  imaginaria y concebible como  un “conjunto” que podemos llamar “sociedad”; como una entidad capaz de exigir y obligar a las personas a acatar esas exigencias, que nos permiten referirnos a “hechos sociales” en el sentido durkheimiano.
 
Una vez más: los miembros de una sociedad consumista son ellos mismos bienes de consumo, una cualidad ésta que les viene a otorgar  aquel status. Su principal preocupación consiste en llegar a ser y permanecer siendo un producto comercializable/vendible, aun cuando pocas veces sean conscientes de ello, y menos aún lo articulen explícitamente. La atracción de un producto, sea objeto actual o potencial de un deseo capaz de incitar al acto de comprar, se mide por tanto y ante todo por su capacidad de aumentar el valor mercantil del consumidor. Pues en la sociedad consumista cada individuo viene obligado a convertirse, él mismo, en producto demandado, por el procedimiento del do-it-yourself. El objetivo y el reto consisten pues no sólo en convertirse en mercancía, sino hacerlo uno/a mismo/a.
 
Pertenecer a esta sociedad supone una servidumbre que exige esfuerzos continuos. El miedo de no ser capaz de acoplar o amoldarse, se ha convertido en el miedo de no dar la talla, que no resulta ni un ápice menos tormentoso que el primero. Los mercados tratan por todos los medios a su alcance de capitalizar este miedo; y las empresas dedicadas al mercado minorista compiten entre ellas por convertirse en el más fiable guía y ayudante de sus clientes en su interminable tarea de aumentar su valor. Quieren facilitarle la “herramienta” que cada uno pueda necesitar para su  propia comercialización individual. Los productos, empero, que vienen a recomendar como si de la expresión de una decisión individual se tratara,  son en realidad decisiones prefabricadas, que ya estaban confeccionadas, antes de que el individuo se encontrara ante la tarea (que, para más INRI, le fue presentada como una “oportunidad”)  de tomar sus propias decisiones. Resulta absurdo creer que al individuo jamás le pudieran facilitar la elección. Lo que en estos productos se viene a especificar y concretar es nada más que la inevitable “necesidad” , que cada persona debe reconocer y acatar, hoy igual que antaño; y cuya obligatoria observación debe aprender a asumir primero si quiere llegar a ser realmente libre.
 
¿Será así, pues, que Facebook debe su increíble éxito en primer lugar al hecho de que opera como un mercado en el que esa amarga necesidad tiene cita diaria con una entusiasta selección de supuestas alternativas?
Autor: Zygmunt Baumann. Traducción al castellano por Tucholskyfan Gabi. Agradecemos que nos permita publicar este artículo. También blogdelviejotopo.blogspot.com.espor hacer más fácil la comunicación con esta traductor.
Notas:
[1] Elisabeth Bumiller y Thom Shanker, War envolves with drones, some tiny as Bugs, en The New York Times, 19.06.2011.
[2] Brian Stelter, Upending anonymity. These days the web unmasks everyone, en ibíd., 20.06.2011.
[3] La técnica de la mirada “gorgónica” permite equipar a un dron con las cámaras suficientes para que pueda “streamear” hasta desde 360 grados distintos. De este modo se impide que se pueda detectar desde el exterior el objeto que el dron estuviera observando en cada momento. El término alude a las gorgonas de la mitología griega, cuyas miradas eran tan potentes que petrificaban a cualquiera que intentase mirarlas.
[4] Brian Stelter, art. cit.
[5] Étienne de la Boétie (1530-1563) era amigo de Michel de Montaigne; su discurso impreso en 1547 “Discours de la servitude volontaire” [discurso de la servidumbre voluntaria] gira alrededor de la tesis que los suprimidos, a veces,  no sólo soportan su esclavitud, sino incluso pretenden provocarla.
[6] El supuesto robo no ha podido comprobarse de modo inequívoco; al igual que la mayoría de casos que llegaron ante los tribunales desde la fiebre de oro de California en 1849; al fin y al cabo, Internet, a principios del siglo XXI, es similar a la California de mediados del siglo XIX:  un espacio casi sin leyes, sin propiedad privada, sin cánones de licencia (royalties) y sin impuestos. 
[7] Josh Rose, How social media is having a positive impact on our culture, 23.02.2011, http://mashable.com/2011/02/23/social-media-culture/.
[8] Georg Simmel, Soziologie. Untersuchungen über die Formen der Vergesellschaftung.  Edición completa, tomo 11, Francfort del Mena 1992 (1908), p. 392.
[9] Gary T. Marx y Glenn W. Muschert, Simmel on secrecy and inheritance for the sociology of information, en Christian Papiloud y Cécile Rol (editores), The Possibility of Sociology, Wiesbaden 2008.
[10] S. Paul Lewis. Teenage networking websites face anti-paedophile investigation, en The Guardian, 03.07.2006.
[11] Eugène Enriquez, L’idéal type de l’individu hypermoderne: l’individu pervers? En: Nicole Aubert (editora), L’Individu hypermoderne, Toulouse 2004, p. 49.
[12] Siegfried Kracauer, Die Angestellten. Aus dem neuesten Deutschland, Francfort del Mena, 1971, p. 25.
[13] Germaine Greer, The Future of Feminism, clase magistral Dr. T. Jans, Maastricht 2004, p. 13.
 
*** 
 
Este extracto está basado en las conversaciones entre Zygmunt Bauman y David Lyonque la Editorial alemana Suhrkamp acaba de publicar bajo el título “Daten, Drohnen, Disziplin” [Datos, drones, disciplina].
 
Fue publicado en Blätter für deutsche und internationale Politik (Hojas para la política alemana e internacional), Edición 10/2013, pp. 51-62. URL: