lunes, 6 de febrero de 2012

ESTUDIO E INTERPRETACION DE TRES MITOS ANTIGUOS Y SU IMPORTANCIA EN EL "CIRCULO DEL ESTRECHO"


javi j. m

ESTUDIO E INTERPRETACION DE TRES MITOS ANTIGUOS Y SU IMPORTANCIA EN EL "CIRCULO DEL ESTRECHO"

 FRANCISCO JAVIER JIMENEZ MARTINEZ
Para conocer y estudiar la genesis cultural del "Circulo del Estrecho", resulta de gran importancia concer  las fuentes escritas, y dentro de estas, las referencias mitologicas, las cuales resultan imprescindibles en un espacio geoeconomico y cultural como es el "Circulo del Estrecho".Para ello profundizaremos en tres conocidos mitos griegos; las Columnas de Herakles, el Jardin de las Esperides y mito de Gerion.
1. Las columnas de Herakles
La expansión fenicia por el Mediterráneo y la llegada de los fenicios orientales a la zona del estrecho, ha contado desde un primer momento del proyecto colonizador fenicio, con una importante carga mitológica. Son muy prolíficas  las referencias mitológicas que guardan relación  con los confines del mundo y el viaje de Melkart.

Según autores como Estrabón, o Pomponio Mela, la expansión fenicia por el Mediterráneo se inicio con la conquista simbólica de los confines del mundo, que se manifiesta en las Columnas de Melkart. Partiendo de la propia mitología fenicia, Melkart fue el creador del Estrecho de Gibraltar, al separar con su extraordinaria fuerza dos montañas que en su origen estaban unidas. Esta heroica hazaña fue asimilada por los griegos, que en su mitología se la atribuyeron a Herakles. A pesar de ello, no todos los autores clásicos daban credibilidad mitológica a la referida proeza, como Estrabon, que a principios de nuestra era, afirmaba que el origen del estrecho no era otro que un antiguo lago, que gracias al agua de la lluvia, llego a crecer tanto ,que sus aguas acabaron por nivelarse con las del propio océano Atlántico.
 
 - Herakles -
No obstante la comprensión de este mito hay que buscarlo en su aspecto histórico ya que la llegada de un Dios , ya sea del panteón fenicio o griego, al sur de la Penisula Iberica aparece  atestiguado por numerosos autores clásicos, como Diodoro de Siculo, Pomponio Mela Asklepiades , por citar algunos, además del propio Estrabon.

Por ello no resulta difícil imaginar al propio Herakles o Melkart, separando los peñones de Abyla y Calpe, como relata a continuación  Pomponio Mela;

“… Hércules mismo separo estas colinas que antes unían una cadena montañosa continua, así el océano hasta entonces parado por la masa de montañas pudo penetrar hasta las orillas que ahora baña...”

Pero siguiendo la senda de la mitología, sería muy probable que el propio Herakles no arribara solo a las costas del estrecho, sino mas bien encabezando una expedición colonizadora. Según Salustio fueron los persas los acompañantes de Herakles, coincidiendo en sus aseveraciones con Estrabon y Pomponio Mela. Lejos del ambito mitológico, podemos afirmar que era práctica común entre los colonos fenicios, el levantamiento de hitos terminales, que sirvieran para atestiguar, a través del tiempo, el haber llegado a un lugar determinado. Por ello las famosas columnas de Herakles no serían más que los hitos terminales de una expedición que simbolizaría la llegada de Herakles a occidente. Cosa distinta seria atrevernos a  afirmar con rotundidad que elementos, posiblemente arquitectónicos, se atrevió a erigir el heroico dios.

Si nos guiamos por las afirmaciones de Estrabon, es posible que se tratara de columnas, torres o altares  aunque no contamos con elementos de juicio suficientes para decantarnos por uno de estos elementos en concreto. Acudamos entonces a Avieno y su “Ora Marítima”, donde afirma;

“…Yacen dos islas entre las riveras de Europa y el césped líbico, conocidas como Columnas de Hércules….allí existen dos altares y templos de Hércules…”

De aquí podemos obtener una información más clara y concreta sobre qué fue lo que levanto Heracles en el  Estrecho de Gibraltar a su venida , concretamente altares y templos, como bien hace en recordarnos Avieno. Y es muy posible que se tratara de estos dos elementos que el poeta latino se molesta en  señalar, si tenemos en cuenta que los fenicios eran dados, al llevar a cabo una fundación, tras el ritual religioso, levantar un altar y fundar un Templo al dios protector de la ciudad. Más aun, el modelo de templo exportado por los fenicios a occidente contaba con dos columnas en su parte frontal como elemento fundamental y distintivo.

Siendo algo más realistas, y alejándonos de esta visión mitológica de la realidad debemos interpretar que  una expedición colonizadora arribo en tiempos remotos a las costas del Estrecho de Gibraltar, procedente de las remotas costas de Fenicia ,y al momento del desembarco le siguió la edificación de altares y templos que sirvieran para marcar el final de una expedición culminada con éxito. Posteriormente a este hecho la tradición popular de aquellos pueblos, convirtió un acontecimiento humano en algo divino, atribuyéndole a Herakles, la creación del Estrecho de Gibraltar.

Independientemente de la controversia que ha podido suscitarse en torno a que elementos fue capaz de separar Herakles con su magna fuerza, fuera lo que fuese (columnas, montañas, islas…) siempre existieron dudas acerca de su localización geografía. En el siglo I d. c, este debate ya estaba abierto como refleja Estrabon en sus obras, manifestando que había quienes ubicaban las columnas en los dos promontorios del estrecho, otros en las columnas del Herakleion gaditano, y finalmente no faltaba quienes señalaban su localización en dos pequeñas islas situadas en ambas orillas del estrecho. Siguiendo al propio Estrabon y Avieno podríamos aventurarnos a situar ambas islas en la isla de las Palomas, en su ubicación europea, y el Monte Hacho en la costa africana.
 - Estrecho de Gibraltar-
Continuando con Estrabon, los iberos y libios, situaban las columnas de Melkart en el mismo Herakleion gaditano, describiéndolas, como robustas columnas de bronce de unos 8 codos  de altura, y donde estaban registrados los gastos de construcción del Templo. Pero el mismo Estrabon dudaba de esta afirmación, poniendo en cuestión, que las mencionadas columnas de Herakles, fuesen las del santuario  de Gades, ya que no tenían inscritas la famosa consigna “Non Plus Ultra”, en lugar de una simple relación de gastos de la edificación del  templo. Ello se contraponía a la idea conmemorativa de una gran empresa marítima que poco tenía que ver con un catalogo , más o menos extenso de gastos de construcción .Más aun , la existencia de columnas en la entrada a los santuarios fenicios era norma casi general en la construcción de los templos de tradición fenicia, sin ir más lejos en Tanger , Procopio, nos apunta la existencia de sendas columnas de gran tamaño que se erigió para conmemorar pasadas excursiones extranjeras y en la que se podía leer,” Nosotros somos hijos de Josué, el ladrón, los expulsados de su patria legitima”, por lo que es probable , que pudiera tener cierta relación con las columnas de Hércules. Los autores clásicos no se ponen de acuerdo en sus afirmaciones al señalar una ubicación concreta, y la comparación de columnas con montañas era algo común en la antigüedad, así por ejemplo Homero hace referencia en sus textos a las columnas de Atlas, o Tácito que cita la columna de Helgoboland, lo que hace aun mas difícil en establecer un punto geográfico concreto.

Esta es la manera mitológica en la que  Melkart llega hasta el Mediterráneo occidental, inaugurando un dilatado proceso histórico, como será la colonización fenicia. Pero un  viaje a los confines del mundo, en los que se repite la hazaña de un dios peregrino como Melkart, tenía una dimensión cosmológica, como se advierte en muchos mitos orientales y griegos, en los que el propósito general no es otro que el de conseguir más poder, tanto por parte de la divinidad como de los humanos que la emulan. La llegada de Melkart al Estrecho que posteriormente recibirá el nombre de las Columnas de Herakles de manos de los griegos, representa el símbolo de la llegada de la vieja civilización fenicia oriental a las  lejanas tierras occidentales donde acabara arraigándose y transmitiendo su cultura

2.  El mito de Gerion

Son varios los lugares donde los griegos sitúan la leyenda de Gerion y su pugna con Herakles, con el propósito por este último, de hacerse con sus ricos rebaños de bueyes. Entre los diversos lugares del mundo conocido por los griegos, el desarrollo de esta leyenda la situó en la Península Ibérica, concretamente en la ciudad de Gadir o su entorno. Gerion, para la mitología griega era considerado una deidad infernal, de aspecto terrorífico, de una fuerza y características sobrehumanas, como revela su aspecto de ser de tres cuerpos.

Para recurrir a las noticias más antiguas de este mito griego, debemos remontarnos a la Teogonía de Hesiodo, poeta de la segunda mitad del siglo VIII a. c, que en la traducción realizada por A. Pérez  y A. Martínez, leemos;

“…..Crisaor engendro el tricéfalo Gerion unido con Calirroe, hija del ilustre Océano; a este le mato el fornido Herakles, por sus bueyes de marcha basculante en Eritehia, rodeada de corrientes. Fue aquel día en que arrastro los bueyes de ancha frente hasta la sagrada Tirinto, atravesando la corriente del océano (después de matar a Orto y el boyero Eurition en su sombrío establo, al otro lado del ilustre océano)...”

Por otro lado D. Pagel  puso en relación los versos de Estesícoro con los datos que se recogen en la Biblioteca (2.5.10) de Apolodoro, obra probablemente del siglo I., en la que puede leer lo siguiente:

“…..Como décimo trabajo se ordenó a Heracles el ir a buscar el ganado de Gerión de Eriteia. Es ésta una isla situada en las proximidades del Océano, que ahora se llama Cádiz, habitada por Gerión, hijo de Crisaor y de Callírroe, la hija del Océano. Gerión tenía los cuerpos de tres hombres, crecidos juntos, unidos en uno por el vientre y divididos entre tres desde los costados y los muslos. Era propietario de un rojo rebaño. Euritión era su pastor y su perro guardián Orto, de dos cabezas, hijo de Equidna y de Tifón. Viajando a través de Europa a buscar el rebaño de Gerión, Heracles mató muchas bestias salvajes.

Se fue a Libia, y al pasar por Tartessos levantó los dos pilares, uno a cada lado, en los límites de Europa y de África, como monumento de su viaje. A lo largo de su viaje fue abrasado por el Sol y él dobló su arco contra el Sol. El Sol, admirado de su atrevimiento, le dio una copa de oro, con la que atravesaría el Océano. Llegó a Eriteia, y se hospedó en el monte Abas. El perro lo divisó y se precipitó sobre él, pero le golpeó con su maza. Cuando el pastor vino a salvar al perro, Heracles le mató también. Menetes, que pastoreaba el rebaño de Hades en aquel lugar, le contó a Gerión lo sucedido. Gerión sorprendió a Heracles, al lado del río Antemo, en el preciso momento de llevarse el rebaño. Luchó con él, y le mato. Heracles embarcó el rebaño en la copa, atravesó el mar hacia Tartessos y devolvió la copa al Sol…”

De estos fragmentos se deduce que Gerion era un gigante constituido de tres cuerpos, que se valía del boyero Euriton, el cual custodiaba su rebaño de bueyes, día y noche, ayudado de un can de siete cabezas, Orto. Herakles recibió encargo de Euristeo, en su decimo trabajo, de entablar singular combate con Gerion y arrebatarle sus ricos rebaños para posteriormente conducirlos a Grecia. Al gigante, Herakles lo aniquilo en Eritehia, después de matar a Orto, con su clava y al boyero Eurition cuando acudía en auxilio de su perro. En el texto el autor  se refiere a Eritehia, como rodeada de corrientes, lo que nos lleva  a suponer que se trataba de una isla.

El traslado de los bueyes a la ciudad griega de Titinto, lo realizo a bordo de una nave redonda y robusta, apta para realizar viajes ultramarinos, a larga distancia, que se corresponde con la “copa”, regalo del sol en el mito. En el poema que Estesicoro de Himera , poeta del siglo VI a. c , dedica al gigante Gerion, situaba la isla de Eritehia en la desembocadura del rio Tartessos, posiblemente , el rio Betis, y por lo tanto en un lugar próximo a la ciudad gaditana.
  - Cerámica ática de figuras negras que recrea el combate de Herakles con el gigante Gerion -
 Heródoto, en el siglo V a. C. también apunta a Hispania y en concreto a  Gadir como lugar donde transcurrió el mito de Gerion;

“… Cuando Heracles arreaba las vacas de Geriones llegó a esa tierra que en la actualidad ocupan los escitas y que a la sazón se encontraba desierta. Geriones, empero, residía lejos del Ponto, tenía su morada en una isla que los griegos denominan Eriteia, que se encuentra cerca de Gadeira, ciudad ésta situada más allá de las Columnas de Heracles, a orillas del Océano…”

Otros autores discrepan con estas versiones que sitúan a Gerion y su rebaño en Gadir, como Hecateo de Mileto,  que en torno al siglo VI a.c, no situaba este mito en el entorno de Tartessos, y así lo transmite Arriano en su Anabasis II, 16, 5-6. Según esto, situaba el escenario de la leyenda, en Ambracia, en el entorno del mar Jónico, siendo Arriano de la misma opinión. No obstante, a pesar de ello, en general los autores clásicos localizaban el mito de Gerion en el occidente de la Península Ibérica.

En conclusión, este mito griego y su localización en el área de Gadir, se debe a Estesicoro de Himera, que gracias a sus poemas y viajes por Grecia contribuyo enormemente  a la popularidad de este mito. Por el contrario, al parecer, el mito de Gerion en el entorno gaditano no tuvo gran aceptación entre la población fenicia de Gadir, ya que según las noticias, no aparece reflejado en las puertas del Herakleion gaditano, si bien no se trata de un mito fenicio .

Por otro lado la difusión de este mito y su ulterior localización en el sur de Hispania podría deberse a la riqueza ganadera de esta zona peninsular, sobre lo que Estrabon señalo;

“… de la abundancia de pastos y ganado deducen haberse formado la fabula de los ganados de Gerion…”
                                     
De el mito de la lucha entre Herakles y Gerion, por la pugna de su ganado de bueyes, se puede deducir, más allá de la visión mítica del mismo, como a las lejanas tierras de Tartessos, llego un valeroso caudillo colonizador, procedente del actual Líbano, gran navegante, conquistador y guerrero, que consiguió dominar por la fuerza a los pueblos indígenas de pastores. Según J. Malunquer, la representación de la lucha entre Gerion y Herakles, no es otra cosa  que el resultado del impacto cultural de dos pueblos, los indígenas de los ancestrales de los Tartesios, los ligures , por un lado ,y los ancestrales de los Fenicios, los tirsenos o cretenses, provenientes del extremo oriental del Mediterráneo, por otro.

Herakles era, por tanto, un caudillo que se enfrento al rey prototartesico  Gerion en el delta del Guadaiquivir, donde se localizaba la isla de Eritehia. Es posible que la referencia a los tres cuerpos de Gerion se refiera a una personificación de los tres brazos que forman el rio en el delta en su antigua desembocadura. Para otros autores los tres cuerpos del gigante vienen a referirse a tres ejércitos a cuya cabeza se encontraba cada uno de los hijos del rey Gerion. Podemos, pues, considerar el mito de Gerion como una alegoría de la derrota de tartesos a manos de los primeros fenicios que arribaron al sur peninsular.

3. El jardín de las Hespérides

Según la mitología griega, las Hespérides eran las sobrinas de Atlas, las cuales habitaban en la Mauritania, en la morada de uno de sus tíos. Las Hespérides eran siete, y estaban dedicadas al cultivo de un extraordinario jardín en cuyos arboles brotaban ricas manzanas de oro, que según se decía poseían el don de la inmortalidad, objeto de la codicia, no solo de los mortales, sino también de los dioses. A las puertas del jardín, y custodiando tan codiciado huerto, se hallaba un dragón de siete cabezas, el cual jamás dormía , estando siempre alerta  con el fin de hacer desistir a cualquiera que osara penetrar en dicho jardín. Fue Euristeo quien encomendó a Herakles, que se hiciera con tres de sus manzanas y las llevara ante él. Tan difícil empresa no hizo desistir al héroe, que consciente  del peligro que suponía, se apresuro a acudir a Atlas, rogándole que le prestara su ayuda y aletargara al dragón y así poder hacerse con tan anhelada fruta. Este accedió a las peticiones de Herakles, con la solemne condición de que mientras realizaba la misión encomendada, el propio Herakles soportara, sobre sus hombros, el peso de los cielos en sustitución suya.
 - Atlas-
Una vez que Atlas estuvo de regreso con las tres manzanas en su poder, este intento convencer a Herakles para que le dejara ser el mismo quien llevara las manzanas personalmente a Euristeo, eso sí, mientras el héroe continuaba sosteniendo por él la bóveda celeste. Herakles desconfiando de las intenciones  de Atlas, consiguió engañarle argumentando que accedía a su petición gustoso, pero que al no tener su fuerza y poder, debía construirse algo que le ayudara a  aliviarse el enorme  peso de los cielos, mientras el regresaba de su viaje. Así consiguió Herakles entregar de nuevo el peso celeste a Atlas, que engañado no dudo en sostenerlo, al tiempo que depositaba sobre el suelo las manzanas doradas, lo que aprovecho Herakles para hacerse con ellas y marcharse.

Finalmente los sagrados frutos, Herakles los regaló a Euristeo, Atlas y Minerva la cual las devolvió definitivamente al Jardín.
                              
En cuanto al lugar donde se hallaba este  mítico jardín son muy diversos los lugares propuestos, por ejemplo, para algunos autores estarían localizado en un bosque sagrado de Berenice, actual Benghazi, llamado primero Hesperís o Hespéride. Por su parte Plinio habla de  un Jardín de las Hespérides situado geográficamente en la región de Tingis, en Mauritania, en la zona  oriental de la costa septentrional africana. Apolonio de Rodas y Lucano (poeta romano del 39 d. c) creían que el jardín de las  Hespérides se hallaba en las proximidades del lago Tritón. Apolodoro habla de los pacíficos hiperbóreos, entre los que coloca a Atlas y a las Hespérides. No faltan los autores que establecen  definitivamente tan magnífico jardín en la antigua Mauritania, en Lixus. En esta dirección, Plinio dice a cerca de Lixus;

“….Hay también una malva arbórea en Mauritania, en el opidum de Lixus, sito sobre un estero, lugar donde antes, estuvieron, según se cuenta, los huertos de las Hespérides, a doscientos pasos del Océano, junto al templo de Hércules, que dicen es más antiguo que el gaditano…”

En relación a la interpretación de este mito, no podemos obviar las claras semejanzas que presenta con respecto al mito judeocristiano del jardín del Edén. Ambos presentan casi los mismos elementos simbólicos .Por un lado, en ambos existe ese concepto de fruta prohibida, representado por la manzana. Igualmente, en ambos existe la presencia  del símbolo de la bestia, la serpiente en uno, el dragón, en otro, que encarna el concepto de lo prohibido y de la inducción al pecado, mientras que las Hespérides hacen referencia al placer. Sin embargo, existe una clara diferencia con lo acaecido en la Biblia, y es que Herakles logra vencer al dragón, y por tanto al pecado y la provocación.
 -Mosaico donde se representa el tema mitologico del Jardin de las Esperides-
Al parecer fue también en Lixus donde tuvo lugar el mito del enfrentamiento entre Herakles y Anteo, ya que según los primeros textos que  hacen referencia a esta ciudad, obra de Plinio el Viejo, nos habla del Palacio de Anteo, el cual se situaba  justo al lado del jardín de las Hespérides. Anteo era nacido de Neptuno y la Tierra y tenía la virtud de medir cien pies de altura. Conocedor de su fuerza, obligaba a los viajeros a pelear con él con los que se enfrentaba en desigual combate y a los que vencía con tremenda facilidad .Además  se jactaba de haber prometido a Neptuno levantarle un templo tan solo con los cráneos de sus víctimas. En cierta ocasión Anteo reto a Herakles sucumbiendo a manos del héroe.

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